"Somos caros en dólares y pobres en pesos": Argentina, el país de mayor costo de vida de la región
"Somos caros en dólares y pobres en pesos": Argentina, el país de mayor costo de vida de la región
Sputnik Mundo
La conjunción entre el atraso cambiario y la caída de los ingresos por la recesión llevó a que la relación entre precios y salarios ubique al país como uno de... 22.08.2024, Sputnik Mundo
Argentina se convirtió en el país de Latinoamérica con el costo de vida más elevado para sus habitantes y superó incluso a miembros de la Unión Europea. El derrumbe de los salarios reales por la crisis económica, sumado a la apreciación del tipo de cambio implementada por el Gobierno —que resiste a las presiones devaluatorias—, da como resultado un convulsionado cóctel social.El dato surge de un estudio del Centro RA de la Facultad de Ciencias de Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El trabajo informó que una persona requiere casi cinco salarios mínimos para afrontar una canasta básica de consumo: la cifra duplica a la de países de la Unión Europe, tales como Portugal, España, Alemania y Francia, donde el monto estimado requerido es de 2,5 sueldos mínimosLos números hablan por sí solos: en medio del drástico ajuste fiscal desplegado, el Gobierno de Javier Milei fijó el sueldo mínimo en 263.000 pesos argentinos. La cifra equivale a 272 dólares a tipo de cambio oficial, pero si se contempla la cotización paralela —dado que no hay libre acceso a divisas—, el valor desciende a apenas 194 dólares, uno de los más bajos de Latinoamérica.Aun considerando que el Salario Mínimo Vital y Móvil es menor al promedio de ingresos de la mayoría de los trabajadores, su derrotero resulta elocuente. Si bien los sueldos acumulan siete años de caída consecutiva, el poder adquisitivo de los ingresos quedó drásticamente reducido tras la devaluación impulsada por Milei al asumir, cuando el dólar oficial pasó de valer 400 pesos a 800. En aquel momento, diciembre de 2023, la inflación mensual arrojó un inflamable 25,5%, récord en tres décadas.Según el estudio, el costo de vida de una familia argentina tipo, dos adultos y dos niños, es de 14 salarios mínimos; esta relación duplica a la registrada en países vecinos como Brasil y Perú.El capítulo salarial no es el único que explica el particular fenómeno en cuestión. Si Argentina resulta relativamente costosa en términos internacionales porque, simultáneamente, el Gobierno resiste a convalidar una nueva devaluación.Desde el salto cambiario ocurrido en diciembre, el Ejecutivo ha mantenido microdevaluaciones administradas —conocidas como crawling peg— de apenas el 2% mensual, mientras que la inflación acumulada desde aquel momento fue de 134,6%. Es decir que el dólar puede haber quedado "atrasado" respecto a los otros precios de la economía. Prueba de esto es que las cotizaciones paralelas de la divisa orbitan en torno a los 1.300 pesos, un 30% más que la oficial.No obstante, el presidente Milei ha desmentido una y otra vez los rumores de una potencial devaluación. En sus redes sociales, el presidente planteó: "¿no estaremos ante un reacomodamiento de precios ante la distorsión del pasado? ¿Acaso ello no se manifestaría en precios altos en dólares?"Una paradoja costosa socialmenteSegún el especialista, la situación "no es sostenible: si se genera una nueva devaluación, probablemente se corrija el atraso cambiario pero seamos aún más pobres que ahora. Es realmente una encerrona".La lectura del investigador se inscribe en un escenario por demás complejo. Según la Universidad Católica Argentina, realizada con base a datos oficiales, la pobreza ya alcanza al 54,9% de la población, con especial énfasis en los más pequeños."Hoy estamos en muchos precios más caros en dólares que en países desarrollados, pero Argentina no tiene una productividad superior a la de las potencias europeas. Por eso se trata de un escenario muy particular: hasta que revirtamos el deterioro en la productividad, vamos a seguir siendo pobres", sostuvo el experto.Un arma de doble filoSi bien el virtual atraso cambiario puede reflejar ingresos más altos medidos en dólares, para Zack esto constituye una especie de "burbuja". "Estamos caros en dólares porque tenemos un tipo de cambio bajo sostenido. Cuando esto ya no se sostenga, vamos a dejar de ser caros en dólares. Nuestros precios se van a ajustar a nuestro poder adquisitivo en pesos, que es bajo", apuntó.Según el investigador, uno de los desafíos centrales consiste en lograr una mejora sostenible en los ingresos de la población. "Desde 2011 a la fecha, los salarios han perdido contra la inflación. Siempre que tengamos estos valores de aumento de precios, los sueldos no lograrán recuperar lo perdido", afirmó."Lo que importa es que la recomposición salarial sea sostenible. Los ingresos no van a recuperar su poder adquisitivo en el corto plazo. Lo importante no es el futuro inmediato, sino el mediano y largo plazo", remarcó Zack.
La conjunción entre el atraso cambiario y la caída de los ingresos por la recesión llevó a que la relación entre precios y salarios ubique al país como uno de los más caros del continente. Según la Universidad de Buenos Aires, en Argentina una canasta básica requiere de tres sueldos mínimos, superando a Europa y al resto de Latinoamérica.
