"Como propietaria del hostal La K`sona es obvio que tendremos afectaciones económicas, pero estoy convencida de que más sufrirán los ciudadanos estadounidenses que ya son huéspedes habituales y disfrutan de nuestros servicios", afirmó a esta agencia de noticias Carmen Palmero.
La dueña del inmueble sito en la calle 11 número 109 entre D y E del barrio de Lawton, en el municipio habanero de 10 de Octubre, informó que en 2016 recibió a unos 100 turistas mayoritariamente de Europa y solo algunos estadounidenses.
Antes de despedir a Sputnik ante la fachada de la casona blanca que armoniza con el verde de su vegetación tropical, la mujer de piel negra lamentó que por motivos políticos los gobernantes estadounidenses atenten contra la economía de emprendedores privados cubanos que buscan la prosperidad de su familia y sus trabajadores, y también restrinjan las libertades de sus conciudadanos.
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En la intersección de las calles 21 y O, en El Vedado, a la entrada del Hotel Nacional, Yuri Gallardo, propietario de un automóvil fabricado en Estados Unidos hace 64 años, también expresó su indignación por las nuevas medidas aplicadas por Washington para limitar las relaciones con La Habana.
"Soy chofer de un Ford Victoria de 1953, que gusta mucho a los norteamericanos que se alojan en esta instalación insignia de la hotelería cubana, y cada día transporto entre 10 y 20 viajeros estadounidenses, quienes disfrutan recorrer la ciudad en un carro de la época de sus abuelos", explicó el taxista particular.
Gallardo insistió en que en su vehículo como en toda Cuba los visitantes estadounidenses y de cualquier parte del mundo encuentran absoluta seguridad y la hospitalidad característica de los cubanos.
"Se trata en realidad de un problema político porque existen muchos países con índices de delincuencia y violencia muy superiores a los de Cuba, y sin embargo a esos Washington no les pone restricciones", reflexionó.
Gallardo opinó que los millones de norteamericanos que ya conocen las bondades del turismo cubano serán al final quienes obligarán a eliminar las limitaciones a su libertad de escoger dónde ir y cómo gastar su dinero.
El recorrido de Sputnik por varias zonas de La Habana concluyó en la cafetería Mirandas, ubicada en la Avenida de los Presidentes (calle G) entre 17 y 19, en El Vedado, cuya propietaria es una mestiza joven que se identificó como Regla Díaz.
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De verbo fácil, Díaz opinó que nuevamente los políticos estadounidenses en su obsesión de atacar a la Revolución Cubana ignoraron las necesidades e intereses de la población.
"Tanto que hablan y proclaman que aquí el pueblo está oprimido, y la realidad es que quienes nos oprimen con estas restricciones y con el bloqueo económico, comercial y financiero son los gobernantes norteamericanos porque nosotros dependemos sobre todo del turismo", destacó.
Díaz confesó que su negocio se siente afectado porque las ventas han decrecido con la disminución de la llegada de turistas estadounidenses después del cambio de política anunciado por Trump el 16 de junio último en Miami.
Funcionarios de la entidad federal confirmaron, así mismo, que se publicará una nota de Alerta de Viajes en la cual se recomendará a los ciudadanos estadounidenses que eviten visitar la mayor de las Antillas, aun cuando los informes de afectaciones de salud solo hablan de miembros del servicio exterior.
Estas medidas salen a la luz 72 horas después de que la isla caribeña instara a Estados Unidos a no politizar un asunto de esta naturaleza y a que no se tomaran decisiones apresuradas y sin sustento en evidencias y resultados investigativos concluyentes.
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Argumentando motivos de seguridad, según las fuentes del Departamento de Estado, el viernes se emitió la orden de salida del personal que no se considera de emergencia en la sede diplomática en la capital de Cuba, al igual que sus familiares.
Todas estas acciones en detrimento de las relaciones bilaterales se emprendieron pese a que los funcionarios gubernamentales norteamericanos admitieron que ambas partes continúan sus respectivas investigaciones sobre el particular y que las autoridades cubanas se esforzaron para investigar lo sucedido y cooperaron para facilitar las pesquisas de Estados Unidos.