"Todo en pos de la victoria": ¿Por qué Kamala Harris evita hacer campaña valiéndose de su género?
"Todo en pos de la victoria": ¿Por qué Kamala Harris evita hacer campaña valiéndose de su género?
Sputnik Mundo
A diferencia de Hillary Clinton en la contienda del 2016, Kamala Harris no hace énfasis en que sería la primera mujer presidente de EEUU en caso de ganar las... 24.08.2024, Sputnik Mundo
Cuando Hillary Clinton apareció por primera vez en el escenario de la Convención Nacional Demócrata del 2016, año en el que la esposa del expresidente Bill Clinton encabezó la fórmula del partido para llegar a la Casa Blanca, lo hizo vestida de blanco, el color representativo de las sufragistas. Además, atravesó un techo de cristal hecho con vidrio de azúcar para hacer énfasis en que su candidatura —y un triunfo que finalmente no consiguió— representaban un logro histórico. Ninguna mujer ha llegado a la Presidencia del país norteamericano. Por el contrario, cuando la abanderada presidencial de los demócratas en estas elecciones, la actual vicepresidenta, irrumpió esta semana en el escenario del United Center de Chicago, lo hizo luciendo un sobrio traje de color marrón y desprovista de simbolismos o utilería feminista. Su breve discurso lo centró en el futuro del país y la necesidad de luchar para ganar los comicios, sin hacer ninguna alusión a que, de triunfar, sería la primera mujer presidenta de los EEUU.La diferencia entre las dos introducciones en el principal evento partidario del ciclo electoral es representativa de un cambio notorio entre las dos campañas, ambas encabezadas por candidatas mujeres.Mientras que en el 2016, en pleno resurgir de una nueva ola feminista, que tendría al movimiento #MeToo como uno de sus pilares, Clinton se centró notoriamente en una agenda de género y adoptó incluso el slogan "Im with HER" (Estoy con ELLA), que tenía como base central su identidad como mujer; ahora en el 2024, Kamala ha evitado conscientemente imitar el ejemplo de su antecesora, prefiriendo concentrarse en un discurso económico y alejándose de la agenda de políticas identitarias que dominaron la retórica del partido en años anteriores.¿Qué ha provocado este cambio de estrategia dentro del Partido Demócrata, cuando apenas han pasado menos de 10 años de la campaña de Clinton, la primera mujer en encabezar una fórmula presidencial en EEUU?Para Demian Bio, internacionalista egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la respuesta es sencilla: la necesidad de ganar las elecciones y recuperar votantes en los estados en disputa está por encima de cualquier intención de practicar un feminismo performativo para las bases propias."Hay una realidad matemática, que la campaña de Hillary Clinton quiso desconocer siguiendo los cantos de sirenas de la época, y es que en EEUU no se puede ganar una elección sin ganar los estados del llamado Cinturón de Óxido, como Pensilvania, Ohio, Winconsin y Michigan. Eso inevitablemente hace que tu campaña tenga que ser atractiva para ese electorado principalmente blanco y de clase obrera, que está más interesado por temas como la inflación que por cuestiones de género", señala el experto.Bio sostiene que este cambio de estrategia revela una "hipocresía" por parte de los demócratas, autoproclamado el partido progresista de los EEUU, de primero apropiarse y luego desechar una causa cuando deja de ser conveniente electoralmente o deja de tener prominencia en el debate social, pero el experto señala que se trata a la vez de puro pragmatismo político.Para Bio, esto no se trata de algo nuevo con respecto a las campañas demócratas. Hace apenas un par de décadas, señala, cuando los asesores demográficos hablaban de la creciente importancia del electorado latino en EEUU, las plataformas demócratas comenzaron a centrarse —como la de Obama en el 2008— en prometer a los migrantes un camino para obtener la ciudadanía. Luego, cuando los latinos se revelaron como un bloque que no votaba monolíticamente y también lo hacían sopesando cuestiones económicas o culturales que podían hacer que se inclinaran por Trump, los demócratas abandonaron la llamada "política migratoria compasiva", y Obama se transformó en el presidente con el mayor número de deportaciones de latinos, explica el analista.De todas formas, el analista señala que Harris no ha abandonado del todo el tema de género y asegura que, de hecho, los demócratas planean explotarlo electoralmente en las elecciones de noviembre, pero que lo harán de una manera más astuta, aprovechando la reciente decisión de la Corte Suprema del país nulificando el derecho al aborto, que fue votada por los tres magistrados designados por Trump, una decisión que la vicepresidente ha criticado."Para la jornada de comicios presidenciales, organizaciones ligadas al Partido Demócrata han logrado añadir en 8 estados, varios de ellos los llamados swing states, referendos sobre si los ciudadanos quieren consagrar el aborto en las constituciones locales. Esto hará que muchas mujeres, históricamente un electorado que ha favorecido en mayor proporción a los demócratas, se movilicen a votar en dicho referendo y, una vez estando ahí, la esperanza es que también emitan su voto por Kamala (...) Es una estrategia maquiavélica pero inteligente", concluye.
