Y a pesar de que el uso de este idioma sea tan extendido, se considera uno de los más difíciles de aprender del mundo. El Instituto del Servicio Exterior de EEUU estima que para llegar a hablar ruso, se necesitan al menos 1.000 horas de estudio por las "diferencias lingüísticas y culturales significativas" con respecto al inglés.
Lea más: Mil horas, lo mínimo que debes estudiar para hablar el idioma ruso

"El ruso se ha convertido para muchas personas en Cuba en algo que no solo es parte de nuestra vida sino de nuestra alma, por cuanto fue el instrumento para acceder a esa enigmática alma rusa de la que se suele hablar", dijo el especialista.
"Todo idioma es la forma de vehicular una visión de una realidad. No todas son ni iguales ni semejantes. Los idiomas las ven a su manera, de acuerdo a las peculiaridades de un grupo étnico. La realidad es objetiva y única para todos los seres humanos, pero la forma de percibirla siempre va a estar matizada por su idioma", comentó el traductor.
Algunas lenguas como el inglés responden a realidades "muy globalizadas", que "por diferentes medios más o menos uno las conoce en cualquier lugar del mundo". A criterio del entrevistado, no sucede lo mismo con el ruso.
Universidad rusa inaugura su primer centro de idioma en #Ecuador #Rusia https://t.co/uJAGmHJtqi pic.twitter.com/oOXbpT2i9l
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 24 de noviembre de 2016
"La realidad rusa no está tan globalizada. Si el intérprete o el traductor de ruso no está inmerso en las peculiaridades de la realidad de ese idioma que no ha sido jamás tan universalizada como la de otros, se ve obligado en ocasiones a enfrentar situaciones difíciles", comentó Bárcena.
Sputnik consultó a Bárcena sobre cuáles fueron los principales obstáculos que atravesó él como hispanohablante nativo al momento de enfrentarse por primera vez al idioma eslavo. El académico cubano rememoró su acercamiento al alfabeto cirílico, "la gran primera dificultad".
"Eso ya fue el primer problema de una cadena, que después se va engrosando con la entonación y la fonética propia de la lengua rusa, ya que hay una serie de sonidos que no existen en español", recordó el experto.
Lea más: Catedrática rusa: los rusos siguen siendo rusos también cuando hablan inglés
El español no se ha mantenido ajeno a los rusismos o sovietismos, palabras del idioma eslavo que se han incorporado a la lengua de Cervantes. Sputnik, cosmonauta, samovar o tundra son algunos ejemplos. Otros vocablos que a primera impresión suenan similares, luego resultan tener significados diametralmente distintos.
Bárcena puso como ejemplo la palabra 'utilización'. En ruso, la palabra 'utilisatsia', con la raíz latina y el sufijo eslavo, no hace referencia al uso, sino al reciclaje. Lo mismo sucede con "akselerat": si uno dice eso en Moscú, nadie pensará en un aumento de velocidad, sino en un niño precoz, que estudia contenidos más avanzados para su edad.
Lea más: ¡No es tan difícil! Aprende ruso gratis a través del fútbol
Y 'da', que se traduce como 'sí' en español, no siempre se trata de una afirmación. Por eso, en una conversación coloquial, un novato puede confundirse al escuchar cuando se usa como una partícula enfática. Incluso puede quedar perplejo si de respuesta un ruso le dice 'da niet'. 'Niet' es 'no', por lo que llevaría a pensar que el interlocutor enloqueció y responde las dos cosas. Pero al ser el 'da' enfático, en realidad está diciendo que 'no' a secas. Fácil, ¿no?
Lea más: Putin firma una iniciativa de apoyo estatal al idioma ruso en el exterior
"Para cualquier rusista, Pushkin es el creador de la versión más moderna de la lengua rusa, a partir de la cual uno comienza como estudiante a aproximarse a otras figuras como León Tolstói, Nikolái Gogol, Iván Bunin, o de otros creadores de la lengua tanto en prosa como en poesía del período soviético, como Vladimir Maiakovski", dijo con orgullo.
"Cuando yo empecé a estudiar ruso, una de las grandes alegrías nuestras era que a los pocos meses de haber empezado éramos capaces de hacer algunas recitaciones muy decorosas de fragmentos de Pushkin, la cúspide de ese idioma al que le hemos dedicado la vida", agregó.
Recientemente, en Cuba se inauguró la Cátedra Aleksandr Pushkin, impulsada por el instituto del mismo nombre, para incentivar el desarrollo del idioma ruso en América Latina. La misma fue establecida tras una reunión de rectores rusos y cubanos. Por este motivo, es de esperar que en los próximos años, las personas de la región miren hacia Cuba si quieren aprender o perfeccionar su dominio de la lengua eslava.