Hace dos décadas, las exportaciones que impactaban en la actividad económica eran un 80 por ciento petroleras; hoy las relacionadas con los hidrocarburos apenas alcanzan un 8 por ciento; predominan las exportaciones de manufacturas, y la dependencia del Gobierno federal de los impuestos a la petrolera estatal Pemex se ha reducido a la mitad en tres años, dijo Peña.
El Presidente dijo que el impacto de los bajos precios mundiales del crudo se ha reducido en los últimos años para décimo productor mundial de crudo: "imagínense lo que hubiese sido de no haber hecho varios cambios estructurales, que nos hacen ser menos dependientes de ingresos petroleros, hoy siguen teniendo un impacto de 18 por ciento", en los ingresos del gobierno federal.
Sin embargo, los estados donde se desarrolla la actividad petrolera comienzan a sentir los efectos de año y medio de bajos precios, en los cuales la mezcla mexicana ha perdido casi el 70 por ciento de su valor.
Pero también han sido afectados por la caída sostenida de la producción a lo largo de 12 años, en los cuales la producción nacional se derrumbó de un pico histórico de 3,4 millones de barriles diarios a 2,2 millones b/d en la actualidad.
El mandatario anunció “acciones que nos permitan hacerle frente a algo muy particular, lo que tiene que ver con el desempleo, que se ha acentuado aquí en esta entidad y en otras de nuestro país que tienen una dependencia y una vinculación muy señalada con la actividad petrolera y que ésta ha afectado al mundo entero y a nuestro país, pero especialmente a entidades con alta dependencia de los ingresos petroleros”.
Las acciones consistirían en programas temporales de empleo, con el impulso a la micro y pequeña industria para generar nuevas fuentes de trabajo en sectores de la economía no ligados al petróleo, dijo el líder latinoamericano.
En la primera mitad del mandato de Peña, los ingresos petroleros en el presupuesto del Gobierno federal se redujeron a la mitad, mientras ha sido compensados con la recaudación fiscal no petrolera, que se incrementó casi un 50 por ciento más (47,6%).
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Peña emprendió la apertura de México a la inversión privada en la industria petrolera que desde la nacionalización de 1938 era un monopolio estatal controlado por Pemex, que ahora se ha convertido en un jugador más ante el desembarco de petroleras extranjeras.
Pero la llamada “joya de la corona” de las reservas de hidrocarburos son yacimientos en el lecho marino de las aguas profundas que, requieren unos 44.000 millones de dólares en inversiones con alto riesgo en alta mar del Golfo de México y costosa tecnología de punta.
Esa mega-licitación anunciada para finales de 2016 sí puede ser impactada por los deprimidos precios del crudo y masivas pérdidas acumuladas en 18 meses por las grandes petroleras mundiales interesadas, entre las cuales al menos tres grandes han levantado la mano en México: la anglo-holandesa Shell, la estadounidense Chevron y la francesa Total.