De los Juegos Olímpicos a las derrotas políticas de Macron, ¿cómo se ve Francia en el mundo?
© AP Photo / Christophe Petit TessonEmmanuel Macron
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Durante más de 40 días, los Juegos Olímpicos de París sirvieron como un respiro temporal de la batalla política en curso en Francia ante las derrotas consecutivas del Gobierno de Emmanuel Macron. Sin embargo, el primer gesto del presidente francés — el nombramiento del conservador Michel Barnier como primer ministro— conmocionó al país.
El Gobierno del presidente Emmanuel Macron ponía toda su fe en los JJOO en París para mostrar la imagen de una Francia moderna y unida. No obstante, desde la intoxicación de los atletas que se arrojaron al río Sena hasta la falta de alimentos en la Villa Olímpica, así como el caso de que un atleta paralímpico que durmió en el suelo por falta de accesibilidad, el acontecimiento terminó sin que haya dejado el efecto en la imagen internacional que esperaba Macron.
Apenas terminó el evento, Macron sacudió al país con la decisión de nombrar a Michel Barnier como primer ministro, que provocó las iras de la coalición de izquierdas, que en su día ayudó al francés a evitar el ascenso del partido de Marine Le Pen.
Doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad Federal de Pernambuco de Brasil, Christian de Almeida Brandao comentó a Sputnik que los Juegos Olímpicos solo sirvieron como una pausa temporal en el conflicto político interno en curso en Francia.
"Prueba de ello es que el anterior primer ministro permaneció en el cargo durante el evento y solo fue destituido tras el fin de los Juegos, como estrategia para evitar más problemas y desviar la atención de los juegos a la crisis política", indicó.
"Creo que este nombramiento trae más inestabilidad a Francia. Desde el punto de vista político de Macron, la elección puede tener cierto sentido, pero como presidente de Francia esta decisión parece más perjudicial para el país. Desde el punto de vista democrático, es problemático que un presidente nombre a un primer ministro que no refleja el resultado de las urnas", afirmó.
Según el experto, el partido de Barnier, los Republicanos, solo obtuvo 39 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional francesa, mientras que el Nuevo Frente Popular (una coalición de izquierdas) lideró la carrera con 182 escaños.
"Es difícil justificar que, en unas elecciones en las que la primera posición fue una alianza política de izquierdas y la segunda una de centro [el partido de Macron], el primer ministro sea elegido por la derecha", puso de relieve el analista.
"No faltan críticas a la administración de Macron desde la izquierda. En primer plano, se critica su personalidad, calificando al presidente de elitista e incluso asociándolo con Júpiter, el 'rey' de los dioses romanos. En el ámbito de las políticas públicas, la izquierda critica el fin de los impuestos a las grandes fortunas, las reformas laboral y de las pensiones, así como las políticas de austeridad del Gobierno", explicó, al tiempo que recuerda la presión que ha recibido Macron en relación con su apoyo a Israel ante el conflicto en la Franja de Gaza.
Presidente de Francia: ¿derecha o izquierda?
La elección del nuevo primer ministro llevó de nuevo a Macron a enfrentarse a grandes protestas callejeras: solo el pasado fin de semana, más de 100 ciudades francesas registraron protestas contra lo que muchos votantes calificaron de golpe de Estado organizado por el presidente.
"Creo que la inestabilidad interna en Francia tiene un impacto más significativo que cualquier fracaso en política exterior. La ausencia de un gobierno mayoritario que apoye al presidente ha debilitado la influencia de Francia tanto en la escena internacional como en el seno de la Unión Europea. (...) Otro factor que ha contribuido a los males de la política exterior francesa es el declive de su poder global, que está más asociado al declive estructural de la importancia del país en la escena mundial", aseveró Brandao.
El experto añade que hay tres factores que explican la caída de Macron en los últimos años: la caída de popularidad del Gobierno, el reposicionamiento político hacia la derecha y el crecimiento de la popularidad de los extremos ideológicos en el país.
"Macron llegó a la presidencia de Francia liderando un movimiento que él mismo creó, con la promesa de modernizar el país a través de un gobierno centrista y pro Unión Europea. Sin embargo, con el tiempo, las reformas aplicadas por el presidente han provocado el descontento de la población. Además, Macron se ha reposicionado a lo largo de su mandato, pasando del centro a la derecha. Este giro ha permitido el renacimiento del centro-izquierda francés, que había sido prácticamente engullido por el movimiento del presidente", aclaró.
