El presidente Pedro Sánchez insiste en su llamado a todos los actores políticos, sociales y económicos de España para trabajar juntos en un pacto que permita la reconstrucción del país una vez se supere la pandemia del coronavirus.
"Sí estamos dispuestos a hablar, pero mientras Sánchez no cese al vicepresidente Iglesias, que representa una amenaza para la unidad y convivencia, y mientras no pague a los españoles a los que les impide trabajar, solo nos dirigiremos a este Gobierno a través de la tribuna del Congreso, y lo haremos para exigir su dimisión inmediata", ha dicho Santiago Abascal.
El líder del Partido Popular, Pablo Casado, secunda a Vox y reitera que el actual Gobierno de España no merece su apoyo porque, a su juicio, se trata de una puesta en escena.
"¿Cuánto ha durado la máscara, la careta de que usted quiere pactar con la oposición para eludir sus responsabilidades y confinarse en La Moncloa? Usted pide lealtad para su persona y pide unidad para su Gobierno hipertrofiado ¿cree que los españoles somos sus vasallos?, le ha respondido Casado a Sánchez desde el Congreso de los Diputados.
Pero la ciudadanía parece estar alejada de estos discursos confrontativos, tal como lo revelan los datos de la reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Según este sondeo realizado entre el 30 de marzo al 7 de abril de 2020, un 87% de los españoles considera que es el momento de apoyar al Gobierno y dejar las críticas para más adelante.
Para Roy Cobby, politólogo y analista internacional de la Universidad de Bath (Inglaterra), la falta de propuestas y la politización que la oposición española está haciendo de esta emergencia sanitaria podría ser un cálculo arriesgado.
Abascal y Casado se defienden y dicen que su oposición al Gobierno es para defender a los españoles
Sánchez quiere que participemos en un teatro de guiñoles del que no conoce ni el guion, ni los personajes. Lo que busca es culparnos de sus errores para cuando caiga el telón. A él solo le importa el poder, a nosotros, los españoles. Esa es la verdadera distancia que nos separa. pic.twitter.com/QqDS6sHOHg
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) April 15, 2020
Quaresima alerta que el objetivo sería otro.
"Buscan que la crisis económica que se acerca, como consecuencia de la pandemia, pueda ser un trampolín o una alfombra roja para que Casado y Vox puedan llegar al poder. Eso dice mucho de la capacidad de visión de Estado que puede tener la derecha española. Pero además, más que atacar a Sánchez, la derecha quieren hundir a Unidas Podemos, al vicepresidente Pablo Iglesias y alimentar las tensiones internas, que es normal que existan en un Gobierno de coalición".
Aznar en escena
Vox y el Partido Popular acusan al Gobierno de ocultar cifras de personas fallecidas, de no entregar material sanitario, de no hacer suficientes test del COVID-19, de no querer bajar los impuestos, de no decretar un luto nacional por los más de 18.000 fallecidos y de no llamarles para consultarles decisiones de Estado.
"No tiene sentido hablar de pactos si el Gobierno pretende adoptar medidas estructurales y permanentes como la renta mínima al margen de la negociación con la oposición. Si Sánchez plantea los pactos como una forma de apuntalar su fórmula de gobierno con Podemos y los demás acompañantes, simplemente fracasará", sostiene Aznar.
Desde el Gobierno han dejado claro que la coalición PSOE-Unidas Podemos "no es una moneda de cambio".
Efecto bandera
En otros países europeos, como Portugal, Reino Unido e incluso Italia, la oposición ha decidido aparcar sus diferencias y remar en la misma dirección que el Gobierno.
El analista Roy Cobby explica cómo el Partido Laborista se ha convertido en un ejemplo de colaboración con el Gobierno de Boris Johnson, a pesar de sus marcadas diferencias.
"Lo primero que hizo el Partido Laboral fue enviar una carta al Primer ministro, Boris Johnson, para ponerse a su disposición. Después, cuando el Primer ministro entró en cuidados intensivos, el Partido Laborista manifestó su disposición a colaborar. Ahora, que ya está mejorando la salud de Johnson, la línea principal está siendo pedir transparencia en el calendario de medidas. Esto es que el Gobierno comunique cuál es su plan de salida, porque es cierto que ha habido un poco de improvisación, pero vamos, en comparación con el contexto español, la oposición está siendo bastante constructiva y calmada".
En 1977 un pacto entre todos los partidos políticos permitió a España superar una complicada situación financiera. 43 años después, cuando se prevé que el panorama económico pueda ser el más grave que se viva desde el final de la Guerra Civil, un nuevo pacto se pone sobre la mesa y la sociedad observa expectante. Está en juego el futuro del país.
"Si tienen la oportunidad de estar en la mesa deberían ser constructivos. Pero yo creo que el principal problema del Partido Popular es que todavía no han sido capaces de entender cómo su particular visión de la economía ha incentivado esta crisis. Hasta que el PP no sea consciente de que los recortes y su gestión ha minado la capacidad de nuestro sistema sanitario, no van a poder ser constructivos. Deberían darse cuenta que esto es una cuestión de Estado y a la larga tampoco a ellos les beneficia sentar este precedente en el que se deslegitima de tal manera a un Gobierno que, al fin y al cabo, tiene un apoyo parlamentario y ha sido elegido en las urnas", concluye Cobby.