"Lo predominante es una gran tensión de fuerzas sin perspectiva de resolución en el corto plazo; lo cierto es que hay una tensión permanente de cambio en los signos políticos (...) No se podría decir que hay un curso definido hacia la izquierda o derecha, son situaciones cambiantes que tiene como dato principal una nueva movilización de masas", dijo a Sputnik el argentino Atilio Borón, doctor en ciencia política de la Universidad de Harvard.
En los últimos años, el mapa político sudamericano cambió de forma radical, tras una década larga de gobiernos catalogados como "progresistas" en Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela y en cierto modo Chile.
Desde 2015 asumieron gobiernos de centroderecha o derecha en Argentina (Mauricio Macri), Chile (Sebastián Piñera), Colombia (Iván Duque) y Brasil (Jair Bolsonaro), mientras en Ecuador, el presidente Lenín Moreno se distanció de las posturas de izquierda de su predecesor Rafael Correa (2007-2017).
En 2019 hubo elecciones presidenciales en Argentina y Uruguay, que también determinaron cambios de signo político en sus respectivos gobiernos.
En Argentina ganó una coalición opositora de centroizquierda y predominantemente peronista liderada por Alberto Fernández, poniendo fin al intento reeleccionista de Macri.
En Uruguay ocurrió exactamente lo contrario: el gobernante Frente Amplio (centroizquierda) perdió las elecciones y tendrá que entregar el 1 de marzo el mando al triunfador de los comicios, Luis Lacalle Pou, quien se impuso en segunda vuelta con una coalición de partidos de centroderecha y derecha.
El cambio más dramático se registró en Bolivia, donde el presidente Evo Morales (2006-2019) se vio obligado a renunciar acorralado por manifestaciones que denunciaban fraude electoral y presionado por los militares.
Paz y Miño dijo a Sputnik que el mapa ideológico muestra una "hegemonía de gobiernos conservadores".
"Lo que ha ocurrido en Uruguay implica un triunfo conservador que no contrarresta lo que ha sucedido en Argentina y en México; de tal manera, que el progresismo es un espacio más bien cercado por la hegemonía que tienen los gobiernos conservadores y por las políticas americanistas que procuran evitar y liquidar a los gobiernos de izquierda", reflexionó.
¿Confusión ideológica?
Borón afirmó que existe "confusión ideológica" de la sociedad y de los políticos pues no hay "definiciones" claras respecto de la "crisis económica" que sufre la región y por eso se cambia de forma brusca de gobiernos.
"A diferencia de otros períodos históricos, no hay un cuerpo teórico, político, programático, que articule la masa y proponga un rumbo cierto, por lo que hay una inestabilidad permanente", agregó.
Además, se observa una ausencia de partidos, programas y concepciones filosóficas que confieran "certezas y estabilidad" a las sociedades, advirtió.
Sin embargo, Paz y Miño consideró que no existe una confusión ideológica, sino que la causa de estos cambios bruscos se debe a que existe una "verdadera internacional de gobiernos de derecha para auspiciar y favorecer candidaturas".
"Además, desde EEUU hay una estrategia continental para evitar el surgimiento de gobiernos progresistas", sostuvo.
Progresismo e izquierda
Borón y Paz y Miño coincidieron en que el progresismo enfrenta un futuro complicado.
El politólogo ecuatoriano afirmó que los gobiernos de derecha "persiguen" a los líderes de izquierda para "acabar con el socialismo del siglo XXI".
Por su parte, Borón consideró que el progresismo "no pudo ni podrá sostenerse en términos históricos" porque no da una respuesta "verdadera" a la crisis.
"Ante la incapacidad que tiene de dar una respuesta profunda y determinante a la crisis del sistema capitalista, las masas, si no se desmoralizan, pueden inclusive movilizarse en contra de esos movimientos; eso pasó en Bolivia", alegó.
El símbolo "más claro de esa impotencia histórica" del progresismo es Uruguay, según Borón, donde el Frente Amplio se mantuvo 15 años en el Gobierno, con un respaldo importante de la sociedad y con valores mucho más altos de organización que el resto de la región, pero no pudo conquistar y mantener el apoyo de las mayorías, explicó.
Respecto de la izquierda, Borón consideró que le espera una recomposición "muy profunda" desde lo teórico, ideológico, conceptual y organizativo para que el "mundo no quede en manos del fascismo".
Por tanto, América Latina está ante un "momento crucial" de reconfiguración de fuerzas, y la izquierda debe aprovechar la "crisis ideológica" que existe a nivel mundial, afirmó el analista.
En Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador estallaron este año masivas protestas contra los gobiernos e incluso en algunos de esos países las fuerzas policiales y militares salieron a las calles para frenar las manifestaciones, con un resultado de decenas de muertos y cientos de heridos.