"Mark Carney no quiere que Canadá sea el estado 51 de EEUU, pero sí el miembro 28 de la UE"
"Mark Carney no quiere que Canadá sea el estado 51 de EEUU, pero sí el miembro 28 de la UE"
Sputnik Mundo
La decisión del flamante premier canadiense de elegir París y Londres como sus primeros destinos tras haber asumido el Gobierno de su país, así como de llamar... 27.03.2025, Sputnik Mundo
El 17 de marzo, apenas tres días después de asumir el cargo de primer ministro de Canadá —que había dejado vacante el también liberal Justin Trudeau—, Carney voló a Francia y Reino Unido para dar su primera conferencia internacional como jefe de Estado.Durante dos días —en compañía del presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro británico Keir Starmer y el Rey Carlos III—, Carney enfatizó ante la prensa que era más importante que nunca que su país estrechara lazos con "aliados confiables", una indirecta a EEUU y al Gobierno de Donald Trump, con el que su antecesor Justin Trudeau exhibía fuertes tensiones.Trump vs. CanadáEl mandatario republicano, que regresó a la Casa Blanca con la promesa de hacer volver los trabajos manufactureros al país y regresar a una "era dorada" industrial, no solo ha emprendido en las últimas semanas una guerra arancelaria contra Canadá (y el resto del mundo), sino que además ha insistido en que el país debería ser anexado a EEUU y convertirse en el estado número 51.La propuesta que han validado incluso sus principales colaboradores, como el secretario de Estado, Marco Rubio, elevando así lo que podía ser considerado una broma o provocación a un plan estratégico, como la recuperación del Canal de Panamá o la compra de Groenlandia.Dado ese contexto, cobra sentido el desaire hacia Trump por parte de Carney, quien además se encuentra en campaña de cara las elecciones generales del 28 de abril y apela en cada mitin a un discurso nacionalista, asegurando que Canadá "nunca será parte de EEUU" y advirtiendo que Washington "viene por nuestros recursos".Esta estrategia le ha dado un nuevo aire al Partido Liberal, que hasta hace unas semanas era superado en los sondeos por los conservadores por hasta 25 puntos.Sin embargo, resulta más llamativo que el primer ministro canadiense, en una era marcada por la creciente fortaleza de instancias multilaterales (como los BRICS), el ascenso de un país como China para convertirse en la gran potencia del futuro y la pérdida de prestigio e influencia alrededor del mundo de EEUU, decida posicionarse detrás de Francia e Inglaterra, curiosamente los dos países que subyugaron a Canadá durante siglos hasta su independencia en el siglo XIX.Si bien es cierto que Canadá oficialmente aún es parte de la Commonwealth y que alrededor de una cuarta parte de su población es francófona (un legado de la era colonial de cuando el país se llamaba "Nueva Francia"), la necesidad de enfrentar a Trump con sus amagos arancelarios había hecho imaginar a muchos que Carney elegiría viajar a México para su primer destino oficial, algo que no solo no sucedió.La propia presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, admitió recientemente que no había mantenido hasta el momento una llamada telefónica con el premier canadiense, citando problemas de agenda como la razón de este desencuentro entre dos de los integrantes del T-MEC."Miembro de la élite del globalismo"Samuel Losada, internacionalista argentino egresado de la Universidad de Buenos Aires, dijo para Sputnik que si uno repasa la biografía de Carney y sus postulados económicos y políticos, no es difícil imaginar que el economista graduado en Harvard y exbanquero de Goldman Sachs se inclinaría por los destinos europeos para lanzar su gobierno y su candidatura.A decir del especialista, se trata de dos naciones que representan el "viejo orden mundial y la élite financiera a la que le debe su carrera, lo que explica la actitud belicista y sumisa", opina."Carney no solo tiene la nacionalidad irlandesa y británica, sino que fue presidente del Banco Central de Inglaterra antes que el de Canadá, como así también funcionario del G20, y él mismo dice orgullosamente que es miembro de la élite del globalismo, así que no sorprende que elija ir a Europa en el momento que sus autoridades llaman a rearmarse de cara al futuro a la vez que proponen recortes en las políticas sociales", dice el experto.En ese sentido, Losada señala que Carney no solo está señalando que será un fiel atlantista, en un momento en el que las donaciones de las grandes empresas armamentistas tienen que empezar a llegar para financiar su elección, sino que durante su campaña por el liderazgo se dedicó a demonizar a lo que ha llamado la "izquierda radical" de su partido y a los sectores más vulnerables de la sociedad canadiense, diciendo que estaban abusando de los bancos de alimentos y prometiendo que eliminaría los impuestos a los más ricos y aquellos vinculados a combatir el cambio climático."Si bien ha dicho que no es su prioridad firmar un acuerdo de libre comercio con el Reino Unido, algo que los trabajadores canadienses temen, el hecho de que haya invitado a Zelenski a la próxima reunión del G7 en Alberta y esté haciendo campaña abiertamente por profundizar las políticas neoliberales que solo enriquecen a las élites y ponerse al servicio de la UE, hacen creer a muchos analistas que Carney es otra marioneta de Davos al igual que Trudeau, solo que bajo un disfraz de político outsider, que es lo que demanda el electorado en todo el mundo. Es decir, un lobo con piel de cordero", concluye.
