"China puede ofrecer sus propios enfoques para resolver este problema en cuatro direcciones. Estamos hablando de un alto el fuego, la ayuda humanitaria, la lucha contra el terrorismo y las negociaciones políticas".
Al mismo tiempo, el gigante asiático actúa de manera flexible en Siria, diversificando sus vínculos con los principales actores regionales que ejercen una influencia directa en las perspectivas de la solución del conflicto sirio. Por un lado, China coopera con Irán, aliado de Bashar Asad. Por el otro, sus socios son Arabia Saudí y Catar, que insisten en que Asad deje el poder. Pekín no se pronuncia abiertamente en contra de la posición de estos países sobre Siria.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 29 de octubre de 2016
Una de las razones para este tipo de 'prudencia' podrían ser los intereses económicos. Arabia Saudí es el mayor proveedor de petróleo de China, mientras que Catar es un importante exportador de gas natural.
En este contexto, el objetivo principal del diplomático chino fue buscar canales de comunicación con la oposición y obtener una imagen completa de la situación, asegura Adzhar Kúrtov, experto del Instituto Ruso de Estudios Estratégicos.
"China sigue muy de cerca los acontecimientos en Oriente Próximo. Tiene grandes intereses económicos en la región, considerada por el país como un mercado de inversión de capital muy prometedor", señala el experto.
El experto destaca también la cuestión de la seguridad.
"La actividad [de China] en Siria está relacionada también con los problemas de seguridad. Las actividades del grupo terrorista Daesh —prohibido en Rusia y otros países- en la región afecta indirectamente a la seguridad de China", explica.