Después de la renuncia de Evo Morales, ahora exiliado en México, la senadora Jeanine Áñez asumió el 12 de noviembre la Presidencia interina de Bolivia. La sucesión no contó con acuerdo parlamentario aunque sí fue avalada por el Tribunal Constitucional.
Las movilizaciones principalmente urbanas contra Morales dejaron media docena de muertos y fueron sucedidas por manifestaciones en varias ciudades y regiones rurales contra el Gobierno de facto de Áñez. Los movimientos indígenas están compuestos en su mayoría por campesinos aymaras y son partidarios del exmandatario.