—2020 ha sido un año que nos ha hecho vivir cosas impensables. En España se comenzó el año con la constitución del primer Gobierno de coalición en la historia democrática de este país, en más de 40 años. Luego fue sacudido muy fuerte por la pandemia de coronavirus, como en otros países, pero aquí se sintió muy fuerte, y también huyó o se fue del país, dependiendo de cómo lo digan o quién lo diga, el rey Juan Carlos. ¿Cómo va a quedar España cuando pase este 2020? ¿Qué España va a quedar?
—Decía John Reed que hay siglos que parecen días y hay días que parecen siglos por la cantidad de cosas que ocurren. Siempre, todos los problemas en España, parece que se agravan porque como arrastramos heridas, como yo digo, heridas del pasado. La herida colonial que nos lleva a seguir pensando con esa lógica imperial y por eso esa mala relación con América Latina, tan arrogante, tan soberbia, o con África; y al mismo tiempo tan disciplinada con Europa. Una herida territorial, siempre tenemos esa concepción complicada de España como un estado plurinacional. Una herida social, por eso España tiene tantas dificultades.
Y una herida ciudadana propia de un país que ha estado muy marcado por la monarquía, que controlaba el Ejército, y por la Iglesia. Y por tanto, como si no tenemos bastante con la COVID-19, pues viene toda la crisis de la monarquía que, siempre es una constante en nuestro país, que coincide con las crisis sociales, fuera con Carlos IV en el siglo XIX, con Isabel II, con Alfonso XIII o ahora con Juan Carlos I, siempre coincide con momentos cuando la sociedad está queriendo reivindicar un nuevo espacio siempre democratizador y hay una contrarevolución que es lo que estamos también viviendo ahora con el comportamiento del Partido Popular, de Vox y Ciudadanos, que en el fondo no admiten un Gobierno de coalición, que están aprovechando la COVID-19 para intentar tumbar al Gobierno, que le dan cobertura a la huida del rey Juan Carlos, que no quieren cuestionar la monarquía como el tapón que impide el desagüe de todas las cosas que seguimos acumulando desde la Transición y que hacen que en España siempre los problemas que sufre Europa siempre tengan un plus añadido, pues, que genera problemas añadidos.
—Hablando de la constitución de este primer Gobierno de coalición. Se sabía que no iba a ser fácil. Desde el primer día, el Partido Popular y Vox lo calificaron como un Gobierno ilegítimo y pedían su dimisión. Pablo Casado, que es el presidente del Partido Popular dijo así: "Es el Ejecutivo más radical de nuestra historia democrática con comunistas, asesores de dictadores bananeros y separatistas". Pablo Iglesias no se quedó atrás y dijo que el Gobierno de coalición tendría muchos enemigos. Aseguró que "tendrá en contra a poderes económicos y financieros con sus brazos mediáticos preparados para combatir. Habrá quizás algaradas callejeras y, puede que también, algunos togados que pongan por delante su ideología reaccionaria respecto al derecho". ¿Qué se está jugando España?
—Ojalá España fuera una república bananera porque por lo menos sería una república porque ahora, muchas veces es un reino bananero, que es peor. Es verdad que España en el año 75, en noviembre, se acostó franquista y se levantó al día siguiente demócrata. Arrastramos muchos problemas mal resueltos.
Ya no es que puedan tener unas líneas editoriales diferentes, sino que directamente están mintiendo en las portadas y están, incluso, alimentando respuestas como las del Partido Popular en la Comunidad de Madrid que son claramente ilegales e inconstitucionales, como cuando esta semana pasada en el diario El Mundo sale la presidenta de la Comunidad de Madrid diciendo que van a parar al Gobierno con ayuda de la monarquía, de los jueces; si los jueces y la monarquía no están para tumbar un Gobierno legítimo. Son cosas preocupantes que demuestran una constante en la historia de España y es que cuando gobierna la izquierda, la derecha no lo asume y pone en marcha golpes de Estado, lo hizo en 1936 contra el Gobierno de la Segunda República, con ayuda de Hitler y de Mussolini, tumbaron al Gobierno constitucional y pusieron una dictadura que duró 40 años y 40 de convalecencia.
Lo hicieron después, en 1981. El golpe de estado de Tejero fue un golpe contra el desarrollo democrático que venía con ese impulso de una ciudadanía que, si bien Franco murió en cama, esa ciudadanía logró que muriera en la calle.
—¿Crees que estamos en ese momento ahora en España?, ¿se está jugando la democracia en España?, ¿está en marcha un golpe de estado para derrocar al Gobierno de coalición?
—Lleva bastante tiempo. Es decir, cuando ha habido contra Podemos 14 querellas. Todas, ciertamente después tumbadas en los ámbitos judiciales.
España no es que tenga la justicia abducida por la extrema derecha pero sí que hay miembros de la extrema derecha, sobre todo en la cúpula de la gestión judicial. Ahora mismo tenemos un Consejo General del Poder Judicial, que es el órgano de gobierno de los jueces, que lleva dos años caducado porque constitucionalmente tiene una duración de cinco años.
Es preocupante porque, como bien planteabas, tanto el Partido Popular y Vox consideran que este Gobierno es ilegítimo, una cosa que nunca se oirá respecto al Gobierno de Andalucía, de Madrid o de Galicia, que son Gobiernos de la derecha y que nunca reciben el calificativo de ilegítimos por parte de la izquierda.
