Japón y Corea del Sur prefieren ser "actores secundarios en los planes geopolíticos de EEUU"
Japón y Corea del Sur prefieren ser "actores secundarios en los planes geopolíticos de EEUU"
Sputnik Mundo
Desde su regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha impulsado cambios inmediatos en la política exterior de EEUU, desde cortar la asistencia a... 05.03.2025, Sputnik Mundo
A mediados del pasado mes de febrero, y cuando la última edición de la Conferencia de Seguridad de Munich estaba llegando a su fin, los cancilleres de EEUU, Japón y Corea del Sur mantuvieron un encuentro para, según afirmaron en el comunicado posterior, "reafirmar la inquebrantable asociación trilateral" entre los países.Para muchos analistas, la reunión presencial en la ciudad alemana y la nota de prensa que le siguió, que remarcaba el "compromiso" de los tres Gobiernos para continuar trabajando en conjunto y "promover los intereses compartidos", fue un intento de calmar las voces que comenzaban a dudar sobre el futuro de la alianza entre EEUU y sus dos principales socios asiáticos, en medio de los profundos cambios al orden mundial internacional que la segunda Administración Trump viene generando.Y si bien esta relación no se encuentra formalizada en un bloque exclusivo entre los 3 países, la realidad es que Washington, como parte de su política agresiva contra Pekín debido al extraordinario crecimiento económico y tecnológico de la nación asiática, ha venido fortaleciendo en los últimos sus años su presencia en la región, aumentando la cantidad de soldados en ambos países (Japón es el país donde más soldados estadounidenses estacionados hay en el mundo, por fuera de EEUU), como así también estableciendo numerosos tratados de cooperación en materia de seguridad, defensa, salud y tecnología.EEUU, desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la adopción de una política exterior expansionista y una aguerrida diplomacia anticomunista, construyó un sinfín de alianzas con países en la región Indo-Pacífico, pero favoreciendo generalmente los vínculos bilaterales, donde el poderío económico de EEUU impone una mayor asimetría a favor suyo frente a los países más chicos. Así, Washington ha obtenido mayores beneficios de Asia, además de su injerencia en cuestiones soberanas de la región, como la instalación de bases militares y el control su desarrollo tecnológico, como sucede ahora con Taiwán.Sin embargo, y tras los intentos del anterior presidente Joe Biden de mantener a Japón y Corea del Sur dentro de la zona de infuencia de EEUU, llegando incluso a organizar una cumbre en Camp David en el 2023 con la presencia de los mandatarios de ambos países, muchos expertos de la región asiática han comenzado a preguntarse si no será hora de que, dada la hostilidad que el Gobierno de Trump ha mostrado con socios históricos como México y Canadá, y en medio de un cambio de prioridades de Washington que también parece incluir el distanciamiento con Europa, no sería el momento indicado para que Seúl y Tokio comiencen a "repensar su cercanía a EEUU" e incluso empiecen un proceso de mayor acercamiento con China, a la luz del nuevo escenario mundial.Así lo piensa Samuel Losada, internacionalista egresado de la Universidad de Palermo, quien afirma que la incertidumbre que Trump está provocando alrededor del mundo con su guerra arancelaria y el rompimiento de alianzas geopolíticas históricas de EEUU podría ser un "regalo encubierto" para Corea del Sur y Japón.Para el experto, si Corea del Sur y Japón pudieron dejar atrás las tensiones derivadas de sus conflictos en el pasado, especialmente la dominación japonesa de la Península coreana a comienzos del siglo XX, no sería descabellado que puedan impulsar un "reset" de las relaciones con China, una nación que, recuerda, ha mostrado a lo largo de su historia y en la actualidad, estar muy lejos de comportarse con las actitudes imperialistas que EEUU ha utilizado para mantener un dominio unipolar del mundo.El experto recuerda que Trump no ha descartado que los aranceles a las importaciones a EEUU, que ya sufren países como México, Canadá y China, también incluyan en las próximas semanas a Japón y Corea del Sur, países a los que durante su primer mandato críticó en numerosas oportunidades reclamándoles una mayor colaboración para cubrir los costos de las tropas estadounidensas estacionadas en el territorio asiático."Si bien es cierto que la cooperación entre los países sobrevivió al primer Trump, en este segunda mandato el magnate se está mostrando más decidido y hasta radical, más dispuesto a llevar adelante sus ideas de America First, a la vez que la situación política en Japón y Corea del Sur se ha puesto muy caótica. Por eso considero que ambas naciones harían bien en pensar si seguir tratando de manera privilegiada a un país que aparece tan impresivisible y poco confiable hasta con sus socios más cercanos es la mejor estrategia a futuro", concluye.
Desde su regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha impulsado cambios inmediatos en la política exterior de EEUU, desde cortar la asistencia a Ucrania hasta una política comercial más ríspida con países vecinos como México y Canadá. ¿Podrá seguir la alianza entre el país norteamericano y Japón y Corea del Sur?
