La manifestación, organizada por sindicatos y movimientos sociales de izquierda, llenó la Avenida Paulista a la altura del Museo de Arte de São Paulo (MASP) y contó con la presencia sorpresa del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores), que hizo un breve discurso.
La marcha fue organizada por el sindicato Central de Trabajadores de Brasil (CTB) y los movimientos sociales Frente Brasil Popular y Brasil Sem Medo.
El principal sindicato del país, la Central Única de Trabajadores (CUT), históricamente ligado con el PT, también mostró su apoyo, porque a pesar de las divergencias con otros sindicatos, están "unidos contra los retrocesos en democracia", según explicaron en redes sociales.
Estudiantes, profesores, funcionarios públicos, grupos anarquistas y formaciones progresistas como el Partido Socialismo como el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y el Partido Socialismo y Libertad (Psol), también integraron el heterogéneo grupo de manifestantes.
El llamado "Día Nacional de la Paralización" fue un éxito para el coordinador del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), Guilherme Boulos, que estuvo presente en la manifestación de São Paulo.
"Hoy es un día histórico, hoy Brasil paró; nuestro pueblo entró en acción, se acabó la paciencia con este Gobierno golpista", dijo, y avisó que si la reforma llega a votarse en Brasilia "tomarán" el Congreso para impedirlo.