Durante su entrevista con Sputnik, Eugenio mencionó a su ilustre ancestro Nikolái Nikitich Dobrynin, que fue gobernador de Tula en la primera mitad del siglo XIX.
Pero no fue el único Dobrynin que estuvo al frente de la ciudad: cuatro miembros más de esta saga familiar fueron elegidos alcaldes de Tula en el siglo XIX.
La gran importancia que Tula ha tenido para la historia de Rusia —su primera mención data del 1382 mientras que hay menciones aisladas que se remontan hasta el año 1146— implica también que haya sido una prioridad que la ciudad tuviera buenos gobernantes.
La protectora de Moscú
Fundada como una fortaleza y puesto administrativo, Tula se desarrolló desde sus inicios con un marcado acento bélico, guerreando contra pueblos nómadas y otros invasores. Además, desempeñó un papel importante en los conflictos internos que sufrió Rusia.
Durante el llamado Período Tumultuoso de la historia del país eslavo (1598-1613), fue escenario de varias sublevaciones contra el zar Basilio IV, además de ser testigo del surgimiento de dos impostores que aseguraban ser los legítimos pretendientes al trono de Rusia.
No obstante, hacia el final de la también llamada Época de la Inestabilidad, los habitantes de Tula participaron en la insurrección popular contra la intervención polaca en Rusia, que culminó con la liberación de Moscú.
La cuna de la industria armamentista rusa
Con la expansión de las fronteras del país, Tula perdió su estatus de fortaleza fronteriza y se convirtió en un importante centro comercial e industrial, sobre todo de la industria metalúrgica, próspera gracias a los yacimientos de metales de la zona.
Acompañando a la metalurgia, creció también la industria armamentista, impulsada por excelentes artesanos herreros.
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Según indicó Eugenio Dobrynin, entre los primeros herreros artesanos figuraban sus ancestros, algo que quedó reflejado en el escudo heráldico de su familia: dos martillos con dos granadas.
La Fábrica de Armas de Tula existe hasta el día de hoy y es la productora de armas más importante de Rusia y una de las más conocidas del mundo.
La familia Dobrynin
Los comerciantes Dobrynin participaron activamente en la vida política y social de Tula. El primero de los Dobrynin que encabezó la cuidad fue Nikita Kondratievich Dobrynin, alcalde entre 1804 y 1806.
El padre de Nikolái Nikitich, Nikita Andréevich Dobrynin, también desempeñó el cargo de alcalde en 1829-1831 y en 1834-1837.
Todas estas entidades todavía existen y funcionan en Tula.
Su pariente Piotr Ivanovich, también elegido varias veces alcalde de Tula en la segunda mitad del siglo XIX, fue uno de los fundadores de la fundación benéfica La Merced.
En 1861, tras la abolición de la servidumbre en Rusia, la familia de los Dobrynin abrió en Tula un banco agrario, especializado en proporcionar a los campesinos liberados los recursos necesarios para comprar tierras.
En total, los miembros de la familia gobernaron Tula durante 40 años.
Por su impecable servicio no solo se le otorgó a la dinastía el título hereditario de ciudadanos honoríficos de Tula, sino que también recibieron un título nobiliario.
La plena confianza del zar
Tras asumir el poder, Alejandro II otorgó varios agradecimientos oficiales a la familia, algo que culminó con la entrega de un título nobiliario a los Dobrynin en 1879.
El mismo Nikolái Nikítich recibió el honor de ser invitado a la ceremonia de coronación del emperador Alejandro III.
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Los Dobrynin entraron con paso firme en la historia de Tula y todavía son recordados en la actualidad. En 2011, con motivo del bicentenario del nacimiento de Nikolái Nikitich Dobrynin, en presencia de sus descendientes, fue inaugurada en Tula una placa conmemorativa que honra a toda la familia Dobrynin, ciudadanos honoríficos de la urbe que lo dieron todo para la prosperidad de su ciudad.