EEUU utilizó el 13 de abril por primera vez en la historia su proyectil más potente, la bomba termobárica MOAB (GBU-43). No obstante, el resultado de la explosión de un arma de tanta potencia fue bastante mediocre, afirma el experto militar de Sputnik, Andréi Kots.
Según el Pentágono, la bomba rellena con una mezcla de trilita, hexógeno y polvo de aluminio, aniquiló a unas decenas de terroristas.
Sin embargo, 'la madre de todas las bombas', como la bautizaron los propios militares, no está destinada para destruir refugios subterráneos fortificados.
Igual que la bomba aérea BLU-82 Daisy Cutter de la época de la guerra de Vietnam, la GBU-43 fue desarrollada para lanzar ataques contra áreas forestales, con el fin de despejar grandes zonas para el aterrizaje de helicópteros con tropas además de detonar los campos de minas enemigos.
"De esta manera, el efecto del ataque aéreo resultó más bien psicológico. Sí, el impacto de la explosión fue colosal", admite Kots.
El título de la bomba más pesada en el historia no pertenece a la GBU-43, sino a su hermana mayor, la GBU-57, también de fabricación estadounidense. Es una bomba antibúnker de penetración profunda, con guía de precisión. Su peso es de más de 13.5 kilogramos. Además, puede penetrar de hasta 60 metros de profundidad en el terreno y de hasta 19 metros en el hormigón armado.
La Fuerza Aérea de EEUU recibió el primer lote de estas bombas en 2011, pero aún no las ha utilizado en combate.
Sputnik te ha preparado una compilación de otras armas formidables que todavía no han sido usadas en el campo de batalla del siglo XXI y siguen almacenadas, esperando su momento para 'brillar'.
Sin embargo, la bomba no nuclear más potente fue desarrollada en Rusia. Se trata del proyectil aéreo vacío ODAB-9000, sometido a las pruebas el 11 de septiembre de 2007 desde un bombardero estratégico Tu-160. Desde entonces, es llamado por los medios y los militares rusos como 'padre de todas las bombas'.
Todos los materiales acerca de esta arma rusa están altamente clasificados, incluyendo el número total de las unidades operativas y el lugar exacto de su almacenamiento.
Se estima que el 'padre' tenga una potencia equivalente a 44 toneladas de TNT, lo que la hace cuatro veces más potente que su análogo estadounidense y la convierte en el arma no nuclear más poderosa de la historia.
Otro campeón en la potencia —y la falta de demanda— entre las armas no nucleares, es la artillería de cañón de gran calibre, desarrollada durante la Guerra Fría por la URSS y EEUU. Ambos países buscaron crear un medio eficaz para la entrega de cargas nucleares tácticas para lanzar ataques de poca potencia contra concentraciones de las tropas enemigas a una distancia relativamente corta.
Así, la URSS desarrolló el cañón autopropulsado 2S7 Pión de 203 mm y su modificación 2S7M Malka. Aunque estos sistemas fueron creados para lanzar ataques con cargas de ojivas nucleares, los constructores de armas soviéticos también inventaron para ellos una serie de proyectiles no nucleares de mayor potencia. Por ejemplo, con un proyectil explosivo rompedor activo-reactivo ZFOF35 de 110 kg de peso, el Pión era capaz de lanzar ataques a una distancia de 50 kilómetros.
Los países occidentales también experimentaron activamente con la artillería de alta potencia entre 1940-1950. Así, Alemania desarrolló el mortero de asedio autopropulsado Mörser Gerät —también conocido como Karl— de 600 mm y el cañón ferroviario de largo alcance Gustav Gerät 'Dora', con un calibre de 800 mm, utilizados durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, poco se sabe sobre el mortero estadounidense Little David de 914 mm de calibre, probado por primera vez en 1944. Este monstruo pesaba más de 88 toneladas, pero solo podía lanzar ataques a ocho kilómetros de distancia, por lo cual nunca participó en un combate real.
Durante la Guerra Fría, las Fuerzas Armadas de la URSS buscaron una manera eficaz de hacer frente a los portaviones estadounidenses. Así, en el astillero naval de Nizhni Nóvgorod nació el híbrido de buque y avión: ekranoplano portamisiles Lun, lanzado en 1980. Analistas estadounidenses lo bautizaron el 'monstruo del Caspio' por su aspecto formidable y características de combate avanzadas.
Tenía una longitud de 73.8 metros, una altura de 20 metros y la superficie alar de 550 metros cuadrados. Era capaz de alcanzar la velocidad de hasta 500 kilómetros por hora sobre el mar.
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Por desgracia, el ekranoplano fue construido en una sola copia debido a las reducciones presupuestarias sufridas por el Ejército de la URSS en la década de los 1980. No obstante, expertos y militares no han renunciado a la idea de revivir el programa de su construcción.
El VA-111 Shkval —torpedo con sistema de autopropulsión basado en supercavitación— era otro 'asesino de portaviones' soviético. El misil-torpedo era capaz de portar tanto ojivas nucleares de 150 kilotones, como cabezas convencionales de hasta 350 kilogramos de explosivos.
La ventaja principal de esta arma era su velocidad, que alcanzaba 370 kilómetros por hora, o 200 nudos. Tales características se lograron mediante el uso del motor de reacción submarino, propulsado por combustible sólido hidroactivo. Este motor le proporciona al Shakval el empuje y la velocidad suficiente como para logar la condición de supercavitacion. Esto significa que el torpedo no se mueve en el agua sino en una burbuja de gas, lo cual disminuye la fricción.
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La principal desventaja de las armas de este tipo es su alcance extremadamente bajo, de tan solo 13 kilómetros. Teniendo en cuenta el alto nivel del ruido generado por los submarinos y el ruido del propio torpedo, esta arma tiene una aplicación muy limitada.
"Sin embargo, el Shkval sigue siendo el factor a considerar para un enemigo potencial, antes de que este decida acercarse a nuestros buques y sumergibles", concluye Kots.