Cuando a una persona le preguntan qué partes de América Latina tienen un vínculo con el idioma francés, probablemente mencione correctamente a Haití, Guayana Francesa o las islas de Martinica y Guadalupe. Pero hay otras regiones que han tenido lazos históricos con Francia, su cultura y su idioma, ya sea por un pasado colonial o por influencia de la inmigración, el comercio y los negocios.
Quizás menos conocido, pero no por ello menos importante, sea el caso de Uruguay. En esta pequeña nación suramericana nacieron tres importantes escritores de la lengua francesa: Jules Supervielle, Isidore Ducasse —más conocido como el conde de Lautréamont— y Jules Laforgue.
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En Montevideo, de hecho, la lengua francesa era una de las más habladas, en parte por el prestigio de 'lingua franca' mundial que gozaba en la época, pero también por la comunidad francesa que allí habitaba. Es de este contexto que surgen los tres literatos francouruguayos.
Jules Laforgue, pionero del verso libre
En 1860, precisamente, nació en Montevideo Jules Laforgue, en una casa cercana a la puerta de la Ciudadela del centro urbano. Su padre, originalmente profesor, trabajaba para un banco con filial en Montevideo. Allí conoció a su esposa, hija de un comerciante normando llegado a Uruguay.
Del matrimonio entre estos dos expatriados nació el poeta, quien se definió en uno de sus versos como un "buen bretón nacido bajo los trópicos". Transcurrida parte de su niñez en la ciudad uruguaya, fue enviado a estudiar a Tarbes, en el sur de Francia. En ese país vivió hasta su muerte en 1887, con apenas 27 años.
"Desde la Eternidad me hallaba en el Silencio,
— Quiméric@ 🎗 (@JOSBAUSA) 14 de marzo de 2018
noche inconsciente de lo posible, Océano
de donde el Ser se eleva y el Instinto fecunda,
desde la Eternidad me encontraba en la nada.
De pronto —¿Por qué?— Nazco."
— Jules Laforgue, El sollozo de la tierra pic.twitter.com/BXlbCrwsgV
No se destacó especialmente en su paso por las aulas y no alcanzó a obtener su bachillerato, pero fue marcado por el fermental ambiente parisino de la segunda mitad del siglo XIX. Su sensación de extranjero tanto en Uruguay como en Francia fueron elementos que lo señaron profundamente. Aún así, se insertó en círculos como el club literario 'Les Hydropathes' de París.
Isidore Ducasse, el conde de Lautréamont
Un poco antes de Laforgue, en 1846 nació Isidore Ducasse, hijo de un diplomático francés destinado en un Montevideo golpeado por una guerra civil, fogoneada por la rivalidad de las potencias limítrofes, Argentina y Brasil. Huérfano de madre desde edad temprana, su crecimiento en esta realidad impactó en su carácter. Su relación con el Uruguay llevó a que manejara el español como su lengua materna.
Con 13 años, su padre lo envió a Francia a estudiar, también al Liceo Imperial de Tarbes. No se tienen muchos detalles sobre los años que siguieron a su etapa estudiantil, salvo por algún viaje a su ciudad natal. Su obra literaria consta de unos pocos títulos y poemas, quizás debido a su corta vida, que terminó a los 24 años también a consecuencia de la tuberculosis.
Hoy es aniversario de la muerte del escritor uruguayo que más influencia generó en la literatura mundial: Isidore Ducasse, el Conde de Lautréamont. Poco conocido en Uruguay, invisible en los programas de educación primaria y secundaria y con una pluma que sigue siendo filosa. pic.twitter.com/EFe2iQ5pUp
— Eduardo Delgado (@Edelgado73) 24 de noviembre de 2017
Ducasse utilizó el seudónimo de Conde de Lautréamont —posiblemente una referencia a Montevideo y Montmartre, sus dos tierras— y publicó 'Los cantos de Maldoror' en 1869, un libro que recoge seis cantos poéticos, polémicos en su momento por su tono provocador, macabro y blasfemo para las sensibilidades de la época, pues el protagonista es un antihéroe que lucha contra un Dios ridiculizado.
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Los cantos de Maldoror también encontraron su lugar en la cultura popular francesa, con menciones en canciones de Julien Clerc o Serge Gainsbourg, así como en películas, producciones televisivas y raps.
Jules Supervielle, el más reciente de los escritores francouruguayos
Un par de décadas después de Laforgue y casi tres después de Ducasse, en 1884 nació en Montevideo Jules Supervielle, también poeta. Con un pie en cada lado del Atlántico, el escritor fue el más longevo de sus coterráneos destacados en las letras francesas: vivió hasta el año 1960. Su tío, el francés Bernard Supervielle, había fundado un banco en Uruguay y su hermano llegó desde el departamento de los Pirineos Atlánticos para formar parte del negocio.

En Montevideo, Jules Supervielle (padre) conoció a su esposa —también francesa—, se casaron y tuvieron a su hijo. En un viaje a Francia en 1884 con el recién nacido, el matrimonio murió de cólera. Bernard debió ir a buscar al niño huérfano, que crió como su propio hijo en Montevideo.
Jules Supervielle 16 janvier 1884 —17 mai 1960 🎂
— sandy wozniak (@wozniak_sandy) 16 de enero de 2018
"J'aurai rêvé ma vie à l'instar des rivières
Vivant en même temps la source et l'océan
Sans pouvoir me fixer même un mince moment." #poesie #poète pic.twitter.com/k0FJW4xini
Luego de una infancia en la capital uruguaya, Jules emprendió el regreso a la patria de sus padres y se educó en París, sin perder jamás el contacto con la tierra que lo vio nacer y a la que volvió seguido. Allí conoció a su esposa, la uruguaya Pilar Saavedra. En los convulsionados años de la Segunda Guerra Mundial, encontró refugio en Montevideo.
La tradición de la poesía en ese idioma se vio condimentada en Supervielle con las vivencias adquiridas en Uruguay y las imágenes propias de las llanuras pampeanas. Además, incursionó en géneros como la ciencia ficción. En 1960, a la edad de 76 años, Supervielle murió en su apartamento parisino, donde se desempeñó también como agregado cultural de la embajada uruguaya.
Uruguay, el primer país 'francófono' de América del Sur
Aunque el idioma francés en Uruguay ya no forma parte de la enseñanza obligatoria como hasta hace un par de décadas, en 2013, Uruguay fue el primer país de América del Sur que ingresó como observador a la Organización Internacional de la Francofonía (OIF), una entidad de cooperación que nuclea a estados de lengua francesa o con fuertes vínculos con la comunidad francófona, ya sea de índole histórica, política o cultural.
Tras la adhesión de Uruguay a la OIF, también accedieron en la misma condición Costa Rica, México y Argentina. En las Américas, además de los territorios franceses de ultramar, son miembros plenos de la organización el Gobierno federal de Canadá, así como las provincias de Québec y Nuevo Brunswick; Haití; Domínica y Santa Lucía.
Le français est la 5e langue la plus parlée au monde, avec 274 millions de locuteurs #mon20mars https://t.co/GaeqQgxwaP pic.twitter.com/jfpZKJPP0K
— La Francophonie (@OIFfrancophonie) 20 de marzo de 2018
La OIF, conformada por 84 estados de todo el mundo, fue fundada el 20 de marzo de 2017. Por este motivo, la ONU celebra en esa fecha el Día de la Lengua Francesa, una de las seis (junto al inglés, español, chino, ruso y árabe) en las que se llevan a cabo los trabajos de sus distintas agencias.