Fiesta, fiesta
Reino Unido. 31 de enero de 2020. 22 horas, 59 minutos, 50 segundos. Miles de brexiters se agolpan en las calles de Londres gritando a viva voz una cuenta regresiva de diez a cero. Sobre la fachada del número 10 de Downing Street, un video mapping proyecta rayos que parecen emanar de su propia puerta y que emulan la Union Jack. Sobreimpreso, un reloj digital muestra el conteo final.
Cuando todos gritan cero con la fuerza y la pasión de un grito de gol en una final de Mundial de fútbol, la Union Jack en la fachada de Downing Street deja lugar a la proyección de la imagen del Big Ben marcando con puntualidad inglesa las 23:00 horas. Simultáneamente, en la Plaza del Parlamento emerge la frase 'We're out' [Estamos fuera] en pantalla gigante.
Lo que sigue en ese espacio público son gritos de gloria, manos extendidas al cielo. Muchas de ellas agitan banderas, otras se desviven por registrar el momento en vídeo o fotografías con teléfonos móviles. Todo es júbilo y jolgorio. Las 11 campanadas del Big Ben repican en la ciudad y dejan paso a las notas musicales de 'God Save The Queen' a cargo de una banda de músicos que están sobre la tarima instalada para la ocasión. Mientras, más del 48% de los británicos se lleva las manos a la cabeza, como queriendo creer que esto es sólo una pesadilla.
Día de la independencia
"Parece surrealista, pero la salida de la Unión Europea [UE] por parte del Reino Unido ha sido festejada como una nueva declaración de independencia en un proceso que, como hemos visto, es tremendamente surrealista", remarca enfático Sergio Fernández Riquelme, Historiador y Dr. en Sociología y Política social.
"La última escena del Parlamento, que parecía realmente una opereta de los Monty Python con los británicos enarbolando sus banderas y sus bufandas, y los eurodiputados contrarios, llorando, como si se hubiera declarado una guerra, es un fenómeno histórico que cuando lo analicemos con un poquito más de distancia, veremos cosas tremendamente sorprendentes", observa el experto.
Un reparto estelar y un iluminado
Respecto al papel que han cumplido cada uno de los protagonistas de este acto, desde David Cameron, hasta Boris Johnson, pasando por Theresa May, Jeremy Corbyn, Nigel Farage, Angela Merkel, Jean-Claude Juncker, o Donald Tusk, entre otros, Fernández Riquelme esgrime que "todo acto tiene una consecuencia".
"El único que ha entendido esa consecuencia ha sido Boris Johnson. En épocas de caos, triunfa siempre el que tiene menos escrúpulos, y Boris Johnson ha demostrado estos meses que tiene pocos escrúpulos", afirma el analista.
Escocia e Irlanda: un gran problema para Johnson
Escocia se muestra firme con renovadas demandas de independencia del Reino Unido para volver al seno de la UE. Mientras, en Irlanda del Norte es creciente el temor a una frontera dura, lo que ha provocado que muchos ya pugnen por la unificación con Irlanda.
El Brexit es e resultado de una propaganda identitaria, según Fernández Riquelme. "Quién iba a decir que en el siglo XXI iban a volver a tener un peso tremendo en la vida política".
Fernández Riquelme entiende que Boris Johnson ha utilizado la propaganda identitaria de forma muy exitosa, "pero va a tener que lidiar con problemas identitarios paralelos en Escocia o en Irlanda del Norte".
¿Ni para ti, ni para mi?
"Con 'su' Brexit, Boris Johnson piensa que es una gran victoria y que va a conseguir hacer del Reino Unido una nueva Singapur, un país súper tecnológico y súper desarrollado, frente a la empobrecida UE", observa el experto.
Por otra parte, asevera que "ahora vamos a ver a la verdadera UE". "Vamos a ver el reforzamiento del eje franco-alemán, […] y muchos países de Europa del Este que sienten la amenaza artificia del llamado 'mundo ruso', ahora se encuentran sin ese apoyo [del Reino Unido] que han tenido durante años, especialmente Polonia y las repúblicas bálticas".
"Vamos a ver realmente en qué consistía esa UE que nos han vendido durante muchos años: ¿un lugar común para vivir y defender a las personas más necesitadas, o simplemente un negocio entre París y Berlín?", se pregunta inquietante el Dr. Sergio Fernández Riquelme.