Para promocionar la temporada estival, el Instituto Brasileño de Turismo (Embratur) lanzó una particular campaña dirigida hacia la América Latina hispanohablante, de donde proviene la mayoría de visitantes. "Aquí se habla portuñol: en Brasil todo el mundo se entiende", afirma el eslogan de la iniciativa.
Además, Consuelo Dicaboa —una 'youtuber' hispanoablante popular en Brasil— enseña a hacerse entender mejor durante la estadía en las paradisíacas playas de Brasil. De esta manera, el Embratur pretende fidelizar a los turistas de Argentina, Paraguay, Chile, Uruguay, Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador, que constituyen el 55% de las 6.578.074 personas que llegaron de visita al país.
"A pesar de sentirse en casa por aquí, percibimos que la diferencia de idiomas es todavía una barrera, por eso es que tomamos como mote de la campaña el 'portuñol'. Con buen humor y teniendo en vista que el español y el portugués son lenguas hermanas con muchas semejanzas a pesar de todas las diferencias, esa barrera se puede superar fácilmente", describió en una nota de prensa el presidente del Embratur, Vinicius Lummertz.
Aunque hinchen por la selección de fútbol 'celeste' como cualquier otro compatriota, miles de personas en los departamentos fronterizos del norte de Uruguay no utilizan el español como lengua materna. En cambio, se comunican en portuñol, fronterizo o brasilero, idioma estudiado por los lingüistas con la denominación de 'Dialectos portugueses del Uruguay' (DPU).
Según explicó a Sputnik Graciela Barrios, profesora titular del Departamento de Psico y Sociolingüística de la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República, la presencia del portugués en el actual territorio uruguayo es consecuencia de los vaivenes políticos desde la época de la colonia, cuando España y Portugal se dividieron "la hegemonía y los derechos" sobre las tierras que conquistaron en el Nuevo Mundo.
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En esas épocas, la margen oriental del Río de la Plata era una zona escasamente habitada. Aprovechando este descuido de los españoles, los 'bandeirantes' provenientes de Brasil se fueron estableciendo en las nuevas tierras para agrandar el imperio. También llegaron hacendados, con sus familias y peones que respondían a la corona portuguesa.
Para contrarrestar este avance del enemigo, los españoles comenzaron a construir fuertes y fundar poblados —entre ellos, Montevideo, en 1724—. Esto llevó a que se consolidara el uso del castellano en sus zonas de influencia. Luego de la emancipación de España (1811), el territorio fue reconquistado en 1817 por las fuerzas portuguesas.
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"En 1877 se aprobó la Ley de Educación Común, que establece que en todas las escuelas del país la educación será obligatoria y se impartirá en lo que llaman el idioma nacional. Eso hace que en todo el territorio nacional todos los niños que van a la escuela sean alfabetizados en español, independientemente de la lengua que hablan en sus hogares", explicó Barrios.
En la zona de la frontera con Brasil, se planteó una situación de diglosia: al ser el español la lengua de prestigio, utilizada por la administración y la enseñanza, el portugués quedó relegado al ámbito hogareño y coloquial. Se volvió "una variedad oral, no estándar, no escrita y por lo tanto dialectal".
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"Con el transcurso del tiempo, como el español adquiere mucho prestigio, empieza a presionar al portugués hablado en el hogar. Esa presión hace que el portugués adquiera muchos rasgos del español, por ejemplo en el léxico y la fonética", indicó la lingüista.
Esto, dijo Barrios, "lo desacreditó aún más" ante los ojos de los puristas. El portugués, ya desprestigiado desde el punto de vista ideológico y político, ahora estaba "contaminado y mezclado". Todo esto llevó a que sus hablantes se sintieran "muy inseguros" al expresarse en esa variedad del idioma, a la que llamaban —como lo hacen hoy— 'brasilero'.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 15 de diciembre de 2016
"Desde el sur empezó a llamárselo despectivamente portuñol. Esa terminología fue avanzando con un sentido negativo. En los últimos tiempos esa misma palabra y ese mismo dialecto se ha reivindicado en buena parte", puntualizó la experta.
Al día de hoy, hay hogares donde se habla portugués pero los niños reciben su educación en español, aunque no son todos. Hay familias que utilizan el español en todos los ámbitos de su vida. Algunos estudios demuestran que "hay diferencias de nivel social y educativo".
"Está comprobado que el uso del portugués en el hogar es propio sobre todo de aquellos con menores recursos. Por eso, además, también está estigmatizado", dijo Barrios.
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En los últimos años, esta situación ha cambiado. Además de reapropiarse de un término anteriormente despectivo, hay movimientos de docentes, intelectuales y artistas que reivindican el uso de la lengua propia de la zona. Cantantes y poetas de la frontera han vuelto a plasmar sus obras en su dialecto.
"Consideran que el portuñol —con ese nombre en particular— es un símbolo de la identidad fronteriza. No es lo mismo hablar portugués o hablar español a decir 'soy de frontera, la frontera es una mezcla y por lo tanto el portuñol como mezcla me representa mejor'", afirmó la profesora.
La existencia de este dialecto de frontera desafía la imagen que se tiene de Uruguay como un país monolingüe. Lo mismo sucede en otros Estados latinoamericanos, donde hay lenguas originarias o comunidades que usan idiomas distintos del español.
La creencia de que los América Latina como una región monolingüe es consecuencia del proceso de creación los Estados nacionales en el siglo XIX. Para existir como tal, se consideraba que cada Estado debía tener "un territorio, fronteras delimitadas y una determinada organización política".
"Todo eso era más fácil si la población era toda parecida. La manera más fácil de alcanzarlo era ofrecer programas de educación en una sola lengua y que todos se entiendan al hablar. Entonces esa idea de 'un Estado, igual una nación, igual una lengua' viene de la creación de los Estados nacionales y se perpetúa", indicó Barrios.
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En este proceso, varios idiomas se han ido perdiendo. El Día Internacional de la Lengua Materna, establecido por la ONU el 21 de febrero de cada año desde 1999, busca generar conciencia de este proceso, y tiene como objetivo "preservar la diversidad lingüística y promover el plurilingüismo".
Según el organismo, defender los idiomas tiene "una función vital en el desarrollo", no solo por facilitar el diálogo intercultural y la cooperación, sino también en "la construcción de sociedades del conocimiento integradoras y la preservación del patrimonio cultural".