Durante los más de 40 días de operación, el tablero geoestratégico de la región ha sufrido cambios sustanciales, indica un análisis de la agencia rusa EurAsia Daily. Fuerzas del Ejército turco y del Ejército Libre Sirio —fracción insurgente apoyada por Ankara— se han acercado a la ciudad de Afrín desde cuatro direcciones. No obstante, la localidad aún permanece en manos de las Unidades de Protección Popular (YPG), las milicias kurdas apoyadas, a su vez, por EEUU.
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Armisticio sin paz
El 24 de febrero de 2018 el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó de forma unánime la resolución 2401 que llama a todas las partes del conflicto en Siria a establecer un alto al fuego de al menos 30 días. Las únicas organizaciones excluidas de la tregua son los grupos terroristas Daesh, Al Qaeda, Al Nusra y sus derivaciones.
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En Ankara las amonestaciones de París provocaron una reacción inversa y Turquía no hizo más que intensificar sus avances sobre Afrín. No obstante, para huir del cliché de 'opresora de los kurdos', Ankara decidió jugar una carta que desde hace tiempo tenía bajo su manga.
Los Halcones Kurdos entran en juego
La brigada Halcones Kurdos es una unidad de la División Hamza afiliada al Ejército Libre Sirio (ELS). El mero nombre de esta formación es parte de una campaña de comunicación y propaganda de Ankara, que presenta así al mundo una alternativa al grupo insurgente Halcones de la libertad del Kurdistán —considerados por Turquía como terroristas— que son una escisión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
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La División Hamza, en la cual está integrada la brigada Halcones Kurdos, es una unidad proturca creada en 2013 en la gobernación siria de Hasaka, que hoy día está bajo un control casi total de los kurdos antiturcos. Está comandada por Saif Abu Bakr, un teniente que desertó del Ejército sirio a inicios del conflicto. En su primera etapa, esta agrupación fue apoyada por EEUU, que hasta el año 2015 le proporcionó armamento —incluidos los sistemas antitanques BGM-71 TOW—.
La inusual alianza circunstancial entre Siria, Irán y EEUU
En primer lugar, Ankara esperaba que la operación militar diera paso a un éxodo masivo de la población del enclave, después de lo cual las milicias locales perderían la motivación para seguir combatiendo y entregarían la ciudad. Esto no se cumplió y los combatientes kurdos han mantenido el frente de batalla a toda costa, sabiendo que tienen que defender a sus seres queridos que permanecen en la retaguardia.
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Esta situación coloca a Siria e Irán en una inusual alianza con EEUU, que también apoya a las YPG, y cuyo único objetivo es detener el avance turco sobre las posiciones kurdas. Algo similar sucedió en Irak, cuando Teherán patrocinó a las fuerzas chiíes que combatían contra Daesh en tierra mientras EEUU realizaba ataques contra el grupo terrorista desde el aire. Ahora, la situación parece repetirse, solo que con Turquía como contrincante común, concluyen los periodistas de EurAsia Daily.
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