A su vez, José Roberto Gnecco, profesor de la Universidad del Estado de Sao Paulo y becario posdoctoral del Programa de Posgrado San Tiago Dantas, cree que el nombramiento de Barnier "es un movimiento inteligente que puede no funcionar en cuanto al nombre en sí", pero que le dará tiempo a Macron para liderar el Gobierno jugando "a la izquierda contra la derecha" y viceversa.
"Lo que veo es que Macron hizo una serie de movimientos para perpetuarse en el poder y mantener la línea política que quiere mantener, y por lo que veo lo está consiguiendo. (...) Así que hay cuestiones en las que se está implicando, incluso hablando de enviar tropas a Ucrania, pero otras en las que se está callando, dejando que el polvo se asiente. Macron tiene problemas y dificultades con los inmigrantes, como toda Europa, y eso permite el crecimiento de la extrema derecha, ya que es difícil romper huevos para encontrar una solución, porque ninguna es buena para todos", subrayó.
"Y como los votantes nacionales son la fuerza político-electoral más fuerte, son ellos los que acaban dictando qué política seguirá Europa en cada una de sus naciones. Tal y como se está llevando la democracia liberal en Europa, la tendencia es que vaya ganando cada vez más poder la otra derecha", añadió.
En cuanto a las polémicas que rodean a los Juegos Olímpicos, el experto subraya que su celebración muestra al mundo las características del país anfitrión. Por eso, cree que, por primera vez en la historia, Francia optó por inaugurar el evento lejos de los estadios tradicionales, una decisión que fue muy criticada.
"En cuanto a la cuestión del río Sena, es realmente importante. Algunos intentarán que tenga impacto en Macron, pero cualquiera que haya trabajado en los Juegos Olímpicos, como yo hice durante un tiempo en Brasil, sabe que no es el presidente el que tiene la mayor voz en los Juegos Olímpicos del país, a menos que realmente quiera", argumentó.
"Es el alcalde. El alcalde de París debe más a la forma en que se organizaron los Juegos Olímpicos a nivel local, su distribución, su trazado, que al propio Emmanuel Macron, que tuvo los honores políticos. No hay más que ver el caso de Río de Janeiro, de Brasil, donde el alcalde que organizó los Juegos Olímpicos en Río [de Janeiro] obtiene hoy el 70% de los votos en cualquier elección. ¿Por qué? Porque supo, de buena manera, utilizar bien el dinero federal para maximizar el legado para la ciudad", comparó.
La política exterior del Gobierno Macron
En Francia, la política exterior es responsabilidad del presidente electo, mientras que los asuntos internos son responsabilidad del primer ministro, nombrado en función de los resultados de las elecciones parlamentarias. En los últimos años, una de las señas de identidad del Gobierno de Macron ha sido la implicación de Francia en el conflicto de Ucrania, lo que ha provocado un aumento del coste de la vida para la población debido al fin de las importaciones de gas ruso, más barato, así como una menor capacidad del país para invertir en defensa.
Para Joao Victor Motta, investigador del Observatorio del Regionalismo y estudiante de doctorado en Relaciones Internacionales en el Programa de Postgrado San Tiago Dantas, esto ha contribuido aún más a movilizar tanto a la izquierda como a la extrema derecha contra el Gobierno actual.
"La política exterior de Macron sobre África es uno de los grandes fracasos e incoherencias de su administración, mientras que Francia ha liderado el bloque europeo en varias cuestiones centrales para la gobernanza mundial. La resistencia de Francia a ceder sus competencias sobre sus antiguas colonias en África y los contratiempos prácticos muestran la dificultad de conciliar en la práctica su discurso de nuevo líder liberal con la realización de un mundo multipolar e independiente", explicó el analista.
"Asimismo, su incapacidad para actuar para detener la guerra en Europa y el genocidio palestino en curso, son cuestiones que resuenan profundamente en su entorno doméstico", declaró.
Según el experto, los JJOO contribuyeron a exponer la "fragilidad del Estado francés frente a los desafíos estructurales y la capacidad de inversión interna, en un momento de fragmentación generalizada en el país. Las Olimpiadas se convirtieron en la síntesis de un momento histórico de profundas contradicciones internas, presentado a escala global y retransmitido en todo el mundo".
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