A mediados del pasado mes de febrero, y cuando la última edición de la Conferencia de Seguridad de Munich estaba llegando a su fin, los cancilleres de EEUU, Japón y Corea del Sur mantuvieron un encuentro para, según afirmaron en el comunicado posterior, "reafirmar la inquebrantable asociación trilateral" entre los países.
Para muchos analistas, la reunión presencial en la ciudad alemana y la nota de prensa que le siguió, que remarcaba el "compromiso" de los tres Gobiernos para continuar trabajando en conjunto y "promover los intereses compartidos", fue un intento de calmar las voces que comenzaban a dudar sobre el futuro de la alianza entre EEUU y sus dos principales socios asiáticos, en medio de los profundos cambios al orden mundial internacional que la segunda Administración Trump viene generando.
Y si bien esta relación no se encuentra formalizada en un bloque exclusivo entre los 3 países, la realidad es que Washington, como parte de su política agresiva contra Pekín debido al extraordinario crecimiento económico y tecnológico de la nación asiática, ha venido fortaleciendo en los últimos sus años su presencia en la región, aumentando la cantidad de soldados en ambos países (Japón es el país donde más soldados estadounidenses estacionados hay en el mundo, por fuera de EEUU), como así también estableciendo numerosos tratados de cooperación en materia de seguridad, defensa, salud y tecnología.
EEUU, desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la adopción de una política exterior expansionista y una aguerrida diplomacia anticomunista, construyó un sinfín de alianzas con países en la región Indo-Pacífico, pero favoreciendo generalmente los vínculos bilaterales, donde el poderío económico de EEUU impone una mayor asimetría a favor suyo frente a los países más chicos. Así, Washington ha obtenido mayores beneficios de Asia, además de su injerencia en cuestiones soberanas de la región, como la instalación de bases militares y el control su desarrollo tecnológico, como sucede ahora con Taiwán.
Sin embargo, y tras los intentos del anterior presidente Joe Biden de mantener a Japón y Corea del Sur dentro de la zona de infuencia de EEUU, llegando incluso a organizar una cumbre en Camp David en el 2023 con la presencia de los mandatarios de ambos países, muchos expertos de la región asiática han comenzado a preguntarse si no será hora de que, dada la hostilidad que el Gobierno de Trump ha mostrado con socios históricos como México y Canadá, y en medio de un cambio de prioridades de Washington que también parece incluir el distanciamiento con Europa, no sería el momento indicado para que Seúl y Tokio comiencen a "repensar su cercanía a EEUU" e incluso empiecen un proceso de mayor acercamiento con China, a la luz del nuevo escenario mundial.
Así lo piensa Samuel Losada, internacionalista egresado de la Universidad de Palermo, quien afirma que la incertidumbre que Trump está provocando alrededor del mundo con su guerra arancelaria y el rompimiento de alianzas geopolíticas históricas de EEUU podría ser un "regalo encubierto" para Corea del Sur y Japón.
"No han sido pocos los últimos años que han señalado que, mientras revistas como The Economist llaman al siglo XXI el siglo de China, por la gran preponderancia que vaticinan que tendrá este país, Corea del Sur y Japón continúan prefiriendo ser actores secundarios en los planes geopolíticos de EEUU, que queda claro es un imperio en decadencia", apunta.
Para el experto, si Corea del Sur y Japón pudieron dejar atrás las tensiones derivadas de sus conflictos en el pasado, especialmente la dominación japonesa de la Península coreana a comienzos del siglo XX, no sería descabellado que puedan impulsar un "reset" de las relaciones con China, una nación que, recuerda, ha mostrado a lo largo de su historia y en la actualidad, estar muy lejos de comportarse con las actitudes imperialistas que EEUU ha utilizado para mantener un dominio unipolar del mundo.
"EEUU ha buscado durante todo el siglo XX y el XXI separar a estos países de China, porque la unión de ellos sería claramente una gran amenaza para su hegemonía mundial. Lo mismo que ha hecho con Taiwán y también Ucrania, separando y desestabilizando regiones solo por beneficio propio", sostiene Losada.
El experto recuerda que Trump no ha descartado que los aranceles a las importaciones a EEUU, que ya sufren países como México, Canadá y China, también incluyan en las próximas semanas a Japón y Corea del Sur, países a los que durante su primer mandato críticó en numerosas oportunidades reclamándoles una mayor colaboración para cubrir los costos de las tropas estadounidensas estacionadas en el territorio asiático.
"Si bien es cierto que la cooperación entre los países sobrevivió al primer Trump, en este segunda mandato el magnate se está mostrando más decidido y hasta radical, más dispuesto a llevar adelante sus ideas de America First, a la vez que la situación política en Japón y Corea del Sur se ha puesto muy caótica. Por eso considero que ambas naciones harían bien en pensar si seguir tratando de manera privilegiada a un país que aparece tan impresivisible y poco confiable hasta con sus socios más cercanos es la mejor estrategia a futuro", concluye.
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