Argentina se convirtió en el país de Latinoamérica con el costo de vida más elevado para sus habitantes y superó incluso a miembros de la Unión Europea. El derrumbe de los salarios reales por la crisis económica, sumado a la apreciación del tipo de cambio implementada por el Gobierno —que resiste a las presiones devaluatorias—, da como resultado un convulsionado cóctel social.
El dato surge de un estudio del Centro RA de la Facultad de Ciencias de Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El trabajo informó que una persona requiere casi cinco salarios mínimos para afrontar una canasta básica de consumo: la cifra duplica a la de países de la Unión Europe, tales como Portugal, España, Alemania y Francia, donde el monto estimado requerido es de 2,5 sueldos mínimos
Los números hablan por sí solos: en medio del drástico ajuste fiscal desplegado, el Gobierno de Javier Milei fijó el sueldo mínimo en 263.000 pesos argentinos. La cifra equivale a 272 dólares a tipo de cambio oficial, pero si se contempla la cotización paralela —dado que no hay libre acceso a divisas—, el valor desciende a apenas 194 dólares, uno de los más bajos de Latinoamérica.
Aun considerando que el Salario Mínimo Vital y Móvil es menor al promedio de ingresos de la mayoría de los trabajadores, su derrotero resulta elocuente. Si bien los sueldos acumulan siete años de caída consecutiva, el poder adquisitivo de los ingresos quedó drásticamente reducido tras la devaluación impulsada por Milei al asumir, cuando el dólar oficial pasó de valer 400 pesos a 800. En aquel momento, diciembre de 2023, la inflación mensual arrojó un inflamable 25,5%, récord en tres décadas.
Según el estudio, el costo de vida de una familia argentina tipo, dos adultos y dos niños, es de 14 salarios mínimos; esta relación duplica a la registrada en países vecinos como Brasil y Perú.
El capítulo salarial no es el único que explica el particular fenómeno en cuestión. Si Argentina resulta relativamente costosa en términos internacionales porque, simultáneamente, el Gobierno resiste a convalidar una nueva devaluación.
Desde el salto cambiario ocurrido en diciembre, el Ejecutivo ha mantenido microdevaluaciones administradas —conocidas como crawling peg— de apenas el 2% mensual, mientras que la inflación acumulada desde aquel momento fue de 134,6%. Es decir que el dólar puede haber quedado "atrasado" respecto a los otros precios de la economía. Prueba de esto es que las cotizaciones paralelas de la divisa orbitan en torno a los 1.300 pesos, un 30% más que la oficial.
No obstante, el presidente Milei ha desmentido una y otra vez los rumores de una potencial devaluación. En sus redes sociales, el presidente planteó: "¿no estaremos ante un reacomodamiento de precios ante la distorsión del pasado? ¿Acaso ello no se manifestaría en precios altos en dólares?"
Una paradoja costosa socialmente
"Somos caros en dólares pero pobres en pesos. Es una particularidad llamativa, porque en general cuando teníamos precios internacionales elevados, el poder adquisitivo era relativamente bueno", dijo a Sputnik Guido Zack, economista del centro de investigaciones Fundar.
Según el especialista, la situación "no es sostenible: si se genera una nueva devaluación, probablemente se corrija el atraso cambiario pero seamos aún más pobres que ahora. Es realmente una encerrona".
La lectura del investigador se inscribe en un escenario por demás complejo. Según la Universidad Católica Argentina, realizada con base a datos oficiales, la pobreza ya alcanza al 54,9% de la población, con especial énfasis en los más pequeños.
"Hoy estamos en muchos precios más caros en dólares que en países desarrollados, pero Argentina no tiene una productividad superior a la de las potencias europeas. Por eso se trata de un escenario muy particular: hasta que revirtamos el deterioro en la productividad, vamos a seguir siendo pobres", sostuvo el experto.
Un arma de doble filo
Si bien el virtual atraso cambiario puede reflejar ingresos más altos medidos en dólares, para Zack esto constituye una especie de "burbuja". "Estamos caros en dólares porque tenemos un tipo de cambio bajo sostenido. Cuando esto ya no se sostenga, vamos a dejar de ser caros en dólares. Nuestros precios se van a ajustar a nuestro poder adquisitivo en pesos, que es bajo", apuntó.
"Las economías son de pronto un poco más caras en dólares, de pronto un poco más baratas en dólares. El problema de Argentina es que aún tenemos una inflación muy elevada, por lo que una corrección en el tipo de cambio -es decir, una devaluación-, puede dispararla a niveles más complicados de manejar", esgrimió Zack.
Según el investigador, uno de los desafíos centrales consiste en lograr una mejora sostenible en los ingresos de la población. "Desde 2011 a la fecha, los salarios han perdido contra la inflación. Siempre que tengamos estos valores de aumento de precios, los sueldos no lograrán recuperar lo perdido", afirmó.
"Lo que importa es que la recomposición salarial sea sostenible. Los ingresos no van a recuperar su poder adquisitivo en el corto plazo. Lo importante no es el futuro inmediato, sino el mediano y largo plazo", remarcó Zack.
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