"La reforma de las pensiones no puede aprobarse con prisas, ni puede colocar los intereses del mercado financiero y las razones de orden económica por encima de las necesidades de la población; los valores ético-sociales y solidarios son imprescindibles", explicó en una entrevista con Sputnik el secretario general de la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños y obispo auxiliar de Brasilia, Leonardo Steiner.
Estos cambios y el hecho de que no se distinguiera a los trabajadores urbanos de los rurales, que soportan unas condiciones de trabajo más duras, motivaron las críticas no sólo de la Iglesia, sino de diversos sectores de la sociedad, por lo que el Gobierno está cediendo e incorporando algunas modificaciones a su propuesta.
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Sin embargo, Steiner recalca que hay un problema de base y es la falta de información, "es urgente una auditoría del sistema (…) no es posible buscar una solución de un asunto tan complejo con informaciones inseguras y contradictorias", recalca el obispo, que recuerda que los números del déficit que aporta el Gobierno no casan con los de otras instituciones.
Esto representa un 2,4% del PIB y el 97% del total del agujero de las cuentas públicas, pero otros informes como el de la Asociación Nacional de Auditores Fiscales de la Hacienda Federal (Anfip en portugués) aseguran que las cuentas no estarían en números rojos si se calcularan de forma diferente, porque el gobierno deja de contar algunos ingresos y añade gastos a ese presupuesto.
En cualquier caso, bajo el argumento de que los ingresos no aumentan y la población está cada vez más envejecida el Ejecutivo de Temer planificó una reforma que en opinión de Stenier sólo quiere agradar al mercado.
"Ninguna solución para equilibrar un posible déficit puede prescindir de valores ético-sociales y solidarios (…) aquí no existe ninguna referencia a esos valores, reduciendo el sistema de pensiones a una cuestión económica", lamentó el obispo.
Aun así, sindicatos y movimientos sociales de izquierda mantienen en pie la convocatoria de huelga general prevista para el próximo 28 de abril contra la reforma y contra el Gobierno Temer como un todo.
"La Conferencia Nacional de Obispos reconoce que es necesaria una fuerte movilización popular y de las organizaciones de la sociedad civil como forma de presionar", apunta Steiner, que al ser preguntado sobre si apoya el paro responde que su organización reconoce que la huelga es un derecho legítimo.
A pesar de no unirse de forma clara a las movilizaciones, los obispos enviaron una circular a todas sus parroquias en la que daban vía libre para los sacerdotes abordaran el tema de la reforma de las pensiones en misa, durante los sermones.
A la Iglesia Católica se unieron también varias entidades evangélicas tradicionales, como la Alianza Evangélica Brasileña, la Convención Baptista Brasileña (CBB), la Convención Baptista Nacional (CBN), la Iglesia Evangélica Luterana de Brasil (IELB) y la Red Evangélica Nacional de Acción Social (Renas), entre otras, que también manifestaron su rechazo en notas oficiales.
La aprobación de la reforma de las pensiones es uno de los principales objetivos de la política económica de Temer y según diversos analistas el apoyo de las esferas económicas a su Gobierno está condicionado a su capacidad para sacarla adelante en el Congreso Nacional.