EEUU debe mirar su sistema financiero "altamente corrupto" si realmente quiere combatir al narco
EEUU debe mirar su sistema financiero "altamente corrupto" si realmente quiere combatir al narco
Sputnik Mundo
Si EEUU quisiera desarticular al crimen organizado, debería enfocarse en su sistema financiero, que es "altamente corrupto" al igual que su policía, dijo a... 24.07.2025, Sputnik Mundo
Tres meses después de que Washington designó a ocho cárteles como organizaciones terroristas, la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) informó sobre una "operación sin precedentes" en cinco estados del país norteamericano que derivó en la incautación de 400 kilos de fentanilo, presuntamente propiedad de un cártel mexicano."Esta histórica incautación de drogas, liderada por la DEA, representa un golpe significativo contra el cártel de Sinaloa, que elimina el veneno de nuestras calles y protege a los ciudadanos estadounidenses del flagelo del fentanilo", dijo aquel día la fiscal general de EEUU, Pam Bondi.Más recientemente, en una alocución para dar detalles sobre los últimos decomisos de estupefacientes en territorio estadounidense, Bondi acusó, sin ofrecer pruebas, que muchos migrantes irregulares trabajan para los cárteles mexicanos de la droga, a los que responsabilizó de la enorme presencia de fentanilo y metanfetamina en el país norteamericano.Así, para el profesor investigador de la City University de Nueva York, "estas narrativas no son nuevas" en Washington, pero se reformulan constantemente para justificar la intervención en países latinoamericanos.¿Qué hay detrás de la narrativa?A manera de ejemplo, Zavala se refirió a la agenda de Hillary Clinton durante su periodo como secretaria de Estado del expresidente Barack Obama, cuando defendió la idea de combatir a los cárteles de la droga como si fueran grupos insurgentes.Por otro lado, el escritor y periodista destaca que, al equiparar a la población migrante con los narcotraficantes o terroristas, Estados Unidos puede "desacatar el derecho internacional" por la criminalización de personas en situación de movilidad. Además, sostiene que esto sirve para que Washington legitime las redadas de detención masiva que actualmente se emprenden en todo el país.Si bien la construcción de enemigos públicos para justificar la política de seguridad estadounidense no es un asunto novedoso, durante la conferencia de prensa que encabezó la fiscal Bondi ocurrió también un hecho inédito: EEUU reconoció la presencia de redes de distribución de estupefacientes en su territorio.Cuestionado sobre las implicaciones de este giro narrativo, el profesor Zavala señala que, aunque podría parecer que Washington está pensando críticamente en su propia responsabilidad en la problemática del tráfico de drogas, la realidad es que no es así."Cuando Estados Unidos emprende campañas de combate a las drogas a nivel doméstico, todo precedente y dato histórico que tenemos a la mano de cómo ha ocurrido esto desde los años 70 en adelante, [indica que] generalmente esto se traduce en violencia en contra de las minorías más vulnerables del país", pondera Zavala.Al respecto, recuerda que, en la década de los 80, cuando se desató la llamada epidemia por el consumo de crack, la respuesta de Washington consistió en el despliegue de violencia desproporcionada contra las comunidades negras y latinas del país, además del encarcelamiento desproporcionado de estas minorías.EEUU, "el principal centro de lavado de dinero"Por consiguiente, Zavala reiteró su planteamiento de que lo que realmente está activando la política antidrogas estadounidense en la actualidad "son nuevos mecanismos de coerción, de ataque y de administración de la violencia en contra de las minorías hispanas".En ese sentido, el analista ejemplifica que mucha de la droga que consumen las clases altas del país norteamericano, por ejemplo, la cocaína, así como los circuitos de distribución de la misma, son intocables."Las drogas que consume la clase alta en ciudades como Nueva York o Chicago, Los Ángeles, [provienen de] redes que siguen operando y nunca son realmente desmanteladas", apunta el periodista.De esa manera, el investigador argumenta que si el país norteamericano tuviera la intención seria de desarticular al crimen organizado en su territorio, no tendría que ir demasiado lejos, sino que debería concentrarse en su sistema financiero, "que es altamente corrupto", así como en la confiabilidad de sus policías.
Si EEUU quisiera desarticular al crimen organizado, debería enfocarse en su sistema financiero, que es "altamente corrupto" al igual que su policía, dijo a Sputnik el escritor Oswaldo Zavala, autor de 'Los cárteles no existen' y 'La guerra en las palabras: una historia intelectual del narco en México'.
