Las bombas de alta precisión utilizan para apuntar a los objetivos el sistema de navegación Glonass, mientras que los misiles son dirigidos con maestría por operadores o sistemas de puntería.
Un arma utilizada para los golpes puntuales contra los terroristas es la bomba aérea dirigida (corregible) KAB, que cuenta con dos variantes, la KAB-250 y la KAB-500.
La KAB-250 corrige la ubicación de su objetivo después de desprenderse del ala del avión gracias al satélite Glonass. Además, recibe las coordenadas procedentes del avión. De tal modo, la exactitud de impacto es de más-menos dos metros, independientemente de las condiciones climáticas y la estación. Esto permite eliminar con exactitud las infraestructuras de los militantes y evitar las pérdidas entre la población civil.
La bomba se proyectó concretamente para armar el caza de quinta generación T-50 PAK FA, para ser usado dentro de la escotilla de armas internas, lo cual explica la forma alargada característica de este proyectil.
La KAB-250 puede ser utilizada por otros aviones modernos rusos, tales como el bombardero Su-34, que las lanza sobre los objetivos del EI desde alturas de 5.000 metros.
La bomba corregible KAB-500S (con corrección vía Glonass) permite a cualquier hora del día o la noche y en cualquier condición meteorológica cumplir misiones de destrucción de una amplia diversidad de objetivos.
El precio estimado de una bomba KAB-500S es de 3 millones de rublos (48.150 dólares).
En Siria también se utilizan los misiles de alta precisión de la clase aire-tierra Kh-25 y Kh-29, con sistema de mira láser.
En cuanto se realiza el lanzamiento, el piloto apunta al objetivo con una mira láser sin que el avión detenga su maniobra.
Estos misiles son capaces de impactar los objetivos con una exactitud de más-menos un metro.
Los bombarderos Su-24 y Su-25 también utilizan bombas no dirigibles. Los sistemas de puntería inteligente permiten a los pilotos lanzar bombas con una exactitud total.
Los centros de mando del EI generalmente se encuentran en búnkeres subterráneos de muchos niveles, construidos de hormigón armado. Para su destrucción es necesaria la bomba asesina de búnkeres, la BETAB-500.
Cuando la bomba BETAB-500, impulsada por un motor de misil, atraviesa las defensas del objetivo y estalla, no queda una piedra intacta de la estructura subterránea.
La bomba de fragmentación OFAB-250 también fue probada bajo las alas de los Sukhoi ubicados en la base aérea de Hmeymim en Siria. Este proyectil se utiliza para destruir los objetivos desprotegidos, tales como campos de entrenamiento de los terroristas y almacenes de armas.