No obstante, nadie está interesado en una suicida tercera guerra mundial, señala Jrolenko.
"Para una implementación exitosa de la política exterior de EEUU, el lanzamiento de los misiles debería ser dosificado y periódico. Las operaciones en Irak, Yugoslavia y Afganistán sugieren que el límite para un territorio (y su población) es de entre 300 y 700 misiles".
Espectáculo de lucha
Incluso por el ataque contra Siria, Trump alabó a los marineros de manera muy original: "Fue una buena presentación de Estados Unidos".
Existe la esperanza que "la prioridad siga siendo una impactante imagen de televisión en lugar de un derramamiento de sangre a gran escala", afirma el columnista.
Según Jrolenko, es poco probable que en un futuro próximo Trump utilice Tomahawk en Siria.
Si se tiene en cuenta que Rusia no va a detener al portaaviones Carl Vinson en su camino hacia Corea del Norte, es posible influir en las iniciativas de Estados Unidos y los acontecimientos negativos, por ejemplo, por medio de una cancelación de la visita de Tillerson, sugiere Jrolenko.
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Según el periodista, tras la escalada en Siria, no vale la pena esperar propuestas constructivas por parte de Washington en un futuro próximo.
"Hoy en día, los estadounidenses han bombardeado Siria, y también pueden empezar a bombardear Rusia, si no se les da en las manos. Pese a que es muy difícil, todavía es posible evitar una gran guerra. Aunque no sería por una retirada rusa, sino al contrario…", cita el autor al escritor Israel Shamir.
Una respuesta simétrica
Muchos ya se han dado cuenta de que, en las circunstancias actuales, Trump está cambiando y se está alejando de su campaña electoral con el fin de conservar el poder.
Sin embargo, el autor destaca que Trump no puede ignorar el potencial político y militar de Rusia y sus aliados. La presencia de la fragata Almirante Grigorovich en el mar Mediterráneo podría ser una de las muchas respuestas simétricas.
"Se sabe que los débiles se dan por vencidos. Hace falta responder a una demostración de fuerza de manera similar. Cualquier alternativa es errónea, especialmente en Oriente Próximo, donde se entiende y se respeta solo la fuerza. El mundo entero estaría en peligro si empezaran a tratar a Rusia a punta del lenguaje de los Tomahawk", concluye.