Desde marzo de 2011 Siria sufre un sangriento conflicto armado en el que las fuerzas leales al Gobierno de Bashar Asad se enfrentan a varios cientos de grupos armados, que a su vez combaten entre sí.
Otro de los participantes del prolongado conflicto es la llamada oposición moderada, cuya principal fuerza es el Ejército Libre Sirio.
Por otro lado, una de las fuerzas locales con mayor capacidad combativa son las autodefensas kurdas, que inicialmente estuvieron vinculadas al Ejército Libre Sirio, pero luego decidieron actuar por su cuenta.
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El 30 de septiembre de 2015 el entonces jefe de la administración del Kremlin, Serguéi Ivanov, informó que el presidente de Siria, Bashar Asad, solicitó a Rusia ayuda militar, tras lo cual el presidente Vladímir Putin presentó al Consejo de la Federación (Senado ruso) una propuesta de decreto para autorizar el uso de las Fuerzas Amadas de Rusia en el extranjero. La propuesta fue aprobada por unanimidad.
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Se anunció que el objetivo de la operación era el apoyo aéreo del Ejército sirio en su lucha contra Daesh.
En correspondencia con la decisión del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Rusia, Vladímir Putin, los aviones de la Fuerza Aeroespacial de Rusia iniciaron ese mismo día la operación, que consistía en ataques puntuales contra objetivos de los terroristas de Daesh en Siria.
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Con el fin de coordinar la lucha contra este grupo yihadista, Rusia, Irak, Irán y Siria crearon en Bagdad un centro de información cuya tarea radica en la recopilación, procesamiento, síntesis y análisis de los datos sobre la situación en la región, además de distribuir la información y transmitirla de modo operativo a los correspondientes Estados Mayores.
Los militares que participan en la operación están emplazados en la base aérea Hmeymim, en la zona de Latakia.
Esta base aérea cuenta con abastecimiento técnico-material totalmente ruso.
La vigilancia y defensa de la base corre a cargo de un batallón táctico reforzado de infantería de marina.
Además, un grupo naval ruso emplazado en el mar Mediterráneo garantiza la defensa antiaérea de la base, así como el traslado de los recursos materiales.
El 7 de octubre del mismo año, la Armada de Rusia por primera vez participó de modo activo en la contienda, luego de que los buques lanzamisiles Tatarstan y Dagestan y las corbetas Grad Sviyazhsk y Veliki Ustiug lanzasen 26 misiles de crucero Kalibr desde el mar del Caspio contra 11 objetivos y los destruyesen todos.
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El 17 de noviembre, por primera vez desde el comienzo de la operación, se utilizó la aviación estratégica rusa, aviones Tu-160, Tu-95MS y Tu-22M3, que llevaron a cabo un ataque de envergadura con bombas y misiles contra las posiciones de los terroristas en Siria.
Este hecho marcó un hito histórico para las Fuerzas Armadas de Rusia, puesto que hasta ese día los bombarderos estratégicos jamás habían participado en acciones bélicas, recibiendo así su bautizo de fuego en los cielos de Siria.
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El 20 de noviembre el ministro de Defensa, general de Ejército Serguéi Shoigú, informó que el grupo aéreo se incrementó a 69 aviones.
En ese momento el grupo naval estaba compuesto por diez buques, seis de los cuales se hallaban en el mar Mediterráneo.
El ataque dañó gravemente las relaciones entre Rusia y Turquía durante varios meses.
La reacción inmediata del Ministerio de Defensa de Rusia radicó en el emplazamiento de sistemas de defensa antiaérea S-400 en Siria, además de cubrir con cazas todas las operaciones con aviones de asalto.
El 8 de diciembre Rusia también por primera vez utilizó misiles de crucero Kalibr de emplazamiento submarino, lanzados por el sumergible Rostov na Donu y que destruyeron todos los objetivos.
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Posteriormente la táctica cambió, dedicándose especial atención a cortar las fuentes de financiamiento de los radicales y atacando las instalaciones de extracción, procesamiento y transporte de petróleo de la organización terrorista.
Los aviones de combate rusos abrieron una temporada de caza contra las cisternas móviles con derivados del petróleo.
Bajo los embates de la aviación rusa los extremistas comenzaron la retirada, al perder gran parte de sus armas y equipamiento en la línea de combate contra el Ejército sirio.
Por otro lado, la operación militar rusa en Siria obligó a la oposición a iniciar las conversaciones de paz con las autoridades sirias con el fin de alcanzar una solución política; estas conversaciones comenzaron el 29 de enero de 2016 en Ginebra, en correspondencia con la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El 22 de febrero Rusia y EEUU anunciaron un acuerdo sobre el cese al fuego en Siria entre las fuerzas gubernamentales y la oposición armada.
El armisticio entró en vigor oficialmente en la noche del 26 de febrero y no se extendía a los grupos terroristas Daesh, Frente al Nusra y otras formaciones declaradas terroristas por la ONU.
Entre septiembre de 2015 y marzo de 2016 la aviación rusa llevó a cabo más de 9.000 vuelos de combate durante los cuales se eliminaron miles de terroristas y se destruyeron 209 instalaciones de extracción y procesamiento de petróleo.
Con ayuda de la aviación rusa el Ejército sirio liberó 400 poblados y más de 10.000 kilómetros cuadrados de territorio.
