"Jeito —una forma especial de arreglar algo— es otra palabra del portugués que no tiene traducción", dijo a Sputnik la traductora Maia Bez. De hecho, en Uruguay la palabra se ha integrado al vocabulario local, "pero es una adaptación", observa Bez.
En una clase puede ser común encontrar a estudiantes que parecen prestar atención, pero que en realidad están en 'boketto'. La palabra japonesa significa el acto de mirar hacia la nada.
Los hispanohablantes más sensibles no podrán explicar en una sola palabra las ganas que tienen de pellizcar algo muy tierno, como los cachetes de un bebé. Los filipinos sí: 'gigil'.
¿Cuánto de agua cabe en dos manos juntas? Los árabes tienen la respuesta en una palabra que no se refiere a números: 'gufra'.
En alemán hay una palabra para la ganancia de peso que una persona puede llegar a sufrir tras comer mucho por estar triste: 'kummerspeck'.
Y en Italia se dice que una persona exageradamente bronceada con lámparas UV está 'lampadata'.
El tan indeseado 'spam' aparece en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) como 'correo basura', si bien ya está bastante difundido su original en inglés.
Así que no te enojes si recibes tanto 'spam' que te lleve al punto de 'zhaghzhagh'. Es decir, rechinar los dientes de rabia en persa.
El ruso no podía faltar de esta lista, con palabras como 'nastroienie' (estado de ánimo o disposición) 'pogoda' (condiciones climatológicas) o 'bespredel', que resume lo que en español tendríamos que explicar como un desorden provocado por falta de control.