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¿Podrá Bolivia recuperar su democracia?

© REUTERS / David MercadoActo de campaña de Luis Arce, candidato del MAS
Acto de campaña de Luis Arce, candidato del MAS  - Sputnik Mundo
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El anuncio de la presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, de bajar su candidatura en las elecciones presidenciales de octubre trastoca el frágil panorama político del país bajo el Gobierno impuesto tras el golpe que derrocó a Evo Morales (2006-2019), hace casi un año. En diálogo con Sputnik, tres analistas bolivianos proyectan el porvenir.

Luego de varias excusas y dilaciones, las elecciones generales se realizarán el próximo 18 de octubre. Para ello fue necesaria una masiva movilización en agosto pasado contra el Gobierno de Áñez, con bloqueos de todas las carreteras que la persuadieron a aceptar la vía electoral.

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Tres analistas del acontecer boliviano compartieron sus percepciones sobre lo que depara el futuro para el país, que anhela recuperar la democracia. Ellos son Jorge Richter, politólogo y catedrático de la Universidad Católica Boliviana; Leonardo Tamburini, director de la organización de apoyo legal y social Oré, que trabaja junto a comunidades indígenas de la región amazónica; y Adriana Guzmán Arroyo, integrante de la organización Feminismo Comunitario Antipatriarcal.

"En enero, Áñez anunció su candidatura con un discurso de unidad del país. Ahora, con el mismo discurso de unidad anuncia el retiro de su candidatura. El hecho real es que ella no tuvo intención de voto, la clase media le dio la espalda, los sectores políticos le obligaron a ir al escenario electoral democrático", evaluó Richter.

El entramado electoral

Desde su exilio en Buenos Aires, el expresidente derrocado, Evo Morales, definió a Luis Arce Catacora como su candidato a la Presidencia y a David Choquehuanca para vicepresidente. Durante los 14 años de Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), Arce como ministro de Economía y Choquehuanca como canciller fueron dos de los funcionarios más leales a la gestión. Actualmente este binomio lidera las encuestas, con cifras que rondan entre el 30% y el 40% de intención de voto.

Quien aparece como segundo es Carlos Mesa, quien ya había sido presidente de Bolivia entre 2003 y 2004. Como vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, le tocó asumir cuando el líder del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) huyó del país con destino a Miami, EEUU, luego de haber causado la llamada Guerra del Gas, en octubre de 2003, que concluyó con el asesinato de 67 personas ametralladas por el Ejército.

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Mesa estaba desaparecido del mapa político, hasta que en 2014 Morales lo revivió para ponerlo al frente de la demanda por la recuperación del mar, que Bolivia realizó contra Chile en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Cuando Morales desobedeció el resultado del referéndum del 21 de febrero de 2016, que inhabilitaba al entonces presidente para presentarse a una cuarta reelección, Mesa se mostró como quien podría unir a la oposición y derrotar al MAS en las urnas. En las elecciones anuladas de octubre de 2019, el viejo emenerrista había obtenido el 36,5%, frente al 47% cosechado por el oficialismo.

El próximo 18 de octubre se repetirán las elecciones, pero con variantes. Con Morales proscrito de la vida política boliviana, Arce irá por la presidencia en su representación. Mesa volverá a intentarlo con Comunidad Ciudadana. Se sumaron nuevos concursantes, que vinieron para dispersar el voto de las derechas. Una fue Jeanine Áñez, quien en enero pasado hizo lo que había dicho que no haría, y presentó su postulación.

El cuarto candidato, que ronda el 10% de intención de voto, es Luis Fernando Camacho, quien el año pasado, como presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz, había liderado las movilizaciones que finalmente sacaron a Evo Morales del poder.

Las respuestas de la población

Según Richter, la baja de la candidatura de Áñez es la reacción a dos respuestas muy claras que recibió de la sociedad boliviana en los últimos meses. "Desde el movimiento popular, la respuesta ha sido conducirles hacia el proceso electoral sin que puedan evadirlo. Es un espacio democrático donde el noviembrismo [así llama a quienes propiciaron el Golpe en 2019] no tiene habilidades, ya que comprende a un grupo de personas con conductas evidentemente poco democráticas, antagónicas con la idea de institucionalizar el país por la vía electoral", consideró.

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"La segunda respuesta —continuó el analista— ha sido la reprobación de su misma gente. Porque el 24 de enero [fecha en que Áñez lanzó su candidatura] traicionaron a sus pares, quienes los acompañaron en las jornadas de noviembre. Cuando lanzaron su proyecto político (Juntos) produjeron una ruptura con estos sectores. Es un quiebre en el mismo lado de la derecha de Bolivia. Desde entonces, estos sectores de clases medias del país se han ido encargando de no conferir apoyo electoral a la señora Áñez", reflexionó Richter.

A mediados de septiembre se presentaron los resultados de la encuesta que bajó a la realidad a Jeanine Áñez. Fue realizada por la Fundación Jubileo y la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) sobre 16.000 entrevistas, lo cual la convierte en la muestra más grande realizada hasta ahora, de cara a las elecciones del 18 de octubre.

