El factor "chino" más bien sirve para ejercer presión diplomática y política en varios frentes, asegura el autor.
Además, a pesar de que la amenaza terrorista parece global, y muchos dirían que Europa fue atacada varias veces, no se puede negar el hecho de que la proximidad territorial de Irán, Rusia y China al 'teatro del terrorismo' los haga más vulnerables y, lógicamente, les empuje a establecer un bloque de este tipo.
Mientras tanto, una participación militar más directa de China depende de cómo se desarrolle la guerra.
No debemos perder de vista el hecho de que China recibe alrededor de la mitad de su petróleo y gas del Oriente Próximo, sobre todo de Irán, Irak y Arabia Saudí, que respaldan partes opuestas en el conflicto multilateral.
"Es poco probable que Pekín se arriesgue a apoyar cualquiera de esos poderes, involucrándose militarmente en el conflicto, ya que puede acabar con más enemigos que amigos en la región", advierte Salman Rafi.
La presencia de China significa que los aliados regionales de EEUU en el Oriente Próximo estarán bajo presión. Rusia e Irán, así como Turquía, pueden tratar de utilizar el factor "chino" para presionar a Arabia Saudí y a sus aliados para que detengan la financiación a los grupos terroristas en Siria y en otros lugares de la región.
Si se hace realidad este guion, EEUU puede quedar en una posición "marginada" —término que ya han empleado algunos analistas— en Oriente Próximo, resume el autor.