"Hay que frenar el ajuste del Gobierno": estudiantes toman las universidades de Argentina
"Hay que frenar el ajuste del Gobierno": estudiantes toman las universidades de Argentina
Sputnik Mundo
Más de 40 facultades han sido ocupadas por miles de alumnos en protesta por el veto del presidente de Argentina, Javier Milei, que frenó el aumento... 11.10.2024, Sputnik Mundo
"Si no reaccionamos, es probable que las universidades terminen al borde del cierre", dijo a Sputnik un dirigente estudiantil.Después de que el Congreso convalidó el veto del presidente Milei que frenó la actualización del giro de fondos, los gremios docentes emprendieron una huelga nacional en reclamo por la drástica caída del poder adquisitivo de sus salarios.Tan pronto se dio a conocer que la Cámara de Diputados no reunió los dos tercios necesarios para frenar el decreto firmado por Milei, el Sindical de Universidades Nacionales anunció el paro general. Simultáneamente, alumnos de las casas de estudios superiores decidieron protagonizar la resistencia al veto ocupando los edificios y desplegando clases públicas que comenzaron a extenderse por todo el país.El "estudiantazo" derivó en la ocupación de más de 40 facultades y el establecimiento de una vigilia en decenas de establecimientos educativos. Desde la Universidad de Buenos Aires (UBA), la más importante del país, hasta la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (en el extremo sur) o la Universidad Nacional de Jujuy (al norte, en el límite con Bolivia) el reclamo fue transversal y devino en una protesta masiva que aún está en desarrollo."Sin salarios dignos, la universidad no funciona", rezan las consignas impresas en carteles. El reclamo estudiantil es en solidaridad con los docentes, que denuncian que su poder adquisitivo se derrumbó un 40% en términos reales desde diciembre último, al calor del ajuste fiscal desplegado por el Gobierno en pos del ordenamiento de las cuentas públicas.En ese marco, la expectativa de alumnos y profesores está puesta en el potencial apoyo que puedan lograr por parte de sindicatos agrupados en la Confederación General del Trabajo (CGT). El antecedente es claro: cuando estudiantes y gremios aunaron fuerzas para salir a protestar contra el ajuste en abril de este año, el Gobierno se vio forzado a ceder incrementando el presupuesto destinado a los gastos de funcionamiento de las universidades.Un grito desde las aulas"Hay que frenar el ajuste del Gobierno. Si no reaccionamos, es probable que las universidades terminen al borde del cierre, porque la situación presupuestaria es insostenible", dijo a Sputnik Florencia Sarmiento, presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de San Martín, en la provincia de Buenos Aires (centro).El reclamo es, sobre todo, federal. Pablo del Pópolo es consejero de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario, en la provincia de Santa Fe (centro). En diálogo con Sputnik, el estudiante denunció: "Estamos reaccionando porque el ajuste empieza a repercutir en la deserción académica, ya que hay estudiantes que no pueden pagar el boleto de transporte para poder ir a la universidad"."Casi el 50% de los docentes de nuestra facultad trabajan ad honorem. Si no ponemos un límite ahora, quizás lleguemos a un punto de no retorno. Los estudiantes tenemos que organizarnos y reclamar que la universidad pública, gratuita y de calidad siga siendo un orgullo que posibilita la movilidad social ascendente de todos los argentinos", exclamó Del Pópolo.La presión sobre los sindicatosPor más fuerza que reúnan los Centros de Estudiantes de todo el país, su reclamo corre riesgo de naufragar. Por eso, dicen sus representantes, apuestan a cosechar un apoyo fundamental, tanto por su peso simbólico como por el callejero: el de la Confederación General del Trabajo, máxima central gremial argentina."Obviamente, los trabajadores vamos a acompañar a los compañeros docentes y también estudiantes en su reclamo legítimo. Lo hicimos antes y lo volveremos a hacer: si hay que salir a las calles, allí estaremos", dijo a Sputnik Omar Plaini, secretario general del gremio de Canillitas y dirigente de la CGT.La posibilidad de la confluencia entre sindicatos y alumnos universitarios despierta esperanzas entre los manifestantes. En Argentina, la alianza entre ambos sectores tiene un antecedente insoslayable: el denominado "Cordobazo" de 1969, cuando miles de personas salieron a protestar contra el aumento del boleto estudiantil."Tenemos un vínculo muy fuerte con los sindicatos docentes, pero necesitamos el apoyo de todos los trabajadores para que nuestra voz sea más escuchada. Esperamos que nos acompañen en esta lucha que es colectiva", apuntó Del Pópolo.
Más de 40 facultades han sido ocupadas por miles de alumnos en protesta por el veto del presidente de Argentina, Javier Milei, que frenó el aumento presupuestario, el cual fue recientemente refrendado en el Congreso. Además, los centros de estudiantes preparan protestas y esperan el respaldo del sector sindical.
