EEUU usa al Tren de Aragua "como artefacto simbólico" para criminalizar la migración venezolana
EEUU usa al Tren de Aragua "como artefacto simbólico" para criminalizar la migración venezolana
Sputnik Mundo
La reciente decisión del Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de deportar a cientos de venezolanos a El Salvador ha generado un fuerte... 19.03.2025, Sputnik Mundo
Bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, el mandatario republicano ordenó la expulsión de migrantes, argumentando que representan una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos debido a su presunta vinculación con el Tren de Aragua.El presidente de la Asamblea Nacional y jefe negociador en los diálogos de paz, Jorge Rodríguez, calificó estas acciones como "secuestros" y denunció que sus connacionales están siendo detenidos sin juicio ni posibilidad de defensa. Rodríguez comparó la proclama del Gobierno de Estados Unidos con las leyes raciales de Núremberg, utilizadas por la Alemania nazi para segregar a poblaciones enteras. Además, enfatizó que esta acción es "absolutamente ilegal, anacrónica y violenta la declaración universal de derechos humanos, la carta de Naciones Unidas y todas las convenciones que se han firmado entre países sobre derechos de migrantes y del trabajo de los migrantes".En diálogo con Sputnik, el politólogo y jefe de redacción de Misión Verdad, William Serafino, considera que la narrativa del presidente Trump forma parte de una estrategia de criminalización de la migración venezolana con objetivos geopolíticos claros.La narrativa del Tren de Aragua como arma políticaDesde que comenzó su primer mandato, Trump buscó asociar a Venezuela con actividades ilícitas para justificar su política de "máxima presión" contra el Gobierno de Nicolás Maduro. Para Serafino, el Tren de Aragua es utilizado como el nuevo instrumento dentro de esa misma estrategia.Al respecto, ahondó que el grupo criminal es utilizado para reforzar la idea de que la migración venezolana es un problema de seguridad, lo que permite justificar políticas de deportación y medidas coercitivas más amplias."Es una extensión, una continuidad del relato fabricado mediante el cual se ha buscado involucrar a Venezuela con actividades ilícitas. Es, de cierto modo, una sofisticación de una narrativa de años, que ha tenido otras expresiones como el supuesto 'Cartel de los Soles'", afirma Serafino. El regreso de la "máxima presión"La reactivación de estrategias de hostigamiento contra Venezuela en el segundo mandato de Trump responde a dinámicas internas dentro del propio establishment estadounidense. Serafino explica que la política exterior hacia Venezuela está en disputa dentro de la Administración republicana: "Venezuela está en el centro de una batalla por el control de la política exterior del imperio, entre el mundo MAGA y los halcones institucionales". Esta pugna, señala, se refleja en la influencia de figuras como Richard Grenell y Marco Rubio, quienes buscan orientar la política de Washington hacia un endurecimiento de las sanciones y acciones punitivas contra Caracas.El impacto de esta disputa no es menor, pues determinará si se consolida una nueva fase de "máxima presión". "Grenell ha ganado un par de rounds, y Marco Rubio se está movilizando para recuperar el terreno perdido, usando el peso político de la Florida en la Administración Trump, como con la revocatoria de la licencia Chevron", dijo el experto. En este contexto, la deportación masiva de venezolanos se perfila como un movimiento estratégico para afianzar posiciones dentro de la Administración estadounidense y reforzar la retórica antivenezolana en la opinión pública."El Salvador está mercantilizando campos de concentración"El traslado de los venezolanos deportados a El Salvador y su reclusión en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) —una de las cárceles más grandes y polémicas del mundo— ha despertado duras críticas. Organismos de derechos humanos han denunciado que esta prisión, impulsada por el presidente Nayib Bukele, opera bajo un régimen de represión extrema, con condiciones que violan los estándares internacionales de derechos humanos. Para Serafino, lo que está ocurriendo en El Salvador refleja un proceso más amplio de privatización de la justicia y la consolidación de un estado policial global."Es un drama y una nueva herida profunda al sistema de los derechos humanos. Pero también expone la gran hipocresía de las potencias occidentales con el tema de los DDHH. Son los primeros, en Gaza, en Libia y en tantos otros países, en socavar los derechos humanos para materializar objetivos geopolíticos", argumenta. En su opinión, lo