Sin embargo, el chileno fundador del Grupo de Puebla advirtió que "América Latina está en un momento complicado en productividad, crecimiento, justicia social, estabilidad democrática y fortalecimiento institucional. No hay buenas noticias, hay esperanzas que es distinto", indicó respecto a lo ocurrido en Argentina con "la elección de un Gobierno progresista" a cargo de Alberto Fernández.
El nuevo mandatario argentino fue, junto con Enríquez-Ominami, uno de los fundadores del Grupo de Puebla, que tuvo su reunión constitutiva en dicha ciudad mexicana el 12 de julio de 2019. La segunda fue en noviembre de ese mismo año en Buenos Aires, ya con Fernández como presidente electo.
Para 2020, el político chileno anunció que seguirán con los encuentros, que son tres previstos hasta el momento: en Chile, Colombia y Brasil. "La idea es pensar y articular al progresismo, no para alimentar la paranoia de ultraderecha que ven al Grupo de Puebla como los promotores de la protestas en Hong Kong, en Haití, en todos lados", explicó.
Bolivia en la mira de todos
El pasado 30 de diciembre, mientras la presidenta de facto boliviana, Jeanine Áñez, comunicaba la expulsión de diplomáticos mexicanos y españoles, el Grupo de Puebla difundió un nuevo alerta por la situación en el país suramericano.
El 27 de diciembre una delegación española concurrió a la sede mexicana en La Paz para acompañar la situación de exintegrantes del derrocado Gobierno de Evo Morales, alojados allí en calidad de asilados. Concurrieron también cuatro agentes de seguridad que, para no ser fotografiados, se cubrieron los rostros mientras esperaban afuera.
Entonces se difundió desde Bolivia la versión oficial del Ejecutivo acerca de que un grupo comando planeaba el rescate de los políticos bolivianos, lo cual fue tajantemente desmentido desde Madrid. Como medida espejo, España también expulsó a diplomáticos de Bolivia de su territorio.
"Me alegro que hace varios meses España haya girado. Lo hizo recibiendo a Alberto Fernández como candidato electo no como presidente, y luego ya con Bolivia con la medida espejo", indicó Enríquez-Ominami.
"Tienen a 300.000 españoles en Venezuela. Cuando tienen un problema, a quién llaman, ¿a Guaidó? No, llaman a Nicolás Maduro", indicó.
Mirada interior
Consultado sobre los propósitos del Grupo de Puebla, además de posicionarse en los temas coyunturales, destacó que también se busca sacar conclusiones y aprendizajes del paso de los gobiernos progresistas por la región.
Concretamente se refirió a los modelos de desarrollo tradicionales que imperan en los países de la región, cuyas economías se basan en la exportación de materia prima sin valor agregado.
"Y eso es un problema también del progresismo, porque no es que hayamos gobernado dos años, fueron más de 14 en algunos países. Entonces no somos totalmente inocentes respecto a estos modelos de desarrollo de las materias primas. Alguna responsabilidad tenemos", completó.