"Muy pronto esperamos recibir los primeros sistemas de misiles antiaéreos S-500", anunció recientemente Víctor Gumenni, el jefe de la defensa antiaérea de las Fuerzas Aeroespaciales rusas.
La primera unidad de los S-500 será desplegada en las afueras de Moscú para proteger la capital rusa y las regiones centrales del país.
Las características técnicas del complejo le permiten detectar y atacar simultáneamente hasta diez ojivas, separadas de los misiles balísticos, que vuelen a una velocidad de hasta 7 kilómetros por segundo, lo que equivale a 25.000 kilómetros por hora.
Igual que todos los sistemas antiaéreos móviles, el S-500 será capaz de trasladarse y utilizar una red de radares para garantizar la precisión a grandes distancias.
Mientras tanto, los militares rusos ya están ensayando con los S-350 Vitiaz, que complementarán los sistemas existentes Buk, S-300, S-400 y S-500, señaló Majumdar.
"Los primeros lanzamientos del S-350 fueron exitosos, el sistema ha mostrado sus características", comentó Gumenni.
Los S-350 utilizan los mismos interceptores de destrucción por impacto guiados por radar activo que el complejo ruso S-400, y pueden abatir blancos a una distancia de 120 kilómetros y a una altura de 30 kilómetros. Es capaz de atacar 16 blancos de manera simultánea y hasta 32 blancos en total.
Rusia busca crear un sistema integrado de defensa antiaérea, compuesto de los complejos "especializados" en diferentes alturas.
En particular, las capacidades del S-500 provocaron preocupación en el alto mando militar de EEUU, ya que los aviones modernos del Pentágono —F-22, F-35 y B-2— no pueden garantizar superar la defensa ofrecida por estos complejos antiaéreos.