A diferencia de Hillary Clinton en la contienda del 2016, Kamala Harris no hace énfasis en que sería la primera mujer presidente de EEUU en caso de ganar las elecciones, prefiriendo hablar de economía y alejándose de la agenda de políticas identitarias que dominaron la retórica del partido en años anteriores.
Cuando Hillary Clinton apareció por primera vez en el escenario de la Convención Nacional Demócrata del 2016, año en el que la esposa del expresidente Bill Clinton encabezó la fórmula del partido para llegar a la Casa Blanca, lo hizo vestida de blanco, el color representativo de las sufragistas. Además, atravesó un techo de cristal hecho con vidrio de azúcar para hacer énfasis en que su candidatura —y un triunfo que finalmente no consiguió— representaban un logro histórico. Ninguna mujer ha llegado a la Presidencia del país norteamericano.
Por el contrario, cuando la abanderada presidencial de los demócratas en estas elecciones, la actual vicepresidenta, irrumpió esta semana en el escenario del United Center de Chicago, lo hizo luciendo un sobrio traje de color marrón y desprovista de simbolismos o utilería feminista. Su breve discurso lo centró en el futuro del país y la necesidad de luchar para ganar los comicios, sin hacer ninguna alusión a que, de triunfar, sería la primera mujer presidenta de los EEUU.
La diferencia entre las dos introducciones en el principal evento partidario del ciclo electoral es representativa de un cambio notorio entre las dos campañas, ambas encabezadas por candidatas mujeres.
Mientras que en el 2016, en pleno resurgir de una nueva ola feminista, que tendría al movimiento #MeToo como uno de sus pilares, Clinton se centró notoriamente en una agenda de género y adoptó incluso el slogan "Im with HER" (Estoy con ELLA), que tenía como base central su identidad como mujer; ahora en el 2024, Kamala ha evitado conscientemente imitar el ejemplo de su antecesora, prefiriendo concentrarse en un discurso económico y alejándose de la agenda de políticas identitarias que dominaron la retórica del partido en años anteriores.
¿Qué ha provocado este cambio de estrategia dentro del Partido Demócrata, cuando apenas han pasado menos de 10 años de la campaña de Clinton, la primera mujer en encabezar una fórmula presidencial en EEUU?
Para Demian Bio, internacionalista egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la respuesta es sencilla: la necesidad de ganar las elecciones y recuperar votantes en los estados en disputa está por encima de cualquier intención de practicar un feminismo performativo para las bases propias.
"Hay una realidad matemática, que la campaña de Hillary Clinton quiso desconocer siguiendo los cantos de sirenas de la época, y es que en EEUU no se puede ganar una elección sin ganar los estados del llamado Cinturón de Óxido, como Pensilvania, Ohio, Winconsin y Michigan. Eso inevitablemente hace que tu campaña tenga que ser atractiva para ese electorado principalmente blanco y de clase obrera, que está más interesado por temas como la inflación que por cuestiones de género", señala el experto.