Tres meses después de que Washington designó a ocho cárteles como organizaciones terroristas, la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) informó sobre una "operación sin precedentes" en cinco estados del país norteamericano que derivó en la incautación de 400 kilos de fentanilo, presuntamente propiedad de un cártel mexicano.
"Esta histórica incautación de drogas, liderada por la DEA, representa un golpe significativo contra el cártel de Sinaloa, que elimina el veneno de nuestras calles y protege a los ciudadanos estadounidenses del flagelo del fentanilo", dijo aquel día la fiscal general de EEUU, Pam Bondi.
Más recientemente, en una alocución para dar detalles sobre los últimos decomisos de estupefacientes en territorio estadounidense, Bondi acusó, sin ofrecer pruebas, que muchos migrantes irregulares trabajan para los cárteles mexicanos de la droga, a los que responsabilizó de la enorme presencia de fentanilo y metanfetamina en el país norteamericano.
"La aparición del traficante como terrorista y después el migrante vinculado, asimismo, con el tráfico de drogas, son [aspectos que forman] parte de las agendas de seguridad que Estados Unidos tiene décadas promoviendo en países como México, pero también en Colombia, en la región andina, etcétera", observa el escritor Oswaldo Zavala en entrevista con este medio.
Así, para el profesor investigador de la City University de Nueva York, "estas narrativas no son nuevas" en Washington, pero se reformulan constantemente para justificar la intervención en países latinoamericanos.
¿Qué hay detrás de la narrativa?
A manera de ejemplo, Zavala se refirió a la agenda de Hillary Clinton durante su periodo como secretaria de Estado del expresidente Barack Obama, cuando defendió la idea de combatir a los cárteles de la droga como si fueran grupos insurgentes.
Por otro lado, el escritor y periodista destaca que, al equiparar a la población migrante con los narcotraficantes o terroristas, Estados Unidos puede "desacatar el derecho internacional" por la criminalización de personas en situación de movilidad. Además, sostiene que esto sirve para que Washington legitime las redadas de detención masiva que actualmente se emprenden en todo el país.
"Con esto, lo que logra [la actual Administración] es tratar de persuadir a su base de que las políticas antinmigrantes son en contra de delincuentes cuando, como sabemos, toda información verificable, periodística, recabada seriamente, muestra que se está deteniendo a gente que, en su mayoría, no tiene antecedentes delictivos", analiza Zavala.
Si bien la construcción de enemigos públicos para justificar la política de seguridad estadounidense no es un asunto novedoso, durante la conferencia de prensa que encabezó la fiscal Bondi ocurrió también un hecho inédito: EEUU reconoció la presencia de redes de distribución de estupefacientes en su territorio.
Cuestionado sobre las implicaciones de este giro narrativo, el profesor Zavala señala que, aunque podría parecer que Washington está pensando críticamente en su propia responsabilidad en la problemática del tráfico de drogas, la realidad es que no es así.
"Cuando Estados Unidos emprende campañas de combate a las drogas a nivel doméstico, todo precedente y dato histórico que tenemos a la mano de cómo ha ocurrido esto desde los años 70 en adelante, [indica que] generalmente esto se traduce en violencia en contra de las minorías más vulnerables del país", pondera Zavala.
Al respecto, recuerda que, en la década de los 80, cuando se desató la llamada epidemia por el consumo de crack, la respuesta de Washington consistió en el despliegue de violencia desproporcionada contra las comunidades negras y latinas del país, además del encarcelamiento desproporcionado de estas minorías.
Por consiguiente, Zavala reiteró su planteamiento de que lo que realmente está activando la política antidrogas estadounidense en la actualidad "son nuevos mecanismos de coerción, de ataque y de administración de la violencia en contra de las minorías hispanas".
En ese sentido, el analista ejemplifica que mucha de la droga que consumen las clases altas del país norteamericano, por ejemplo, la cocaína, así como los circuitos de distribución de la misma, son intocables.
"Las drogas que consume la clase alta en ciudades como Nueva York o Chicago, Los Ángeles, [provienen de] redes que siguen operando y nunca son realmente desmanteladas", apunta el periodista.
"Ni hablar de los sistemas de lavado de dinero, que Estados Unidos es posiblemente el principal centro de lavado de dinero mundial y no hay manera siquiera de empezar a hablar seriamente del tema", continúa.
De esa manera, el investigador argumenta que si el país norteamericano tuviera la intención seria de desarticular al crimen organizado en su territorio, no tendría que ir demasiado lejos, sino que debería concentrarse en su sistema financiero, "que es altamente corrupto", así como en la confiabilidad de sus policías.
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