Los aranceles de Trump llevarían a la economía de EEUU a una debacle similar a la vista con Hoover
Los aranceles de Trump llevarían a la economía de EEUU a una debacle similar a la vista con Hoover
Sputnik Mundo
En 1930, el Congreso de EEUU aprobó la Ley Hawley-Smooth, con la que se aumentaron los aranceles a productos extranjeros. La medida provocó que las naciones... 31.01.2025, Sputnik Mundo
Un político del Partido Republicano propone que, ante una economía frágil y una ciudadanía cada vez más inquieta por el crecimiento de la inmigración y el aumento del costo de vida, se impongan barreras arancelarias para proteger la manufactura local, bajar la inflación y regresar a las épocas de grandeza de la nación.Aunque la anterior podría ser la historia de la exitosa campaña de Donald Trump, casi 100 años antes de su regreso a la Casa Blanca, Herbert Hoover llegó a la presidencia de EEUU haciendo gala de una plataforma llamativamente similar, combinando el nacionalismo ("America First") con un mensaje económico centrado en la necesidad de imponer aranceles para regresar a la senda del crecimiento y fortalecer la industria nacional.Una ley controversialConocida popularmente como la Ley Hawley-Smoot en referencia a los senadores republicanos que elaboraron el texto, la llamada "Ley de Aranceles" fue aprobada por legisladores estadounidenses en junio del 1930, un año y medio después del triunfo en las urnas de Hoover, elevando de manera unilateral los aranceles en un promedio de 20% a 20.000 productos importados, incluyendo aquellos provenientes de países vecinos como Canadá y México.Entre el triunfo del candidato republicano y la aprobación de la mencionada política, la economía del país había sufrido un dramático hundimiento a causa del crac del 29, que puso fin a una década de prosperidad basada en especulación financiera y dio comienzo al período conocido como la Gran Depresión, disparando la desocupación casi de la noche a la mañana al 25% y provocando la quiebra de 25.000 bancos y cientos de miles de comercios.Ante este dramático contexto, el Gobierno se vio urgido de buscar soluciones para intentar resolver la dura crisis económica y social que atravesaba el país, por lo cual la normativa fue aprobada con apoyo bipartidario en ambas cámaras, pese a la advertencia de numerosos economistas de que impactaría de manera negativa al país.En efecto, la implementación de la medida fue tomada como un acto hostil por la comunidad internacional, que inmediatamente respondió colocando aranceles a todos los productos de fabricación estadounidense que eran importados.A diferencia de lo que habían prometido los políticos estadounidenses, incluyendo el propio Hoover, el efecto resultó devastador para la industria de EEUU. Debido a la reducción de la demanda internacional, sumado a la crisis económica interna, millones de empleados fueron cesados, a la vez que el PBI se redujo en un 26%, la cifra más alta en la historia del país norteamericano.Las consecuencias políticas también resultaron igual de catastróficas. La popularidad de Hoover, gravemente afectada tras el Lunes Negro del 29, se hundió a números negativos, y el republicano resultó derrotado de manera contundente por su adversario, Franklin D. Roosevelt, en los comicios de 1932. El entonces presidente obtuvo apenas 59 votos electorales frente a los 472 obtenidos por su adversario, la victoria en una elección general más contundente de la historia de EEUU hasta el triunfo de Ronald Reagan en 1984.Roosevelt, que había hecho campaña prometiendo terminar con la guerra arancelaria, derogó la Ley Hawley-Smoot ni bien tomó posesión del cargo y puso en marcha una medida de emergencia para la recuperación económica, conocida como "New Deal", un ambicioso plan de infraestructura cuyo objetivo fue darle trabajo a los millones de ciudadanos que habían quedado en la calle debido al crash financiero y la fallida política de tarifas de su antecesor. Los efectos ruinosos de la guerra arancelaria resultaron tóxicos para el Partido Republicano, que fue marginado del poder por casi dos décadas debido al mal recuerdo de su última gestión. En su búsqueda de una nueva identidad para ganarse el favor de los votantes, el GOP terminaría adoptando una doctrina económica basada en el libre comercio que duraría hasta la irrupción de Trump en sus primaras de las elecciones del 2016.