En su artículo para el medio serbio Pecat, el autor apunta que muchos expertos están convencidos de que Rusia podría haber utilizado su sistema de defensa antiaérea S-400 para proteger Shairat de los Tomahawks estadounidenses.
"En las guerras del siglo XXI cada vez más se aprecia el armamento de alta tecnología, capaz de neutralizar la técnica enemiga de manera no violenta", detalla Bilbija.
No obstante, prosigue el autor, para repeler un ataque a gran escala con misiles, que "implicaría el comienzo de un conflicto internacional", Moscú ya está terminando la fabricación de su novedoso sistema S-500.
En lugar de alabar la destrucción de varios aviones obsoletos en la base siria, "Trump redirigió su ira, de Bashar Asad a otro "oponente fuerte", Corea del Norte, profundiza el autor.
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Con el pretexto del programa nuclear de Pyongyang, Washington ordenó desplegar en la región el sistema THAAD antimisiles que supuestamente debe proteger las bases militares surcoreanas de un posible ataque nuclear de Kim Jong-un.
"Resultó que otro elemento del sistema de defensa antimisiles de EEUU, junto con un potente radar, fue instalado en la frontera de Rusia y China", expresa Bilbija.
Según los informes sobre el ataque con misiles sobre la base aérea de Shairat, varios de los Tomahawks "simplemente cayeron al suelo sin ningún tipo de rastro visible de impacto producido por los sistemas de defensa aérea".
Así nació la suposición de que la mayoría de los misiles sufrió la interferencia de una "fuerza invisible", la cual apagó todos los sistemas de orientación de los blancos e "hizo aterrizar las armas".
"Era lógico que empezaran a hablar sobre los medios rusos de guerra electrónica", detalla el experto.
La esencia de estas tecnologías se mantiene en secreto, pero en los últimos años han surgido numerosos informes sobre el sistema polivalente de contramedidas electrónicas Jibiny, capaz de 'cegar' las armas de la OTAN, incluidos los satélites espaciales, en un radio de hasta 300 kilómetros.
Según Bilbija, es probable que los rusos ya lo hayan utilizado desde aviones de ataque supersónicos Su-24, contra el destructor estadounidense Donald Cook, suprimiendo el "orgullo de la industria militar de EEUU", el sistema de defensa antimisiles Aegis.
Con el fin de superar las interferencias generadas por el sistema ruso Jibiny, los expertos de la OTAN tendrían que hacer grandes esfuerzos para que sus sistemas de comunicación por radio funcionen bajo tales condiciones, e incluso recurrir a la duplicación de la señal y otras medidas especiales.
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Además del despliegue del sistema Jibiny en Siria, también se conoce que los rusos enviaron al país árabe dos aviones de reconocimiento electrónico Il-20 y el sistema de guerra electrónica Krasuja-4, que genera interferencias en el funcionamiento de los medios de reconocimiento de la Alianza, incluidos los satélites Lacrosse y Onyx, además de los sistemas AWACS y Sentinel.
No obstante, según el autor, lo más probable es que "contra los Tomahawks estadounidenses fuera utilizado el novedoso sistema de guerra electrónica Richag-AV, que es una estación para la creación de interferencias activas. Puede instalarse en los helicópteros Mi-8, así como en varios tipos de vehículos blindados y barcos pequeños.
Richag-AV dispone de su propia base de datos sobre numerosas instalaciones militares, incluidos los sistemas de guerra. También es capaz de complementar de manera independiente esta base, llevar a cabo el análisis de las armas enemigas y seleccionar automáticamente el modo de reducción de las emisiones de radio para neutralizar el objetivo.
Prometeo y el don de 'fuego'
"Sin embargo, para hacer frente a todo tipo de misiles se necesita una 'fuerza dura' que se complemente y se combine con los sistemas de guerra electrónica y antielectrónica", expresa Bilbija.
De acuerdo con el autor, el país eslavo ya ha empezado el entrenamiento de los especialistas militares que manejarán este sistema cuando se integre en las FFAA de Rusia.
El desarrollo del sistema móvil S-500 Prometei se inició en 2004, los trabajos de construcción en 2008 y en 2009 fueron llevadas a cabo las pruebas de los misiles de súper largo alcance.
"La peculiaridad del S-500 consiste en que está compuesto de dos sistemas, cada uno de los cuales tiene sus propios misiles, tareas y maquinaria", subraya.