Sobre el total de votos válidos, el candidato del MAS, Luis Arce Catacora, obtendría el 40,3%; Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, el 26,2%; Luis Fernando Camacho, de Creemos, 14,4%; Jeanine Añez, de Juntos, 10,6%; Chi Hyung Chung, del Frente para la Victoria, 4,4%; Jorge Quiroga, de Futuro 21, el 2,8%; María de la Cruz Bayá, de Acción Democrática Nacionalista (ADN) 0,8%, y Feliciano Mamani, de PANB, 0,6%.

"Salvar lo positivo, eliminar lo negativo"

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Leonardo Tamburini es un abogado nacido en Bahía Blanca, Argentina. Estudió Leyes en Italia y desde hace 20 años trabaja junto a comunidades indígenas del oriente boliviano, una región dominada por terratenientes y agroindustriales. Vive en Santa Cruz de la Sierra, de donde es el candidato Camacho, quien a su vez proviene del comité cívico dedicado a defender al empresariado cruceño.

Para Tamburini, la mejor opción en las próximas elecciones es Mesa. "Pienso que Camacho solamente tiene adhesión en Santa Cruz, un solo departamento. No pasa los Andes, así que no puede aspirar con llegar a una segunda vuelta. Los votos de Jeanine en el occidente y en algunos departamentos del oriente, como Tarija, Pando y parte de Santa Cruz, quedarán mayormente para Mesa".

Quienes hayan votado por Evo, no votarían por Camacho, más bien votarían por Mesa, agregó. "Creo que él es quien puede salvar las cosas buenas que ha dejado el MAS, también puede proyectar hacia delante de una manera distinta", evaluó.

"Áñez y Camacho no reconocen nada bueno en los 14 años de Evo Morales. Si suben al poder, será para desarmar absolutamente todo, van hasta a modificar la Constitución. Creo que con Mesa se puede salvar lo positivo, eliminar lo negativo, devolver la credibilidad a las instituciones, institucionalizar varios organismos, generar otro tipo de política, dándole más apoyo al sector privado", consideró Tamburini.

La sombra del fraude

"Al bajar su candidatura, es evidente que Jeanine Áñez hizo un pacto de impunidad. Cede su candidatura, entrega a los opositores la maquinaria del Estado, de la cual son parte las Fuerzas Armadas", advirtió Adriana Guzmán.

Los partidos de derecha que derrocaron a Evo Morales de la presidencia "han hecho un pacto de impunidad, para no responder por las masacres de Senkata y Sacaba, por los heridos, por los actos de corrupción”, dijo.

"Durante las movilizaciones de agosto pasado, en las calles gritábamos 'fuera Añez'. Exigíamos que vaya a la cárcel, porque es autora intelectual de las masacres de noviembre de 2019. Carlos Mesa nunca reconoció que hubo un golpe. Él justifica el pacto de impunidad, porque están todos ellos involucrados, también Mesa", opinó Guzmán.

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"Dudo mucho de que el Gobierno de Áñez hubiera aceptado ir a elecciones, si no fuera por la presión política en las calles, en agosto. Ahí entendieron que no podían suspender más las elecciones, pero llegado el 18 de octubre van a hacer fraude o lo que tengan que hacer, porque para eso manejan el aparato del Estado, también al Tribunal Supremo Electoral (TSE)", comentó.

"Este conflicto donde estamos metidos no va a cambiar con las elecciones. Estamos en un proceso de difícil y larga resolución. Los paramilitares no van a desaparecer con las elecciones, porque los sostienen los terratenientes, los comités cívicos. Va a ser difícil que el MAS pueda gobernar, a no ser que pacte con ellos. Esto lo percibo cuando escucho en los discursos de Luis Arce, que plantea la unidad para la recuperación del país. Pero no se puede recuperar al país sin justicia", sostuvo.

Recordando el golpe de Estado en Bolivia

El 10 de noviembre de 2019 es una de esas fechas que América Latina colecciona. Aquel domingo, un golpe de Estado concluyó con la partida al exilio del hasta entonces presidente de Bolivia, Evo Morales (2006-2019). Con la población en las calles dispuesta a defender al Gobierno del MAS, la senadora opositora que se autoproclamó presidenta, Jeanine Áñez, firmó el decreto 4078, que daba a las Fuerzas Armadas licencia para matar, sin tener que rendir cuentas ante la Justicia por sus acciones.

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Así transcurrieron en los días siguientes las masacres de Sacaba, en Cochabamba (el 15 de noviembre), y de Senkata, en La Paz (el 19). El término masacre figura en el informe al respecto de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH). Luego de que fueran asesinadas 37 personas, se logró lo que el Gobierno de facto ha denominado como "pacificación" del país.

Morales fue derrocado a partir de una formidable campaña de los partidos de derecha, luego de acusaciones de fraude contra el MAS en las elecciones del 20 de octubre de 2019. Estas denuncias aún no fueron comprobadas por quienes detentan el poder en Bolivia desde hace ya casi un año.

Pese a las denuncias en su contra y la persecución de sus dirigentes, el MAS sigue siendo el partido más grande de Bolivia, con alrededor del 50% de intención de voto. Queda esperar hasta el 18 de octubre para saber si ese apoyo electoral mayoritario es determinante para restaurar el orden constitucional en el Estado Plurinacional.

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