
"Trabajamos porque cada centavo que se autorizó se vea reflejado en la seguridad de cada traslado", declaró el titular de la Semovi, Héctor Ulises García Nieto.
"El aumento de un peso con cincuenta centavos busca fortalecer la calidad del transporte y, en una primera instancia, volver a un equilibrio de todos los factores que inciden en la prestación del servicio, para que este tenga la posibilidad de continuarse prestando", sostuvo el funcionario.
"Los choferes son unos cafres y luego ponen su ruido [música] a todo lo que da", dijo Aida.
A los tres los secunda Daniel, estudiante de urbanismo de la UNAM e integrante del colectivo Mejor Movilidad CDMX, el cual lucha por mejorar el servicio de transporte público en la capital del país y el Estado de México. Él observa que no existe coordinación entre el transporte de Ciudad de México y el de la Zona Metropolitana del Valle de México. Además, dice, la ciudadanía ha normalizado pasar horas y horas trasladándose en unidades indignas. Algo que, en su opinión, no cambiará subiendo las tarifas. Casi siempre, en las horas con mayor flujo vehicular, las unidades van saturadas, incluso con personas colgando de las puertas.
"No está mal que la tarifa aumente. Lo que sí es que este incremento no representa ningún beneficio para la ciudadanía y, muchas veces, el transporte público se ve más como un modelo de negocio que como un servicio", argumenta el activista.
En ese sentido, dice el líder transportista, la nueva "tarifa es un paliativo para la situación del transporte público (...), pero no es suficiente porque los gastos de operación se han elevado muchísimo".

"Si nosotros queremos modernizar el transporte, no podemos hacerlo con una tarifa de 7,50 pesos [poco menos de medio dólar], en el caso de los microbuses. En el caso de los corredores son 9 pesos, pero, realmente, no es una solución", sostiene el líder transportista.
"Si tú vienes de la periferia, en el Estado de México subió también [la tarifa]. Entonces, si sumas lo que le subieron al Estado [donde viven amplios sectores de la población de bajos recursos] y lo que le subieron a la Ciudad, pueden ser hasta 100 pesos al usuario periférico. Ya 100 pesos, sobre todo a estudiantes, es un problema", pondera.
"Gobierno tras gobierno nos prometen lo mismo: terminar con la parte de los micros, de las unidades compradas en la década de 1990 y, por más que pasa el tiempo, no se ha podido", remarca Morua Ramírez.
"Con una tarifa tan básica, de 6 pesos (33 centavos de dólar), como tenemos contemplado hasta el 31 de octubre, no podemos hacer un proceso más allá de seguir operando en las mismas condiciones que tenemos ahorita", dice el presidente nacional de AMTM.
"Tendríamos que pasar a la integración tarifaria, un tema muy importante que en ciudades como Medellín, Santiago de Chile o Sao Paulo ya han tenido avances muy importantes que la Ciudad de México no tiene", relata.
"La estrategia que muchas ciudades han seguido (...) es tener un transporte que, por ejemplo, sea por horas. O sea, si tú pagas dos horas, te puedes trasladar a en tu transporte alimentador, como un micro, después al metro y después al metrobús, sin hacer pago por transbordo. Ahí ya hay una idea mayor de justicia social territorial", ahonda.
"Subsidios no para la operación del transporte público, sino para el usuario", dice Rosales.

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