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Al retirar el grueso de su grupo aéreo de Siria, Rusia no rompió los compromisos asumidos de suministro de armas y equipos al Gobierno sirio, así como de preparación de especialistas militares, y mantuvo el trabajo de la base aérea de Hmeymim y el punto de abastecimiento técnico militar de la Armada Rusa en el puerto de Tartus.
El primero de ellos fue el referente al cese al fuego entre el Gobierno sirio y la oposición armada en territorio sirio, el segundo, un complejo de medidas encaminadas a controlar el régimen de cese al fuego, y el tercero, una declaración de intención de comenzar los diálogos de paz.
Esta firma fue posible gracias a las conversaciones sostenidas a lo largo de dos meses entre el Ministerio de Defensa ruso con los líderes de la oposición armada y el Gobierno de Siria con mediación de Turquía.
En la medianoche del 30 de diciembre de 2016 entró en vigor el régimen de cese al fuego en todo el territorio de Siria, con Rusia, Turquía e Irán en condición de garantes del armisticio.
A principios de 2017 el grupo militar ruso en Siria comenzó a reducirse paulatinamente.
El 18 de enero de 2017 Rusia y Siria firmaron un acuerdo de ampliación y modernización del centro de abastecimiento de la Armada de Rusia en Tartus, y un protocolo que definía las condiciones de emplazamiento de los aviones de la Fuerza Aeroespacial rusa en la república árabe.
El documento contempla un plazo de 49 años y después se prorrogará automáticamente cada 25 años, previendo que en este puerto pueden hallarse hasta 11 buques de guerra rusos, incluidos navíos con propulsión nuclear siempre y cuando se vele por la seguridad nuclear y ecológica.
Entre los objetivos aniquilados se cuentan 8.332 comandancias, 17.194 fortificaciones, 53.707 grupos de extremistas, 907 bases de entrenamiento, 6.769 almacenes de armas y municiones, 212 yacimientos de petróleo, 184 fábricas de procesamiento de crudo, 132 estaciones de bombeo y cisternas, además de 9.328 instalaciones de otro tipo.
Para esa fecha, los terroristas habían sido expulsados de más del 87% del territorio sirio.
Además, las organizaciones terroristas se vieron privadas de los beneficios financieros derivados de la venta ilegal de hidrocarburos.
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A principios de septiembre las fuerzas gubernamentales rompieron el cerco en torno a la ciudad de Deir Ezzor, bloqueada durante tres años, hecho que significó una de las mayores victorias durante toda la contienda.
El 24 del mismo mes el ministro de Defensa ruso, general de Ejército Serguéi Shoigú, informó que los combatientes de Daesh retenían menos de un 5% del territorio sirio.
El titular ruso señaló que durante dos años la aviación rusa destruyó 948 campamentos de entrenamiento, 66 fábricas y talleres para la fabricación de municiones, así como 1.500 equipos de combate de los terroristas.
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Shoigú añadió que desde el inicio de la operación de la Fuerza Aeroespacial Rusa retornaron a sus hogares 1,12 millones de personas, de las cuales 660.000 lo hicieron durante el 2017, y añadió que gracias al trabajo del Centro ruso de Reconciliación 2.500 poblados se sumaron al proceso de paz.
El 7 de noviembre el jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, Valeri Guerásimov, declaró que durante la operación los militares rusos probaron prácticamente todos los nuevos modelos de armas y lograron aplicar el principio de "un objetivo — una bomba".
El 9 de noviembre el Ejército sirio declaró que recuperó el control de la ciudad siria de Abu Kamal, eliminando el último bastión de Daesh.
Entre el 16 y el 18 de noviembre aviones de Fuerza Aeroespacial Rusa bombardearon tres objetivos del grupo terrorista en esta ciudad.
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Un importante papel en esta lucha lo asumen las Tropas Especiales, que cumplen misiones para erradicar a líderes terroristas, destruir objetivos de importancia crítica del enemigo y corregir los ataques de la aviación.
La comandancia del Ejército sirio recibe una ayuda significativa por parte de los asesores militares rusos, que participan en la planificación de las operaciones militares y en la preparación de las unidades para los combates.
En todo el territorio sirio se creó un sistema único integrado de defensa antiaérea, garantizándose una conexión informativa y técnica entre los medios de exploración del espacio aéreo rusos y sirios.
El grupo antiaéreo ubicado en el aeródromo Hmeymim incluye un batallón del radares, una batería antiaérea Pántsir-S y sistemas de misiles antiaéreos S-400, y es capaz de batir todos los objetivos aéreos en un radio de 400 kilómetros a alturas de 35 kilómetros.
Los militares rusos tuvieron la posibilidad de compaginar por primera vez en Siria el uso de los componentes aéreo y naval en un solo ataque, confirmando la capacidad de la Armada rusa de realizar ataques de alta complejidad.
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En el marco de la operación se probaron en combate más de 200 tipos de armas que mostraron su alta efectividad, y se dedicó especial atención a los nuevos modelos, con el fin de detectar y eliminar las posibles deficiencias.
En Siria trabaja el Centro ruso para la Reconciliación, gracias a sus esfuerzos gran cantidad de poblados se sumaron al proceso de paz en la nación árabe y continúan las conversaciones para unir al armisticio a grupos de la oposición armada en diversas provincias del país.
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