Economía

La Casa de la Moneda, un instrumento centenario de Argentina al que Milei quiere poner fin

El deseo del presidente argentino, Javier Milei, de cerrar la histórica Casa de la Moneda es "absolutamente ideológico" y no mejorará las finanzas argentinas, dijo a Sputnik el economista Juan Valerdi. Para el también economista, Martín Kalos, debe debatirse si efectivamente un privado podría hacer la tarea a menor costo.
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La icónica promesa de campaña del presidente argentino, Javier Milei, de cerrar el Banco Central y dejar de emitir pesos argentinos aún no se ha cumplido, pero podría tomar forma con la Casa de la Moneda, una empresa pública argentina que desde el siglo XIX se dedica a la impresión de billetes y monedas de circulación oficial.
La medida fue anunciada oficialmente por el vocero presidencial, Manuel Adorni, primero con una publicación en X que afirmaba que "se ha decidido cerrar la Casa de la Moneda", pero que luego eliminó, y finalmente en una rueda de prensa en la que afirmó que el ente tiene deudas por 371 millones de dólares y un resultado bruto negativo de 20,5 millones de dólares".
En su presentación, el vocero presidencial atribuyó al Gobierno de Alberto Fernández (2019-2023) haber tenido que comprar billetes en el exterior debido a que la imprenta de la Casa de la Moneda "no daba abasto" para la impresión de billetes, que no aumentaron su denominación a pesar de la inflación.
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"En Argentina, que ya no imprime billetes para financiar la política, la verdad es que poco sentido tiene seguir con este absoluto despilfarro para mantener una estructura al servicio de, como los llamamos nosotros, los degenerados fiscales", sostuvo Adorni, agregando que la "readecuación" de la Casa de la Moneda será, para el Gobierno de Milei, "el último clavo en el ataúd de la inflación".
En las últimas décadas, el ente también incorporó otras funciones como la impresión de diplomas universitarios y otros documentos que requieren mecanismos de seguridad para no ser falsificados, como documentos de identidad, pasaportes y otros certificados.
"La Casa de la Moneda no imprime solo billetes, porque en definitiva es una gran imprenta con sofisticación", explicó a Sputnik el economista argentino Martín Kalos, director de la consultora EPyCA.
Para el analista, la intención del Gobierno en torno a la Casa de la Moneda implica un debate centrado principalmente en "una cuestión de costo y de precio", ya que "no es el mismo nivel de discusión que puede haber con otros servicios públicos o tecnologías clave para el país". En ese sentido, remarcó que el Gobierno seguirá necesitando imprimir billetes y documentos y deberá evaluar si vale la pena pagarle a privados por lo que, hasta ahora, podía hacer el Estado.
En ese sentido, recordó que cualquier privado que sea contratado para esta tarea "le añade al costo de producción un margen de ganancia que el Estado se ahorra si lo hace a través de una empresa estatal". Por lo tanto, debería discutirse si verdaderamente un oferente privado puede resultar "más barato" que una imprenta estatal y si el Estado puede hacerse de la tecnología necesaria para la tarea.
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Aumentará la salida de dólares

También consultado por Sputnik, el economista Juan Valerdi consideró que delegar la impresión de la moneda nacional a agentes privados puede implicar un desafío de seguridad para Argentina. Pero, además, señaló la problemática de que Argentina termine acudiendo a imprentas del exterior.

"Una parte importante de la impresión se tendría que hacer con imprentas de otros países, lo que implica que, para mantener la circulación de monedas y billetes, vamos a necesitar gastar dólares al exterior, en un país que está rascando la olla para conseguir esas divisas", advirtió.

Para Valerdi, el Gobierno presenta un argumento "tramposo" al señalar el déficit de la Casa de la Moneda, ya que los malos resultados del ente se originan en que el Banco Central argentino no le estaba pagando por el trabajo, debiendo el Estado hacerse cargo de los sueldos y gastos de funcionamiento, tras años en los que la impresión de billetes, "por distintas cuestiones, era bastante intensa".
Para el economista, el embate del Gobierno contra la Casa de la Moneda es "absolutamente ideológico", dado que "no tiene ningún impacto trascendente en los grandes números de la macroeconomía". En ese sentido, atribuyó el plan a que tanto Milei como su ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger "tienen especial voluntad de destruir todo lo que tenga relevancia para el Estado y, en especial, aquello que tenga relación con la soberanía".
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Valerdi contrastó la animosidad contra la Casa de la Moneda con la decisión de que el Banco Central continúe funcionando, algo que para el analista se explica porque, según él, el mandatario "se dio cuenta de que el Banco Central no juega en favor del Estado argentino, sino para los grandes fugadores de capitales de Argentina".
El experto lamentó que cerrar la Casa de la Moneda hará que sea "muy difícil la reconstrucción" del ente, en caso de que futuros gobiernos quieran reestatizar la impresión de billetes, dado que la empresa se vale de "tecnología de última generación y gente capacitada que se va a perder".
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