De acuerdo con los recuerdos de sus coetáneos, Anastasia era muy educada —lo que corresponde a la hija de un emperador— sabía bailar, hablar varios idiomas y muchas veces participaba en los espectáculos que se realizaban en los palacios. Además, desde su infancia se empeñó en cuidar de su hermanito, el zarévich Alexei —príncipe heredero en la Rusia zarista—.
Conforme con los datos obtenidos por los empleados del Tribunal de Ekaterimburgo, Namiotkin y Serguéev —los investigadores del asesinato de los Románov en 1918— la familia imperial rusa pudo haber sido suplantada por dobles. Según su versión, los Románov tenían siete familias de dobles.
En los años 90, fueron hallados en las afueras de Ekaterimburgo los restos de los Románov, sin embargo, la altura del esqueleto supuestamente perteneciente a la duquesa Anastasia (171 centímetros en vez de 158), hizo dudar a los investigadores. Además, a través de los análisis de ADN hechos en Alemania se comprobó que los huesos pertenecían a la hija de los Filátov —una de las familias dobles—.
La escasez de información sobre el fin de la familia real provocó la aparición de una ola de Anastasias.
Así, tan solo dos años después de la ejecución de los Románov, aparece en 1920 la primera candidata a gran duquesa. En Berlín, una mujer llamada Anna Anderson intentó quitarse la vida saltando del puente Bendler. Posteriormente, fue internada en el Hospital Psiquiátrico Elisabeth de Lützowstrasse, donde dos años después afirmó ser la gran duquesa Anastasia. La mujer declaró que sobrevivió el ataque bolchevique y fue escondida por un soldado, con el que posteriormente se casó. Lo más raro es que fue reconocida por algunos parientes y por la viuda del doctor Botkin, quien también fue asesinado por los bolcheviques en las afueras de Ekaterimburgo. Pero tras 42 años de discusiones y disputas hasta su muerte en EEUU no fue reconocida por los expertos e historiadores, puesto que no pudo aportar suficientes pruebas para demostrar que era la gran duquesa. Al mismo tiempo, se estableció que la muerte de Anastasia no se podía confirmar como un hecho probado.
La segunda impostora de la gran duquesa se llamaba Eleonora Krueger y vivió con su esposo, un doctor ruso, y con un joven —presunto hermano de la mujer— llamado Gueorgi Zhudin, en la villa de Grabarevo, en Bulgaria. Eleonora murió en 1954, sin embargo, el historiador búlgaro Blagói Emmanuílov asegura que Eleonora es la hija de Nicolás II, y Gueorgi es su hermano pequeño, Alexei, quien también sobrevivió el asesinato.
"En sus últimos años, contaba de los dueños, de su habitación real y de sus dibujos. Además, en 1953, Piotr Zamiátkin, presunto miembro de la guardia de la familia imperial, declaró que llevó a Anastasia y a su hermano Alexei a su pueblo natal, cerca de Odesa, siguiendo las órdenes del propio zar Nicolás. Según el hombre, los hijos del zar habían vivido bajo nombres falsos en un pueblo cerca de la ciudad búlgara de Kazanlak", indicó el experto. De acuerdo con los investigadores, las dos mujeres se parecían mucho en las fotos. Además, tenían el mismo año de nacimiento.
Pero, esto no termina aquí. En 1993, Natalia Bilijodze, de Georgia, declaró ser la gran duquesa. La tercera impostora de Anastasia Románov murió en 2000, a la edad de 101 años. Antes de morir escribió un libro de memorias dedicado a la vida en la casa imperial, titulado "Yo, Anastasia Románov". A pesar de varios análisis de ADN, la supuesta 'duquesa' murió dos años antes del posible reconocimiento.
En total, existieron más de 30 impostoras de Anastasia. Algunas de ellas no hablaban ruso, explicando que lo olvidaron debido al estrés causado por el brutal asesinato de sus parientes. No obstante, ninguna de las candidatas logró pasar el examen creado por el Banco de Ginebra (Suiza).
Tras el hallazgo de los restos de la gran duquesa y su hermano, el zarévich Alexei, en 2007 fue confirmado que ninguna de las mujeres era Anastasia. Sin embargo, la posible supervivencia de la hija de los zares ha sido llevada en numerosas ocasiones a la literatura, el cine y la televisión.