"Si no reaccionamos, es probable que las universidades terminen al borde del cierre", dijo a Sputnik un dirigente estudiantil.
Después de que el Congreso convalidó el veto del presidente Milei que frenó la actualización del giro de fondos, los gremios docentes emprendieron una huelga nacional en reclamo por la drástica caída del poder adquisitivo de sus salarios.
Tan pronto se dio a conocer que la Cámara de Diputados no reunió los dos tercios necesarios para frenar el decreto firmado por Milei, el Sindical de Universidades Nacionales anunció el paro general. Simultáneamente, alumnos de las casas de estudios superiores decidieron protagonizar la resistencia al veto ocupando los edificios y desplegando clases públicas que comenzaron a extenderse por todo el país.
El "estudiantazo" derivó en la ocupación de más de 40 facultades y el establecimiento de una vigilia en decenas de establecimientos educativos. Desde la Universidad de Buenos Aires (UBA), la más importante del país, hasta la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (en el extremo sur) o la Universidad Nacional de Jujuy (al norte, en el límite con Bolivia) el reclamo fue transversal y devino en una protesta masiva que aún está en desarrollo.
"Sin salarios dignos, la universidad no funciona", rezan las consignas impresas en carteles. El reclamo estudiantil es en solidaridad con los docentes, que denuncian que su poder adquisitivo se derrumbó un 40% en términos reales desde diciembre último, al calor del ajuste fiscal desplegado por el Gobierno en pos del ordenamiento de las cuentas públicas.
En ese marco, la expectativa de alumnos y profesores está puesta en el potencial apoyo que puedan lograr por parte de sindicatos agrupados en la Confederación General del Trabajo (CGT). El antecedente es claro: cuando estudiantes y gremios aunaron fuerzas para salir a protestar contra el ajuste en abril de este año, el Gobierno se vio forzado a ceder incrementando el presupuesto destinado a los gastos de funcionamiento de las universidades.
Un grito desde las aulas
"Hay que frenar el ajuste del Gobierno. Si no reaccionamos, es probable que las universidades terminen al borde del cierre, porque la situación presupuestaria es insostenible", dijo a Sputnik Florencia Sarmiento, presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de San Martín, en la provincia de Buenos Aires (centro).
"El martes (8 de octubre) resolvimos pasar la noche en la facultad. Nos fuimos el miércoles (9 de octubre) esperanzados con que el Congreso le pusiera un freno al ajuste, pero ahora debemos volver para reforzar el reclamo. El camino es por ahí, tenemos que profundizar la solidaridad con los docentes, y necesitamos el acompañamiento de toda la sociedad", remarcó la dirigente estudiantil.
El reclamo es, sobre todo, federal. Pablo del Pópolo es consejero de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario, en la provincia de Santa Fe (centro). En diálogo con Sputnik, el estudiante denunció: "Estamos reaccionando porque el ajuste empieza a repercutir en la deserción académica, ya que hay estudiantes que no pueden pagar el boleto de transporte para poder ir a la universidad".
"Casi el 50% de los docentes de nuestra facultad trabajan ad honorem. Si no ponemos un límite ahora, quizás lleguemos a un punto de no retorno. Los estudiantes tenemos que organizarnos y reclamar que la universidad pública, gratuita y de calidad siga siendo un orgullo que posibilita la movilidad social ascendente de todos los argentinos", exclamó Del Pópolo.
La presión sobre los sindicatos
Por más fuerza que reúnan los Centros de Estudiantes de todo el país, su reclamo corre riesgo de naufragar. Por eso, dicen sus representantes, apuestan a cosechar un apoyo fundamental, tanto por su peso simbólico como por el callejero: el de la Confederación General del Trabajo, máxima central gremial argentina.
"Obviamente, los trabajadores vamos a acompañar a los compañeros docentes y también estudiantes en su reclamo legítimo. Lo hicimos antes y lo volveremos a hacer: si hay que salir a las calles, allí estaremos", dijo a Sputnik Omar Plaini, secretario general del gremio de Canillitas y dirigente de la CGT.
La posibilidad de la confluencia entre sindicatos y alumnos universitarios despierta esperanzas entre los manifestantes. En Argentina, la alianza entre ambos sectores tiene un antecedente insoslayable: el denominado "Cordobazo" de 1969, cuando miles de personas salieron a protestar contra el aumento del boleto estudiantil.
"Tenemos un vínculo muy fuerte con los sindicatos docentes, pero necesitamos el apoyo de todos los trabajadores para que nuestra voz sea más escuchada. Esperamos que nos acompañen en esta lucha que es colectiva", apuntó Del Pópolo.
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