"Cuando los franceses utilizan un verbo en pasado o en futuro perfecto ['caminé' y 'habré caminado', respectivamente], tienden a hacer gestos más bruscos. Pero cuando utilizan formas verbales en imperfecto ['caminaba' y 'caminaré', respectivamente], sus gestos son más delicados" explica Alan Cienki, director del estudio y profesor de la Universidad Libre de Ámsterdam.
El investigador añade que al principio creían que con el ruso pasaba algo parecido "porque el idioma tiene infinitivos diferentes" dependiendo del tiempo que se quiera utilizar.
A continuación, los lingüistas cotejaron los datos de cada uno de esos idiomas con los otros dos, tras lo cual analizaron si coincidían entre sí o había diferencias de comportamiento y por qué.
"Así descubrimos que los nativos rusos gesticulan prácticamente igual independientemente de la forma verbal que utilizan: de forma brusca. Con el alemán también pasa algo parecido", apuntan.
El estudio también señala que quienes estudian un idioma extranjero acaban gesticulando igual que los nativos de la lengua que están estudiando. En el caso de los nativos de ruso, cuyos gestos son principalmente broncos, acaban gesticulando como los franceses cuando estudian francés y utilizan tiempos verbales en perfecto: con suavidad.
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Cienki y su equipo todavía no han logrado averiguar a qué se deben estas diferencias, pero sugieren que todo depende de la forma como el nativo ve el mundo, lo cual depende en gran medida de su cultura y de cómo se crea la percepción de los hechos en su mente, algo en que la gramática y el vocabulario de una lengua influyen considerablemente.