—Otro de los actores principales es Vox, la tercera fuerza política en el Congreso de los Diputados. Se piensa, al menos fuera de España, que quienes le apoyan son parte de una oligarquía, pero no. No es una oligarquía, también hay gente de clase media, media baja que les apoya. ¿Por qué?, ¿por qué Vox ha logrado tanto apoyo?, ¿en qué se ha fallado la izquierda, el progresismo, los demócratas para que ellos ganen tanto terreno?
— Llevamos desde los tiempos del fascismo preguntándonos ¿por qué las víctimas votan a sus verdugos? Es una gran reflexión de la Escuela de Frankfurt, de Wilheim, Adorno, Paulo Freire le dio muchas vueltas, y hoy Guattari, sin yo compararme con esos grandes, he intentado también explicarme esto y tiene su lógica.
El capitalismo en crisis siempre tiene una respuesta en forma de fascismo en alguna de sus vertientes. El fascismo financiero hoy en día, que no genera menos exclusión y violencia estructural que el fascismo clásico de los años 30, tiene un brazo armado siempre que se verifica en los momentos donde la calle tiene que resolver parte de las diferencias.
Apoyaron en su momento a Ciudadanos, apoyan siempre al Partido Popular y, luego, le dan mucha presencia en esa confrontación heredada de EEUU, del trumpismo y de lo que hizo Steve Bannon en Breitbart y en Fox News para trasladar, de alguna manera, un ruido, un jaleo constante donde parezca que todos los políticos son iguales. Es una de las estrategias de este tipo de comportamientos.
—¿Cuál es el destino que le ves a Vox en España? Porque vemos que, en Europa, Salvini va perdiendo peso, en Austria también hubo un descalabro de la extrema derecha en las elecciones municipales, Amanecer Dorado fue declarado organización criminal ¿Qué destino tiene Vox?
—Había un profesor que cuando nos explicaba a Nietzsche en clases y aquella frase de 'Así habló Zaratustra' de "Dios ha muerto, Dios ha muerto", él nos decía "Dios es más peligroso muerto que vivo porque vivo, por lo menos, se le ve venir".
Entonces, cuidado con dar por muerta a la extrema derecha porque la extrema derecha es consustancial a la crisis del capitalismo.
Por eso es muy importante, sobre todo, incrementar la consciencia y que la gente se de cuenta, por ejemplo, con la COVID-19, creo que hay una idea difusa todavía de que nos ha salvado o lo que nos puede salvar son la sanidad pública, el Estado, cuidándonos, poniendo freno a los intereses de las empresas que solo quieren mantener, como ocurrió en Bérgamo, en Italia, las empresas abiertas, aunque generen muerte. Esa consciencia de que nos han cuidado las enfermeras, las doctoras, el sector sanitario, la gente que estaba reponiendo, esa consciencia tiene que cuajar todavía en políticas públicas, eso todavía está pendiente.
Es decir, que las crisis pueden ser utilizadas, como explicó Noami Klein, para aprovechar el shock, para terminar la gran tarea que tiene la derecha desde el año 45 cuando fue derrotada en la Segunda Guerra Mundial, que es desmantelar todo el Estado social y regresar, de alguna manera, a la etapa previa, desregularizada, donde prácticamente el trabajo era más de obra esclava. Y esa es la gran pelea y que, si no contraponemos una correlación de fuerzas suficiente, con consciencia, con organización, las inercias que arrastramos del modelo neoliberal pueden triunfar. Eso forma parte de la pelea.
—En el peor momento de la pandemia vimos cómo la OTAN se quedó de brazos cruzados ante el pedido de ayuda que hacía España y vimos cómo China fue el país que ofreció su colaboración en el caso español, y cómo en Italia llegaron los rusos, ahí sí llegaron los rusos, llegó Cuba, llegó también China para colaborar y salir de esta emergencia sanitaria. ¿Cómo crees que va a quedar la correlación de fuerzas después de la pandemia?
—Estados Unidos es un hegemón herido, y como decíamos de las crisis económicas, genera animales heridos de muerte que dan zarpazos.
España tiene que dejar de hacer ese seguidismo donde EEUU da las órdenes de con quién puedes relacionarte y con quién no. Por lo tanto, creo que, en este cambio geopolítico, España no puede dejar de mirar también al continente europeo en su continuidad que llega a Rusia y llega a China.
—Y con la cancillería de España porque el Gobierno español reconoció a Guaidó, después echó un paso un poco al lado, pero la Cancillería española todavía es la que más apoya al Gobierno de Guaidó. ¿Cómo ves tú la situación en Venezuela y qué debería hacer la Unión Europea para realmente colaborar, si es que se puede llamar así, para solucionar la situación?
—Yo recuerdo que le preguntaba a un taxista en Caracas ¿y usted qué cree que va a pasar después de Guaidó? Y él dice: "después de Guaidó, guaitrés". Con esa sorna que tienen los caraqueños. España creo que se equivocó.
Me parece muy desafortunado plantear el retraso de las elecciones porque la Constitución establece que tiene que ser en diciembre, entonces ¿quién es la comunidad internacional para decirle a un país no respetes tu Constitución porque no nos viene bien?