que se observa en El Salvador es un modelo de negocio basado en la mercantilización de la represión. "[El país] está mercantilizando campos de concentración y EEUU colabora con la rentabilidad de esa startup, ofreciéndole la materia prima, seres humanos despojados de derechos y dignidad, para darle visibilidad financiera", sostiene.Este modelo, según el politólogo, no es un hecho aislado sino parte de una estrategia más amplia de control social. "Parece claro que esto tiene relación con intensificar el estado policial dentro de EEUU", advierte.La guerra simbólica contra VenezuelaMás allá de sus implicaciones directas, la deportación y el trato que están recibiendo los venezolanos en El Salvador también forman parte de una estrategia de guerra simbólica contra el país, considera el experto consultado por este medio."Es una maniobra en cuya premisa central está la agresión simbólica y cultural. Es una falacia por simplificación precipitada, donde todo el gentilicio es criminalizado, racializado y estigmatizado. Son culpables y supuestas amenazas por el solo hecho de nacer en un territorio", denuncia Serafino. Este tipo de estrategias, según el analista, pueden generar condiciones cognitivas que justifiquen futuras acciones coercitivas y de fuerza contra Venezuela. "Esto, a largo plazo, establece un precedente peligrosísimo, ya que prefigura condiciones cognitivas para acciones de fuerza y aún mayores medidas coercitivas contra el país", sentencia.Las deportaciones de venezolanos a El Salvador no son un hecho aislado ni una simple cuestión migratoria. Como advierte el analista, responden a una estrategia más amplia que combina injerencia geopolítica, guerra simbólica y consolidación de un estado policial global. La instrumentalización del Tren de Aragua, el uso de leyes arcaicas como la de Enemigos Extranjeros y la mercantilización de la represión en El Salvador forman parte de un mismo engranaje diseñado para criminalizar y castigar a la población venezolana en el marco de una renovada ofensiva contra el país.
La reciente decisión del Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de deportar a cientos de venezolanos a El Salvador ha generado un fuerte debate sobre las implicaciones políticas y humanitarias de la medida.
Bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, el mandatario republicano ordenó la expulsión de migrantes, argumentando que representan una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos debido a su presunta vinculación con el Tren de Aragua.
El presidente de la Asamblea Nacional y jefe negociador en los diálogos de paz, Jorge Rodríguez, calificó estas acciones como "secuestros" y denunció que sus connacionales están siendo detenidos sin juicio ni posibilidad de defensa.
Rodríguez comparó la proclama del Gobierno de Estados Unidos con las leyes raciales de Núremberg, utilizadas por la Alemania nazi para segregar a poblaciones enteras. Además, enfatizó que esta acción es "absolutamente ilegal, anacrónica y violenta la declaración universal de derechos humanos, la carta de Naciones Unidas y todas las convenciones que se han firmado entre países sobre derechos de migrantes y del trabajo de los migrantes".
En diálogo con Sputnik, el politólogo y jefe de redacción de Misión Verdad, William Serafino, considera que la narrativa del presidente Trump forma parte de una estrategia de criminalización de la migración venezolana con objetivos geopolíticos claros.
La narrativa del Tren de Aragua como arma política
Desde que comenzó su primer mandato, Trump buscó asociar a Venezuela con actividades ilícitas para justificar su política de "máxima presión" contra el Gobierno de Nicolás Maduro. Para Serafino, el Tren de Aragua es utilizado como el nuevo instrumento dentro de esa misma estrategia.
"El Tren de Aragua se ha erigido como artefacto simbólico y narrativo con el objetivo de justificar un trato estigmatizante y criminalizador de la migración venezolana", dijo.
Al respecto, ahondó que el grupo criminal es utilizado para reforzar la idea de que la migración venezolana es un problema de seguridad, lo que permite justificar políticas de deportación y medidas coercitivas más amplias.
"Es una extensión, una continuidad del relato fabricado mediante el cual se ha buscado involucrar a Venezuela con actividades ilícitas. Es, de cierto modo, una sofisticación de una narrativa de años, que ha tenido otras expresiones como el supuesto 'Cartel de los Soles'", afirma Serafino.
El regreso de la "máxima presión"
La reactivación de estrategias de hostigamiento contra Venezuela en el segundo mandato de Trump responde a dinámicas internas dentro del propio establishment estadounidense.
