Vox está siempre en el ojo del huracán. Desde la esfera política le acusan de ser un partido de extrema derecha que pone en riesgo la estabilidad del Estado. Desde las organizaciones sociales le acusan de tener un pensamiento retrógrado que amenaza con revertir las conquistas sociales.
¿Qué es Vox?, ¿a quiénes representan?, ¿cómo lograron tanto auge político electoral en tan poco tiempo?, ¿qué buscan? Estas y otras interrogantes, responde a Sputnik la psicóloga social y analista política, Lorena Freitez.
—En diciembre de 2018, Vox irrumpió en el escenario político español obteniendo 12 escaños en el Parlamento andaluz. Desde entonces se ha convertido en todo un foco de grandes controversias. Vox significa en latín voz. ¿Vox es la voz de quién?
Hay dos grandes hipótesis. La primera es una que viene de la izquierda, que plantea que Vox representa a las élites y a los sectores más conservadores del Partido Popular.
Vox ha logrado resignificar el concepto de élites y plantea que hoy las élites en España son los grupos políticos que se han enquistado en el poder y que el pueblo, que es representado por ellos, son aquellos ciudadanos que se reivindican como españoles y se sienten orgullosos de serlo. Este discurso, que tiene como objetivo conectar con las clases populares, les permitió robarle 300.000 votos al PSOE en las últimas elecciones generales del 10 de noviembre de 2019.
—Nos hablas de la hipótesis de la izquierda sobre quién es Vox y de cómo se venden ellos, pero ¿quiénes son en realidad?
Si te pones a escarbar encuentras dos elementos: uno, es que no son la oligarquía nacional. Sus dirigentes no son grandes propietarios de medios de producción ni tienen grandes fortunas, pero están muy vinculados a importantes empresas nacionales e internacionales y sus principales alianzas son con fondos de inversión internacional, ligados a los fondos buitre más salvajes del sistema financiero internacional. En 2019, Iván Espinosa de los Monteros se reunió en Londres con fondos de inversión y con directivos de Goldman Sachs, para buscar financiamiento. Goldman Sachs, hay que recordar, es el gran fondo financiero internacional que tuvo un papel clave en la crisis económica de 2008 y el que le compró, a muy bajos precios, más de 2.000 viviendas públicas a la entonces alcaldesa de Madrid, dirigente del PP, que es de un sector de donde viene Abascal.
—Pero, tal vez, a un español nacionalista partidario de Vox no le importe mucho esos vínculos de sus dirigentes con fondos buitre.
Es que el aspecto más contradictorio de toda su identidad política es que se venden ante los españoles como la única fuerza patriótica que defiende los intereses nacionales, sin embargo, cuando salen de España se quitan la bandera y se sientan con fondos internacionales que no tributan en España y que más bien han sacado provecho de la última crisis económica con la compra de viviendas, con inversiones favorables para ellos y no para los intereses de los españoles.
—Pese a esas contradicciones, ellos han logrado crecer mucho en apenas un año y medio. Hasta hace un año y medio no eran nada y ahora son la tercera fuerza política de España. ¿A qué se debe?
Yo creo que a pesar de estas contradicciones que te señalo, el discurso de Vox es un discurso eficaz porque toda su retórica está cargada de elementos muy significativos para las clases populares españolas. En un contexto global como el actual, donde hay una crisis del sistema económico neoliberal y la democracia no está dando respuestas a una clase trabajadora que viene de pasar una crisis y no terminan de ver una recuperación en sus familias, el que les invita a volver a la situación que se vivía antes de la crisis, puede resultar un discurso ganador, y eso es lo que está haciendo Vox.
Por otro lado, las fuerzas progresistas, que nacieron para asumir esta bandera, y que, si bien hoy han llegado al gobierno y han empezado a hacer modificaciones, todavía tiene algunos techos para llegar a las clases populares. Como dijo Stuart Hall analizando el tatcherismo, donde la izquierda deja flancos abiertos, la derecha avanza. El avance de Vox está indicando a las fuerzas progresistas, no solo de España, sino del mundo, que las fuerzas progresistas necesitan desarrollar un discurso y una política obrera del siglo XXI.
—El discurso de Vox también tiene una fuerte carga emocional y de confrontación directa contra feministas, a quienes llama 'feminazis', contra los que defienden el aborto porque se dicen llamar provida, contra los migrantes. ¿qué futuro le ves a Vox?
Los proyectos radicales han avanzado lo suficiente para tener nichos electorales leales, sin embargo, esto no es suficiente. Vox tiene un techo de 52 diputados, pero para ir a más, no solo para liderar el bloque de la derecha, sino también para ser gobierno, Vox sabe que tiene que irse al centro. Por eso vimos recientemente a Abascal en la televisión pública española con un discurso dirigido a los votantes del PSOE, con un importante giro social que tiene como objetivo entrar en otros caladeros de votos para tener mayores avances electorales.
—El líder de Vox, Santiago Abascal, se acaba de reunir con Luis Almagro, Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, quien es señalado de ser el promotor del golpe de Estado en Bolivia al decir que hubo fraude, cuando ya diversas investigaciones han demostrado que no. En esa reunión, Abascal y Almagro hablaron de la necesidad de luchar contra la izquierda en el mundo ¿qué lectura hiciste a este encuentro?
Vox viene de una corriente de pensamiento que entiende que España solo fue grande y logró la unidad nacional cuando colonizó América. Ellos tienen el concepto de la Iberosfera como un paradigma para priorizar las alianzas con América Latina y volver a posarse y volver a tener un lugar importante en términos culturales y políticos en América Latina.
—¿Es un retroceso o un progreso la irrupción de partidos como Vox?
Vox es el resultado de la crisis política y económica que se ha vivido en los últimos tiempos. Es la consecuencia de que los proyectos políticos existentes no hayan terminado de dar respuesta no solo material, sino de horizonte político, a la sociedad española. La tensión populista de Vox está provocando un proceso de movilización y de recomposición de la izquierda, la obliga a moverse, a repensarse, a planificar movimientos para los próximos años y para las próximas contiendas electorales. Si bien Vox es el signo de la irresolución de los conflictos políticos, sociales y económicos de España, es un acicate para que la izquierda se piense, se revise y recomponga sus estrategias no para responder a Vox, sino para responder a las clases sociales a las que Vox está llegando.