"Tras todas las acusaciones contra Rusia, ahora es evidente quién realmente está detrás de la elección de Donald Trump como presidente de EEUU", bromea Guevorg Mirzayán, politólogo e investigador de la Universidad de Finanzas rusa, en el inicio de su artículo para Sputnik.
La decisión del mandatario estadounidense animó no solo a los israelíes sino también a otros actores en el Oriente Próximo, que ya están calculando cómo aprovechar la polémica generada.
Los beneficios para Turquía
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan sacará provecho del caso del 'Jerusalén israelí' tanto en la política doméstica como la exterior, afirma el autor.
En el exterior, Erdogan podría jugar la carta de 'defensor de todos los musulmanes' y lanzar fuertes advertencias —hasta amenazas— contra Israel para posicionarse como posible mediador del conflicto a los ojos de EEUU.
El propio Israel no tiene mucho que echar de menos en las relaciones bilaterales con Turquía, según Mirzayán, pero las vagas promesas turcas de apoyo para los palestinos ya son capaces de fomentar la violencia, algo que Tel-Aviv claramente no quisiera.
La posibilidad para Irán
El país persa podrá ser toda una competencia para Turquía en cuanto a alzar la voz en defensa de los musulmanes, según el autor.
Así, Irán podría aprovechar de la ola del antiamericanismo creciente en Oriente Próximo. De apostar por un enfoque violento, Teherán trataría de apoyar a los palestinos en la hipotética 'tercera intifada' (rebelión contra los israelíes), pero una estrategia más fina, teoriza el politólogo, sería limitarse con las declaraciones para no enemistar a las élites árabes —incluidas las que todavía no ven a Irán como amenaza regional— y no crear así más partidarios del punto de vista saudí en cuanto a la contención de Irán.
El gambito saudí
Arabia Saudí ve a Irán como su rival geopolítico directo y no descarta ninguna alianza en su contra. En particular, Riad ya está dispuesto a aceptar la ayuda de Israel en su contienda con Teherán.
Para Mirzoyán, la solución del problema palestino-israelí —cualquiera que sea su forma— da legitimidad para que Arabia Saudí coopere con Israel con el fin de contener a Irán.
Y en este sentido la decisión de Trump es un tipo de ariete, que va a atraer todas las reacciones negativas, mientras Riad y Tel-Aviv, que posiblemente fueron parte de esta decisión, proseguirán con sus objetivos.
Rusia, la parte con más oportunidades
"Rusia será el mayor beneficiario de toda esta historia si logra pasar por la hoja del 'cuchillo diplomático' y mantener las relaciones con todas las partes involucradas en esta camorra", vaticina Mirzoyán.
Rusia, que se mostró como un mediador eficaz en la campaña siria, es un socio más atractivo en este proceso que Turquía —que mantiene relaciones tensas con Israel— o Egipto —que todavía no ha restablecido su plena influencia tras la revolución de la 'primavera árabe'—, escribe el politólogo.
Escucha: "EEUU perdió su derecho a mediar entre israelíes y palestinos"
Segundo, la decisión estadounidense perjudicará las relaciones de EEUU con los países de Oriente Próximo no involucrados en la contención de Irán. Sobre todo, se trata de Turquía.
"Para las autoridades turcas existen tres 'líneas rojas': el destino de [Fethullah] Gulen, el estatus de Jerusalén y la cuestión kurda. En todas, EEUU y Turquía se ven en lados opuestos", comentó al autor Vladímir Avatkov.
La ruptura con EEUU contribuirá a un mayor acercamiento con Rusia y permitirá aliviar algunas de las tensiones pendientes en las relaciones ruso-otomanas —"los temas de Crimea, el Cáucaso e incluso Siria"—.
"Pues, se va a hablar de nuevo sobre las acciones del presidente norteamericano que benefician los intereses rusos", bromea Mirzayán en conclusión.