Aunque todo lo que rodea a esta arma (incluso su nombre real) es información confidencial, se conoce que se trata de una bomba termobárica de alto impulso. Fue desarrollada a principios de los 2000, revelada por primera vez el 11 de septiembre de 2007 y llamada entonces por los medios 'padre de todas las bombas'.
Con una carga explosiva inferior a la de la 'madre' (7,1 toneladas contra 8,2), se estima que el 'padre' tenga una potencia equivalente a 44 toneladas de TNT, lo que la hace cuatro veces más potente que su análogo estadounidense y la convierte en el arma no nuclear más poderosa de la historia.
"Los resultados de las pruebas del proyectil demuestran que su eficiencia y capacidad son comparables a una ojiva nuclear. Al mismo tiempo, quisiera destacar esto en particular, esta munición no contamina en absoluto el medio ambiente", contó el jefe de personal adjunto de las FFAA Alexánder Rukshin, días después de ser revelada.
La bomba está principalmente destinada a liquidar complejos de cuevas y túneles subterráneos utilizados como escondite por grupos terroristas. El mayor daño es causado por la onda expansiva supersónica y por las temperaturas extremadamente altas, que incineran todo lo que esté cerca. Para describir el poder destructivo de la bomba, Rukshin anotó que "todo ser vivo es literalmente vaporizado".
El 13 de abril, EEUU utilizó por primera vez la mayor bomba no nuclear de su arsenal: la GBU-43, también conocida como la 'madre de todas las bombas'. El proyectil fue arrojado contra las posiciones del grupo terrorista Daesh en Afganistán. Según los medios, fueron aniquilados al menos 36 extremistas. El presidente Donald Trump calificó la operación de "extremadamente exitosa".