Serafino explica que la política exterior hacia Venezuela está en disputa dentro de la Administración republicana: "Venezuela está en el centro de una batalla por el control de la política exterior del imperio, entre el mundo MAGA y los halcones institucionales".
Esta pugna, señala, se refleja en la influencia de figuras como Richard Grenell y Marco Rubio, quienes buscan orientar la política de Washington hacia un endurecimiento de las sanciones y acciones punitivas contra Caracas.
El impacto de esta disputa no es menor, pues determinará si se consolida una nueva fase de "máxima presión".
"Grenell ha ganado un par de rounds, y Marco Rubio se está movilizando para recuperar el terreno perdido, usando el peso político de la Florida en la Administración Trump, como con la revocatoria de la licencia Chevron", dijo el experto.
En este contexto, la deportación masiva de venezolanos se perfila como un movimiento estratégico para afianzar posiciones dentro de la Administración estadounidense y reforzar la retórica antivenezolana en la opinión pública.
"El Salvador está mercantilizando campos de concentración"
El traslado de los venezolanos deportados a El Salvador y su reclusión en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) —una de las cárceles más grandes y polémicas del mundo— ha despertado duras críticas.
Organismos de derechos humanos han denunciado que esta prisión, impulsada por el presidente Nayib Bukele, opera bajo un régimen de represión extrema, con condiciones que violan los estándares internacionales de derechos humanos. Para Serafino, lo que está ocurriendo en El Salvador refleja un proceso más amplio de privatización de la justicia y la consolidación de un estado policial global.
"Es un drama y una nueva herida profunda al sistema de los derechos humanos. Pero también expone la gran hipocresía de las potencias occidentales con el tema de los DDHH. Son los primeros, en Gaza, en Libia y en tantos otros países, en socavar los derechos humanos para materializar objetivos geopolíticos", argumenta.
En su opinión, lo que se observa en El Salvador es un modelo de negocio basado en la mercantilización de la represión. "[El país] está mercantilizando campos de concentración y EEUU colabora con la rentabilidad de esa startup, ofreciéndole la materia prima, seres humanos despojados de derechos y dignidad, para darle visibilidad financiera", sostiene.
Este modelo, según el politólogo, no es un hecho aislado sino parte de una estrategia más amplia de control social. "Parece claro que esto tiene relación con intensificar el estado policial dentro de EEUU", advierte.
La guerra simbólica contra Venezuela
Más allá de sus implicaciones directas, la deportación y el trato que están recibiendo los venezolanos en El Salvador también forman parte de una estrategia de guerra simbólica contra el país, considera el experto consultado por este medio.
"Es una maniobra en cuya premisa central está la agresión simbólica y cultural. Es una falacia por simplificación precipitada, donde todo el gentilicio es criminalizado, racializado y estigmatizado. Son culpables y supuestas amenazas por el solo hecho de nacer en un territorio", denuncia Serafino.
Este tipo de estrategias, según el analista, pueden generar condiciones cognitivas que justifiquen futuras acciones coercitivas y de fuerza contra Venezuela. "Esto, a largo plazo, establece un precedente peligrosísimo, ya que prefigura condiciones cognitivas para acciones de fuerza y aún mayores medidas coercitivas contra el país", sentencia.
Las deportaciones de venezolanos a El Salvador no son un hecho aislado ni una simple cuestión migratoria. Como advierte el analista, responden a una estrategia más amplia que combina injerencia geopolítica, guerra simbólica y consolidación de un estado policial global.
La instrumentalización del Tren de Aragua, el uso de leyes arcaicas como la de Enemigos Extranjeros y la mercantilización de la represión en El Salvador forman parte de un mismo engranaje diseñado para criminalizar y castigar a la población venezolana en el marco de una renovada ofensiva contra el país.
No te pierdas las noticias más importantes
Suscríbete a nuestros canales de Telegram a través de estosenlaces.
Ya que la aplicación Sputnik está bloqueada en el extranjero, en este enlace puedes descargarla e instalarla en tu dispositivo móvil (¡solo para Android!).
El acceso al chat ha sido bloqueado por violación de las reglas.
Usted puede volver a participar dentro de∞.
Si no está de acuerdo con el bloqueo, utilice el formulario de contacto>
La discusión ha sido cerrada. Se puede participar en una discusión durante 24 horas después de la publicación de la noticia.