¿Se podría repetir la historia en el 2025?Si bien durante su primer mandato el presidente Trump utilizó los aranceles como una herramienta política, su implementación estuvo limitada a apenas una serie de productos (aluminio y paneles solares, etc.). En la gran mayoría de los casos, su Administración dio marcha atrás cuando gobiernos de otros países anunciaban que impondrían sus propias tarifas a bienes importados de EEUU.Esta vez, Trump ha dejado en claro que la implementación de aranceles va en serio, amenazando a países como Canadá y México con imponer tarifas del 25% y a China por un valor del 10%. A diferencia de lo que ocurrió en su primer mandato, el mandatario cuenta de momento con un fuerte respaldo en su país, tanto popular como de figuras del mundo de los negocios.Siguiendo la línea de los gobiernos de estos países, que advirtieron que una guerra comercial terminaría afectando de manera dramática a los ciudadanos de EEUU, especialistas dijeron a Sputnik que la imposición de barreras arancelarías podría derivar en "una ruina" para el país norteamericano, no muy distinta a la ocasionada durante la presidencia de Hoover.Esto, explicó el experto, porque la actitud hostil de Trump resultará un incentivo para el resto de los países, incluso aquellos que se consideraron siempre "socios" como Canadá o Dinamarca (amenazada con aranceles por el republicano si es que no le venden Groenlandia), a buscar otras alternativas para el comercio y alejarse de EEUU y sus políticas de extorsión.En ese sentido, dice el analista, Trump puede llegar a obtener victorias pírricas y decididamente menores, como lograr que los migrantes deportados sean devueltos a sus países en aviones militares, pero estas acciones, además de las críticas que despiertan por cuestiones éticas, no reportan ningún beneficio real a los estadounidenses."Trump podría llegar a alardear que tal o cual político se echó para atrás e hizo lo que él quería, pero a la larga una presidencia triunfa o se hunde según cuánto mejoró ese político la vida de los ciudadanos, cuántos más trabajos creó, cosas tangibles. Trump hizo campaña prometiendo bajar el precio de los bienes y traer de nuevo trabajos manufactureros al país, pero si lo que termina logrando es hacer los productos más caros y que sus industrias no repunten, su política de aranceles, y por lo tanto su presidencia, habrá sido un fracaso", afirma.
En 1930, el Congreso de EEUU aprobó la Ley Hawley-Smooth, con la que se aumentaron los aranceles a productos extranjeros. La medida provocó que las naciones afectadas pusieran sus propias tarifas a las importaciones del país norteamericano, lo que golpeó su actividad comercial e impactó en la popularidad del presidente Herbert Hoover.
Un político del Partido Republicano propone que, ante una economía frágil y una ciudadanía cada vez más inquieta por el crecimiento de la inmigración y el aumento del costo de vida, se impongan barreras arancelarias para proteger la manufactura local, bajar la inflación y regresar a las épocas de grandeza de la nación.
Aunque la anterior podría ser la historia de la exitosa campaña de Donald Trump, casi 100 años antes de su regreso a la Casa Blanca, Herbert Hoover llegó a la presidencia de EEUU haciendo gala de una plataforma llamativamente similar, combinando el nacionalismo ("America First") con un mensaje económico centrado en la necesidad de imponer aranceles para regresar a la senda del crecimiento y fortalecer la industria nacional.
Conocida popularmente como la Ley Hawley-Smoot en referencia a los senadores republicanos que elaboraron el texto, la llamada "Ley de Aranceles" fue aprobada por legisladores estadounidenses en junio del 1930, un año y medio después del triunfo en las urnas de Hoover, elevando de manera unilateral los aranceles en un promedio de 20% a 20.000 productos importados, incluyendo aquellos provenientes de países vecinos como Canadá y México.
Entre el triunfo del candidato republicano y la aprobación de la mencionada política, la economía del país había sufrido un dramático hundimiento a causa del crac del 29, que puso fin a una década de prosperidad basada en especulación financiera y dio comienzo al período conocido como la Gran Depresión, disparando la desocupación casi de la noche a la mañana al 25% y provocando la quiebra de 25.000 bancos y cientos de miles de comercios.
Ante este dramático contexto, el Gobierno se vio urgido de buscar soluciones para intentar resolver la dura crisis económica y social que atravesaba el país, por lo cual la normativa fue aprobada con apoyo bipartidario en ambas cámaras, pese a la advertencia de numerosos economistas de que impactaría de manera negativa al país.
En efecto, la implementación de la medida fue tomada como un acto hostil por la comunidad internacional, que inmediatamente respondió colocando aranceles a todos los productos de fabricación estadounidense que eran importados.
A diferencia de lo que habían prometido los políticos estadounidenses, incluyendo el propio Hoover, el efecto resultó devastador para la industria de EEUU. Debido a la reducción de la demanda internacional, sumado a la crisis económica interna, millones de empleados fueron cesados, a la vez que el PBI se redujo en un 26%, la cifra más alta en la historia del país norteamericano.