La decisión del flamante premier canadiense de elegir París y Londres como sus primeros destinos tras haber asumido el Gobierno de su país, así como de llamar a Volodímir Zelenski, pero no comunicarse con países vecinos, dan cuenta de que sus prioridades se enfocan más hacia el viejo continente.
El 17 de marzo, apenas tres días después de asumir el cargo de primer ministro de Canadá —que había dejado vacante el también liberal Justin Trudeau—, Carney voló a Francia y Reino Unido para dar su primera conferencia internacional como jefe de Estado.
🇨🇦 This afternoon at Buckingham Palace, the Prime Minister of Canada, Mark Carney, was received in audience by The King. pic.twitter.com/I5U5oPYkii
Durante dos días —en compañía del presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro británico Keir Starmer y el Rey Carlos III—, Carney enfatizó ante la prensa que era más importante que nunca que su país estrechara lazos con "aliados confiables", una indirecta a EEUU y al Gobierno de Donald Trump, con el que su antecesor Justin Trudeau exhibía fuertes tensiones.
La propuesta que han validado incluso sus principales colaboradores, como el secretario de Estado, Marco Rubio, elevando así lo que podía ser considerado una broma o provocación a un plan estratégico, como la recuperación del Canal de Panamá o la compra de Groenlandia.
Dado ese contexto, cobra sentido el desaire hacia Trump por parte de Carney, quien además se encuentra en campaña de cara las elecciones generales del 28 de abril y apela en cada mitin a un discurso nacionalista, asegurando que Canadá "nunca será parte de EEUU" y advirtiendo que Washington "viene por nuestros recursos".
Esta estrategia le ha dado un nuevo aire al Partido Liberal, que hasta hace unas semanas era superado en los sondeos por los conservadores por hasta 25 puntos.
Sin embargo, resulta más llamativo que el primer ministro canadiense, en una era marcada por la creciente fortaleza de instancias multilaterales (como los BRICS), el ascenso de un país como China para convertirse en la gran potencia del futuro y la pérdida de prestigio e influencia alrededor del mundo de EEUU, decida posicionarse detrás de Francia e Inglaterra, curiosamente los dos países que subyugaron a Canadá durante siglos hasta su independencia en el siglo XIX.
Si bien es cierto que Canadá oficialmente aún es parte de la Commonwealth y que alrededor de una cuarta parte de su población es francófona (un legado de la era colonial de cuando el país se llamaba "Nueva Francia"), la necesidad de enfrentar a Trump con sus amagos arancelarios había hecho imaginar a muchos que Carney elegiría viajar a México para su primer destino oficial, algo que no solo no sucedió.
La propia presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, admitió recientemente que no había mantenido hasta el momento una llamada telefónica con el premier canadiense, citando problemas de agenda como la razón de este desencuentro entre dos de los integrantes del T-MEC.
"Miembro de la élite del globalismo"
Samuel Losada, internacionalista argentino egresado de la Universidad de Buenos Aires, dijo para Sputnik que si uno repasa la biografía de Carney y sus postulados económicos y políticos, no es difícil imaginar que el economista graduado en Harvard y exbanquero de Goldman Sachs se inclinaría por los destinos europeos para lanzar su gobierno y su candidatura.
A decir del especialista, se trata de dos naciones que representan el "viejo orden mundial y la élite financiera a la que le debe su carrera, lo que explica la actitud belicista y sumisa", opina.
Mark Carney in his own words……. “People will say that I’m an elitist or a globalist… well that’s exactly what we need” pic.twitter.com/r97ePK7FXo
"Carney no solo tiene la nacionalidad irlandesa y británica, sino que fue presidente del Banco Central de Inglaterra antes que el de Canadá, como así también funcionario del G20, y él mismo dice orgullosamente que es miembro de la élite del globalismo, así que no sorprende que elija ir a Europa en el momento que sus autoridades llaman a rearmarse de cara al futuro a la vez que proponen recortes en las políticas sociales", dice el experto.
"Mark Carney no quiere que Canadá sea el estado 51 de EEUU como propone Trump, pero sí, de manera extraoficial, el miembro 28 de la UE, lo cual resulta no solo una traición a las bases de los liberales que han reclamado siempre la absoluta soberanía del país, sino a los postulados antibélicos y anticolonialistas del partido, una capitulación, por cierto, que ya había empezado con Justin Trudeau, otro representante de la elite canadiense y global", añade el analista.
En ese sentido, Losada señala que Carney no solo está señalando que será un fiel atlantista, en un momento en el que las donaciones de las grandes empresas armamentistas tienen que empezar a llegar para financiar su elección, sino que durante su campaña por el liderazgo se dedicó a demonizar a lo que ha llamado la "izquierda radical" de su partido y a los sectores más vulnerables de la sociedad canadiense, diciendo que estaban abusando de los bancos de alimentos y prometiendo que eliminaría los impuestos a los más ricos y aquellos vinculados a combatir el cambio climático.
"Si bien ha dicho que no es su prioridad firmar un acuerdo de libre comercio con el Reino Unido, algo que los trabajadores canadienses temen, el hecho de que haya invitado a Zelenski a la próxima reunión del G7 en Alberta y esté haciendo campaña abiertamente por profundizar las políticas neoliberales que solo enriquecen a las élites y ponerse al servicio de la UE, hacen creer a muchos analistas que Carney es otra marioneta de Davos al igual que Trudeau, solo que bajo un disfraz de político outsider, que es lo que demanda el electorado en todo el mundo. Es decir, un lobo con piel de cordero", concluye.
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