No obstante, apunta, los expertos occidentales han demostrado en más de una ocasión su escepticismo acerca de las capacidades bélicas del Prometei ruso, indicando que todavía es bastante temprano para sacar conclusiones sobre su rendimiento.
Moscú afirma que para resolver los problemas de defensa antiaérea y antimisiles, el S-500 utiliza varios tipos de misiles además de diferentes estaciones de radar con una antena en fase activa.
Además, los ingenieros rusos desarrollaron especialmente para el Prometei tres tipos de nuevos misiles. El más potente de ellos —40N6M— está destinado para interceptar objetivos aerodinámicos, sobre todo aviones de guerra y misiles de crucero. Su alcance es de 600 kilómetros, que es tres veces superior al del sistema THAAD estadounidense. La altitud máxima de vuelo alcanza los 100 kilómetros.
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Otros dos misiles —77N6-N y 77N6-N1— están destinados para interceptar misiles balísticos de medio alcance además de misiles balísticos intercontinentales en la fase final del vuelo. No obstante, también podrán destruir las ojivas que vuelan independientemente tras su separación del cuerpo del misil.
"Lo más importante aquí es que el S-500 es capaz de interceptar incluso aquellos objetivos que se mueven a una velocidad de hasta 7.000 metros por segundo, o más de 25.000 kilómetros por hora", profundiza el autor.
De esta manera, "Rusia tiene ganas de producir sistemas que podrían neutralizar los misiles de crucero supersónicos más avanzados, incluidos aquellos que está desarrollando", detalla Bilbija.
A pesar de que "ningún país en el mundo dispone de los recursos suficientes para armar a todas sus FFAA con este tipo de sistemas", Rusia ya "ha dado algunos pasos significativos en esta dirección, superando a EEUU en algunos segmentos".
"Al parecer, no se trata solo de una carrera de armamentos, sino de una lucha por el dominio tecnológico total, que el mundo nunca había visto antes", destaca.
Por el momento se desconoce la mayoría de los detalles del S-500. Según varias fuentes abiertas, el sistema puede detectar y analizar la trayectoria de vuelo de misiles balísticos a una distancia de 2.000 kilómetros. El alcance de detección de objetivos aerodinámicos, aviones y misiles de crucero (subsónicos, supersónicos e hipersónicos) alcanza 800 kilómetros.
Aunque no existen datos sobre el número máximo de los objetivos que puede perseguir de manera simultánea, es cierto que el S-500 supera a su predecesor S-400 en este aspecto. De esta manera, el sistema es capaz de seguir más de 20 objetivos y abrir fuego contra más de 10 a la vez.
"Hay que multiplicar estas cifras por ocho, lo que corresponde al número de las máquinas de combate integradas en el sistema, controlado desde un centro de mando", explica el periodista.
Otra novedad importante del S-500 consiste en la aplicación de los sistemas de comunicación de sexta generación, que excluyen la probabilidad de intercepción de radio y no son sensibles a las interferencias externas.
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Además, el Prometei cuenta con su propio sistema de guerra electrónica, ubicado en enormes plataformas móviles, que permite neutralizar de manera eficaz los misiles antirradar enemigos.
A juicio de Bilbija, la filosofía de los ingenieros rusos recuerda a un conjunto de matrioshkas: los que quieran atacar y romper la defensa, verán que "toda acción tiene una reacción".
Así, el S-500 será la muñeca más grande, que albergará en su interior a los sistemas más pequeños como el S-400, el S-300, el Pantsir-S y varios medios de guerra electrónica.
"Juntos, con el apoyo de los aviones de quinta generación y una amplia gama de nuevos misiles de crucero e intercontinentales, son capaces de romper el sistema antimisiles estadounidense y hacer que un enemigo potencial se olvide de la posibilidad de un ataque", profundiza.
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El autor afirma que esto "no es ninguna paranoia", ya que en los años 90, cuando Moscú comenzó a desarmarse unilateralmente y retiró sus tropas para apaciguar a los 'amigos', Occidente continuó rodeando a Rusia y restringiéndola económicamente y geográficamente.
"Rusia pasó más de una década sufriendo, pero la política de amenazas, chantaje, humillación y falta de respeto por parte de Occidente contribuyó a la llegada de Vladímir Putin al Kremlin. Y con él, del S-500…", concluye Bilbija.
El presidente de Rusia ha reiterado en repetidas ocasiones que su país no representa una amenaza para nadie. Su único objetivo es defender a su pueblo y a su país.