Las consecuencias políticas también resultaron igual de catastróficas. La popularidad de Hoover, gravemente afectada tras el Lunes Negro del 29, se hundió a números negativos, y el republicano resultó derrotado de manera contundente por su adversario, Franklin D. Roosevelt, en los comicios de 1932.
El entonces presidente obtuvo apenas 59 votos electorales frente a los 472 obtenidos por su adversario, la victoria en una elección general más contundente de la historia de EEUU hasta el triunfo de Ronald Reagan en 1984.
Roosevelt, que había hecho campaña prometiendo terminar con la guerra arancelaria, derogó la Ley Hawley-Smoot ni bien tomó posesión del cargo y puso en marcha una medida de emergencia para la recuperación económica, conocida como "New Deal", un ambicioso plan de infraestructura cuyo objetivo fue darle trabajo a los millones de ciudadanos que habían quedado en la calle debido al crash financiero y la fallida política de tarifas de su antecesor.
Los efectos ruinosos de la guerra arancelaria resultaron tóxicos para el Partido Republicano, que fue marginado del poder por casi dos décadas debido al mal recuerdo de su última gestión. En su búsqueda de una nueva identidad para ganarse el favor de los votantes, el GOP terminaría adoptando una doctrina económica basada en el libre comercio que duraría hasta la irrupción de Trump en sus primaras de las elecciones del 2016.
¿Se podría repetir la historia en el 2025?
Si bien durante su primer mandato el presidente Trump utilizó los aranceles como una herramienta política, su implementación estuvo limitada a apenas una serie de productos (aluminio y paneles solares, etc.). En la gran mayoría de los casos, su Administración dio marcha atrás cuando gobiernos de otros países anunciaban que impondrían sus propias tarifas a bienes importados de EEUU.
Esta vez, Trump ha dejado en claro que la implementación de aranceles va en serio, amenazando a países como Canadá y México con imponer tarifas del 25% y a China por un valor del 10%. A diferencia de lo que ocurrió en su primer mandato, el mandatario cuenta de momento con un fuerte respaldo en su país, tanto popular como de figuras del mundo de los negocios.
Siguiendo la línea de los gobiernos de estos países, que advirtieron que una guerra comercial terminaría afectando de manera dramática a los ciudadanos de EEUU, especialistas dijeron a Sputnik que la imposición de barreras arancelarías podría derivar en "una ruina" para el país norteamericano, no muy distinta a la ocasionada durante la presidencia de Hoover.
"Por un lado, la estrategia de Trump de intentar resolver los distintos problemas económicos del país —alta inflación, baja industrialización, etc.— con una sola herramienta, como es imponer aranceles, es una solución a todas luces simplista, que además de todo no es efectiva, ya que si bien la medida tendrá un impacto en los países afectados, probablemente lastimará más a EEUU, especialmente en el largo plazo", dijo el internacionalista Samuel Losada, egresado de la Universidad de Belgrano.
Esto, explicó el experto, porque la actitud hostil de Trump resultará un incentivo para el resto de los países, incluso aquellos que se consideraron siempre "socios" como Canadá o Dinamarca (amenazada con aranceles por el republicano si es que no le venden Groenlandia), a buscar otras alternativas para el comercio y alejarse de EEUU y sus políticas de extorsión.
"Países como China, Rusia y Brasil vienen liderando la creación y profundización de mecanismos de intercambio comercial, pero también militar, cultural y tecnológicos, dando un trato respetuoso y justo a todas las naciones en busca de un desarrollo global que beneficie a todos, lejos de la doctrina de 'suma cero' y dominación de Washington", señala Losada.
En ese sentido, dice el analista, Trump puede llegar a obtener victorias pírricas y decididamente menores, como lograr que los migrantes deportados sean devueltos a sus países en aviones militares, pero estas acciones, además de las críticas que despiertan por cuestiones éticas, no reportan ningún beneficio real a los estadounidenses.
"Trump podría llegar a alardear que tal o cual político se echó para atrás e hizo lo que él quería, pero a la larga una presidencia triunfa o se hunde según cuánto mejoró ese político la vida de los ciudadanos, cuántos más trabajos creó, cosas tangibles. Trump hizo campaña prometiendo bajar el precio de los bienes y traer de nuevo trabajos manufactureros al país, pero si lo que termina logrando es hacer los productos más caros y que sus industrias no repunten, su política de aranceles, y por lo tanto su presidencia, habrá sido un fracaso", afirma.
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