Bio sostiene que este cambio de estrategia revela una "hipocresía" por parte de los demócratas, autoproclamado el partido progresista de los EEUU, de primero apropiarse y luego desechar una causa cuando deja de ser conveniente electoralmente o deja de tener prominencia en el debate social, pero el experto señala que se trata a la vez de puro pragmatismo político.
"Uno puede ser cínico y decir que están incurriendo en el clásico 'estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros', pero lo cierto es que tanto Barack Obama como Hillary Clinton, en su época de candidatos, tenían ciertos activos con los que Kamala no cuenta. Sí, Obama era un afroamericano, pero también un hombre; Clinton es una mujer, lo que le podía restar votos entre cierta gente, también era blanca, lo cual le podía hacer ganar otros. En este caso, Harris es una mujer y afroamericana, que tiene que salir a buscar el voto de un electorado conservador. Y eso no es fácil, entonces vemos que suma a su fórmula a un gobernador con perfil moderado como Tim Walz, y evita hacer una campaña con un enfoque de género, todo en pos de la victoria", sentencia.
Para Bio, esto no se trata de algo nuevo con respecto a las campañas demócratas. Hace apenas un par de décadas, señala, cuando los asesores demográficos hablaban de la creciente importancia del electorado latino en EEUU, las plataformas demócratas comenzaron a centrarse —como la de Obama en el 2008— en prometer a los migrantes un camino para obtener la ciudadanía.
Luego, cuando los latinos se revelaron como un bloque que no votaba monolíticamente y también lo hacían sopesando cuestiones económicas o culturales que podían hacer que se inclinaran por Trump, los demócratas abandonaron la llamada "política migratoria compasiva", y Obama se transformó en el presidente con el mayor número de deportaciones de latinos, explica el analista.
"Ahora, como lo principal es triunfar en los estados industriales que sufren de alta inflación, y como el electorado de izquierda podría de todas formas no votarlos por el apoyo del Gobierno de Biden a Israel en el conflicto en Gaza, Harris se olvida de la agenda verde, ya no habla de prohibir el fracking, ya no pide un trato humano a los migrantes y, por el contrario, promete control de precios y eliminar impuestos para la clase media de EEUU", señala.
De todas formas, el analista señala que Harris no ha abandonado del todo el tema de género y asegura que, de hecho, los demócratas planean explotarlo electoralmente en las elecciones de noviembre, pero que lo harán de una manera más astuta, aprovechando la reciente decisión de la Corte Suprema del país nulificando el derecho al aborto, que fue votada por los tres magistrados designados por Trump, una decisión que la vicepresidente ha criticado.
"Para la jornada de comicios presidenciales, organizaciones ligadas al Partido Demócrata han logrado añadir en 8 estados, varios de ellos los llamados swing states, referendos sobre si los ciudadanos quieren consagrar el aborto en las constituciones locales. Esto hará que muchas mujeres, históricamente un electorado que ha favorecido en mayor proporción a los demócratas, se movilicen a votar en dicho referendo y, una vez estando ahí, la esperanza es que también emitan su voto por Kamala (...) Es una estrategia maquiavélica pero inteligente", concluye.
No te pierdas las noticias más importantes
Suscríbete a nuestros canales de Telegram a través de estosenlaces.
Ya que la aplicación Sputnik está bloqueada en el extranjero, en este enlace puedes descargarla e instalarla en tu dispositivo móvil (¡solo para Android!).
El acceso al chat ha sido bloqueado por violación de las reglas.
Usted puede volver a participar dentro de∞.
Si no está de acuerdo con el bloqueo, utilice el formulario de contacto>
La discusión ha sido cerrada. Se puede participar en una discusión durante 24 horas después de la publicación de la noticia.