El 4 de octubre Kirguistán celebró sus elecciones parlamentarias. Miles de seguidores de los partidos que no superaron el umbral electoral del 7%, se echaron a la calle el 5 de octubre para denunciar numerosas irregularidades en la votación y exigir la repetición de los comicios.
Las protestas derivaron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en los que centenares de personas resultaron heridas. Los manifestantes irrumpieron en la Casa Blanca de Biskek, sede del parlamento y del gabinete presidencial. También ocuparon el ayuntamiento de la capital.
El presidente de Kirguistán, Sooronbái Zheenbékov, denunció un intento de toma violenta del poder e instó a poner fin a los disturbios. El 6 de octubre la comisión electoral invalidó los resultados de las elecciones.