"En nosotros, hasta el color es un defecto. Un imperdonable mal congénito, el estigma de un crimen. Pero nuestros críticos se olvidan de que ese color es el origen de la riqueza de los millares de ladrones que nos insultan; que ese color convencional de la esclavitud tan semejante al de la tierra, sobre su superficie oscura cobija volcanes, donde arde el fuego sagrado de la libertad".
Su autor fue Luiz Gonzaga Pinto da Gama, una figura esencial de la historia de los afrobrasileños. Nació en Bahía en junio de 1830, de una relación entre un hidalgo portugués y una negra libre. Su padre, acuciado por deudas de juego, lo vendió con apenas 10 años. Como si de una mercancía se tratase, fue trasladado al sureste del país.
El pequeño Luiz terminó trabajando en la hacienda del alférez Antônio Pereira Cardoso, en el municipio paulista de Lorena. Fue analfabeto hasta los 17 años, cuando un estudiante con ideas liberales le enseñó a leer y escribir. Armado con la palabra, al año siguiente (1848) huyó y se dirigió hacia Sao Paulo.
En ese año se alistó en el Ejército colonial, donde se graduó como cabo. Pero en 1854 fue dado de baja de la fuerza, por una supuesta insubordinación a raíz de un episodio en el que respondió a un insulto de un superior.
Sus conocimientos le permitieron, sin embargo, acudir a defender a los negros esclavos con la escasísima protección legal de la que gozaban. Ello no impidió, sin embargo, que lograra conseguir la libertad de al menos 500 personas. A la par, se destacó como periodista y escritor. En sus obras, criticaba a través de la sátira a las élites de la época.
El abogado sostenía que un esclavo que mataba a su amo no cometía un delito, pues actuaba en legítima defensa. Este principio y su cercanía a las multitudes que vivían en la pobreza le valió la demonización de las altas alcurnias de la época.
Le puede interesar: Hombres jóvenes, negros y suburbanos, el "genocidio" silencioso de Brasil
A pesar de que en los círculos más familiarizados con los derechos de los afrodescendientes de Brasil conocen la historia, pocos son los que conocen en las calles la historia de Gama. Más visibilidad tiene la ley Áurea, promulgada por la princesa imperial Isabel en 1888, que declaró "extinta" la esclavitud en Brasil.
Recién en 2015, la Orden de Abogados de Brasil —el órgano colegiado que nuclea a quienes ejercen la profesión— realizó una ceremonia simbólica, en la que lo declaró oficialmente como un letrado.
Escuche además: Las mujeres negras siguen siendo las más oprimidas
Un 62% de los blancos llega a terminar la enseñanza básica; apenas un 44% de los afrobrasileños alcanzan este nivel formativo. Se trata de la población que presenta un mayor atraso escolar: en las edades que tendrían que estar en la facultad si no repitieran cursos, 53,2% de los negros están cursando educación básica o media, frente a 29,1% entre los blancos.
Los negros también son objeto de violencia policial en índices mayores que los de la población blanca: hay estudios que indican que la mortalidad de los afrodescendientes debido a la acción de las fuerzas de seguridad en el Estado de Sao Paulo es al menos tres veces mayor que la de los blancos, que representan más de dos tercios de la población en esa región.
Lea además: En Brasil los jóvenes negros tienen 2,5 veces más posibilidades de morir asesinados
Por ejemplo, una establece un mínimo de 20% de cargos públicos destinados a afrodescendientes. En las universidades —tanto estatales, federales o privadas—, hasta la mitad de plazas deben ser reservadas a los negros, medida que permitió que en apenas tres años, 150.000 personas pudieran acceder a instituciones de enseñanza superior. En 2012, cuando entró en vigor la norma, apenas 2% de los universitarios eran negros.
Pero en buena medida, los derechos de los afrodescendientes no han estado exentos de críticas. Muchos en el país se oponen a las cuotas y las han cuestionado ante el Supremo Tribunal Federal, que sancionó su constitucionalidad. Recientemente, el político Jaír Bolsonaro —el segundo candidato en las encuestas en vistas a las presidenciales de 2018— afirmó que los negros "no sirven ni para procrear".
Le puede interesar: La extrema derecha militarista puede ser Gobierno en Brasil
El 21 de marzo, fijado por la ONU como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, es una oportunidad para generar conciencia de este tipo de desequidades a las que se ven sometidas millones de personas en todo el mundo por su origen étnico.
Se eligió esta fecha por ser el aniversario de una masacre en 1960 en Sudáfrica, en la que la Policía abrió fuego y mató a 69 personas que se manifestaban contra el sistema de apartheid que en aquel entonces regía en el país.