Durante el Gobierno de Gadafi, Libia logró alcanzar uno de los índices más altos de desarrollo humano y el PIB nominal per cápita más alto de África. Sin embargo, todo ese arduo trabajo se perdió con la llegada de la primavera árabe. Como resultado de la guerra civil, la gloria y la riqueza del país quedaron reducidas a cenizas.
La Cámara de Representantes es una de las dos fuerzas principales del país: es un órgano legislativo que fue elegido mediante sufragio en junio de 2014. La Cámara está ubicada en la ciudad de Tobruk y controla la mayor parte del país.
Pero esta no es aceptada por la otra fuerza principal, el Gobierno de la Unidad Nacional, con sede en Trípoli y que fue instaurado por el Consejo de Seguridad de la ONU.
En pocas palabras, hoy en Libia hay una dualidad de poder y esto no contribuye en nada a la solución del conflicto.
Nostalgia por los tiempos pasados
"Libia solía ser segura y estable: el Estado funcionaba bien, el país se estaba desarrollando. Años después el país está sumergido en caos y terror. Algunas de sus ciudades siguen bajo el control de grupos armados. Podemos deducir que Libia ha degenerado de un país soberano a una mezcla de agrupaciones fragmentadas", señaló.
La economía libia está en ruinas: el presupuesto sigue alimentándose de la venta de petróleo; no obstante, en los últimos años no se ha llevado a cabo ningún proyecto estratégico para el desarrollo del país.
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Según Shakir, lo que queda de las riquezas de la nación está siendo despilfarrado y todo esto transcurre mientras la sangre sigue derramándose en las calles de las ciudades libias.
"La población está armada hasta los dientes; esta es la razón por la que oímos constantemente de víctimas mortales y heridos. Libia se ha vuelto un verdadero infierno", manifestó.
Las promesas de que el cambio de régimen iba a llevar consigo la democracia a Libia resultaron ser un fraude. Tampoco hay más seguridad y estabilidad en el país. Todo lo contrario: ahora la mayoría de los libios lamentablemente vive en una situación de miseria.
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Ciertas potencias regionales y mundiales buscan que la crisis libia continúe. Esto tiene que ver con sus intereses en el petróleo y otros recursos minerales que son abundantes en Libia.
Por ahora el país está dividido y no hay muchas posibilidades para el diálogo, señaló, por su parte, el entrevistado.
"Pero ¿quién es el culpable? Fue la élite la que traicionó a todos y dejó que la OTAN entrara en el país. El resultado fue el derrocamiento del Gobierno, pero esto no trajo nada bueno en absoluto", continuó.
Cabe recordar que la invasión de la Alianza Atlántica acabó con el líder libio Muamar Gadafi de la manera más brutal posible. Los insurgentes respaldados por los países occidentales lo capturaron, torturaron y luego masacraron. Fue un inicio muy triste para una 'revolución' que supuestamente iba a llevar al pueblo sirio a un brillante futuro.
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Poco después del derrocamiento y asesinato de Gadafi, los terroristas se apoderaron de varias partes del territorio libio y aún no han sido erradicados totalmente.
Fue triste ver cómo en 2011 una nación próspera colapsó en solo cuestión de meses.
Rusia y su rol decisivo
Fue la intervención de la OTAN la que puso fin a la soberanía libia. Por el momento la comunidad internacional se dedica a intentar restaurar la estabilidad en el país, pero todavía sin mucho éxito.
"Moscú se comunica con algunos de los actores políticos libios que buscan reconstruir el Estado para que las partes de conflicto puedan llegar a un consenso en cuanto al futuro de su país", expresó en una entrevista con Sputnik el especialista en el mundo árabe del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias rusa Borís Dolgov.
La participación rusa en la vida política de Libia, como era de esperar, no conviene a los países occidentales.
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Los medios británicos publicaron a principios de este mes de octubre que Rusia supuestamente enviará al este del país africano unidades militares de élite para apoyar al mariscal Khalifa Haftar, quien funge como comandante de las fuerzas armadas libias leales a la Cámara de Representantes.
Borís Dólgov confirmó que Moscú nunca ha informado sobre el envío de sus soldados al país africano, sin embargo, esto no significa que esta posibilidad esté excluida. Supuso que Rusia teóricamente podría contribuir a la solución de la crisis directamente si lo solicita el mariscal Haftar, quien representa al órgano legislativo del país.
"Una de las posibles opciones sería el envío de asesores rusos a Libia para instruir a los efectivos libios", aseveró el especialista.
¿Futuro prometedor?
Según el entrevistado, Khalifa Haftar es la persona más influyente en Libia en todo lo relativo al ámbito militar.
El experto recordó que una parte de Libia sigue bajo el control de un grupo armado que juró su lealtad a ISIS —también conocido como Estado Islámico o Daesh, proscrito en Rusia y otros países—, la organización terrorista que había amenazado a Rusia directamente.
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Esta misma razón explica por qué la figura de Haftar es crucial para eliminar el peligro que proviene de los grupos yihadistas y por qué Moscú aspira a profundizar la cooperación con él. Sin embargo, para ser justos, el país euroasiático trata de cooperar con todos los que estén interesados en la solución política de la crisis.
Las elecciones son el resultado de las negociaciones entre la Cámara de Representantes y el Gobierno de Unidad Nacional celebradas en mayo pasado en Francia. Los comicios consistirán en elecciones parlamentarias y presidenciales.
Se prevé que el evento tome lugar el 10 de diciembre, pero los últimos informes sobre la reanudación de combates en el país han puesto en duda la posibilidad de su celebración. Esto quiere decir que probablemente serán aplazados.
"La resolución final de la guerra civil en Libia no va a pasar mañana, ni pasado mañana, y tal vez este año tampoco la veamos. Pero, por lo menos, [las partes] ya allanan este camino y espero que la sociedad libia lo siga en el futuro", concluyó.
Infografía: ¿Cómo es Libia después de la muerte de Gadafi?