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¿Qué hay detrás de las tensiones provocadas por la hospitalización de Brahim Ghali en España?

© Sputnik / Virginia UzalBrahim Ghali, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática
Brahim Ghali, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática - Sputnik Mundo, 1920, 13.05.2021
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Aquejado de COVID-19, Brahim Ghali lleva ingresado en un hospital de La Rioja desde abril, pero tendrá que declarar ante un juez. Las autoridades españolas atendieron su solicitud por razones humanitarias y Marruecos se queja. Los expertos no ven nada extraño en atenderle, entienden que Rabat sobreactúa y constatan los hechos que se le imputan.
La petición de auxilio se gestó durante la visita a Madrid a finales de marzo del ministro de Exteriores de Argelia, Sabri Boukadoum, quien rogó la hospitalización en España del presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y líder del Frente Polisario desde 2016, Brahim Ghali, al hallarse gravemente enfermo de COVID-19.
España atendió la solicitud por razones humanitarias y las autoridades argelinas prepararon un avión medicalizado, que aterrizó el 18 de abril en la base aérea de Zaragoza con el presidente saharaui a bordo. Una ambulancia con escolta policial lo condujo al hospital San Pedro de Logroño, donde continúa ingresado.
Según Jeune Afrique, revista internacional especializada en África y la región del Magreb que publicó la noticia en primicia el 22 de abril tras una filtración, España no habría sido la primera opción para el traslado, sino Alemania. Bien porque este país rechazó la petición, bien porque tal vez las autoridades argelinas no deseaban forzar la generosidad de Berlín (el presidente argelino, Abdelmadjid Tebbone, ha estado ingresado tres meses en un hospital alemán también convaleciente de coronavirus), se optó por su traslado a España.
"Parece evidente, pero independientemente de que Marruecos esté detrás de la filtración a Jeune Afrique ‒que es un medio francófono y relativamente afín a París y a Rabat‒, el interés es explotar el conflicto y generar polémica para presionar a España, cuya posición es algo tibia y equidistante", explica a Sputnik el politólogo Néstor Prieto, miembro del portal de análisis y política internacional Descifrando la guerra. "Que España sea equidistante en un asunto en el que tiene la responsabilidad jurídica, es una baza que favorece a Marruecos antes que al pueblo saharaui".
Las relaciones de España con Marruecos y Argelia son estratégicas; el primero es clave para controlar el flujo migratorio a Canarias y a la península, mientras que el segundo es su principal suministrador de gas. La relación de Alemania con Marruecos no es buena en la actualidad. Por motivos de seguridad, Brahim Ghali se registró en el centro sanitario bajo el nombre ficticio de Mohamed Benbatouch y como argelino, aunque entró en territorio español con pasaporte diplomático y con su verdadera identidad, según fuentes diplomáticas del diario El País.
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¿Por qué en España?

"Desde siempre, cuando los saharauis caían enfermos o tenían que tratarse de alguna dolencia, venían automáticamente a España", señala el historiador Alejandro García, profesor titular en la Universidad de Murcia. "Eso ha sido así toda la vida, así que es natural que Ghali viniera a aquí a tratarse de su enfermedad".
En declaraciones a Sputnik, este especialista en orden postcolonial en el norte de África recuerda que Brahim Ghali fue delegado del Frente Polisario para España entre 1999 y 2008, años en los que "pudo hacer muchos contactos". Pero cabe preguntarse si Argelia no queda mal derivándolo a España y también a su propio presidente Tebbone a Alemania, antes que ser atendidos en hospitales argelinos. "Eso es normal", afirma García. "Bouteflika [el anterior presidente argelino] se tiró casi un año en un hospital de París".
De similar opinión es Néstor Prieto, para quien "la tibieza de España con tal de no comprometer las relaciones con Marruecos" obra que este país afirme que el asunto de Ghali "no tiene por qué perjudicarlas, lo cual facilita que Marruecos se envalentone". "España no ha admitido tajantemente que ha acogido a un jefe de Estado, que es una práctica bastante habitual. El propio Mohamed VI se trata en París".
Al respecto, el profesor García recalca el papel de Francia como "gran patrón y punto de referencia para todo" de "todos los dictadores y ricos" del continente africano. "Todo lo relacionado con el Sahara tiene un tratamiento especial en Argelia", explica, aludiendo al Mukhabarat, el servicio de inteligencia militar argelino, lo cual puede dar una idea del "valor estratégico" del contencioso. "Es el gran paraguas protector del Frente Polisario, por encima del Gobierno o las fuerzas armadas".
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La protesta de Marruecos

En un comunicado emitido el 8 de mayo por su Ministerio de Exteriores, Rabat ha advertido a España que la hospitalización de Brahim Ghali en suelo español tendrá un "impacto grave" en las relaciones bilaterales que no cabe minimizar y "toma nota". A su parecer, la decisión se tomó "a espaldas de un socio y vecino".
Aunque no ha llamado a consultas a su embajador en Madrid (cosa que sí ha hecho con el que tiene en Berlín), Marruecos ha endurecido el tono de la indignación retórica mediante una declaración de condena conjunta de los nueve partidos de su Parlamento. "Es todo puro teatro", matiza Alejandro García, quien asegura que Rabat estaba al tanto de la llegada a España de Brahim Ghali y rebaja la importancia de la inexistencia de una nota oficial. "Los marroquíes seguro que lo sabían, hay muchos canales de información".
"A esos niveles, los partidos se juegan de otra manera. Pero Marruecos tenía que protestar, era su deber. Y González-Laya no se podía enemistar con las asociaciones prosaharauis en España. Felipe González también se manejó entre dos aguas. Pero Marruecos aprieta y marca la agenda en el tema del Sahara".
Alejandro García
Historiador
"Es el último paso de las tensiones entre España y Marruecos, porque la frontera entre Ceuta y Melilla lleva cerrada meses, Marruecos la cerró como método de presión", añade Néstor Prieto. "Y no hay que olvidar que la ruta del Mediterráneo en cuanto a migraciones es ya menos mortífera que la canaria, donde [los migrantes] salen desde las costas del Sáhara Occidental ocupado".
La ministra de Exteriores española, Arancha González Laya, planeaba informar a su homólogo marroquí, Nasser Bourita, pero la noticia trascendió antes, según fuentes gubernamentales del diario El País. Hay que recordar que en diciembre Marruecos tampoco informó previamente a España del reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental por parte de Donald Trump.
"Marruecos es uno de los mayores inversores de lobbies en EEUU y tiene una diplomacia muy buena", apunta Néstor Prieto, destacando que el Sahara Occidental es en realidad "el único lugar del mundo donde España puede tener incidencia política". "Pero no lo hace, y en el resto del mundo está desaparecida".
Néstor Prieto
Politólogo
"La ministra González Laya hace equilibrismo", añade Alejandro García, recalcando la difícil posición de España en su relación con el Magreb. "Por una parte depende de la energía argelina, por otra está el barcón fenomenal que es Marruecos, con quien tenemos lazos de todo tipo". En su opinión, la diplomacia española estará "eternamente" trabada entre estos dos ejes "si antes no se resuelve el tema del Sahara en relación a esos países".
Rabat de momento se ha limitado a suspender algunas reuniones bilaterales de carácter técnico, pero no parece que ámbitos como el control de la inmigración ilegal o la lucha contra el terrorismo islamista se vayan a resentir. Las mismas fuentes gubernamentales señalan que España seguirá cabildeando en la UE los intereses de Marruecos para que este no sea incluido en una lista gris de paraísos fiscales. "Pero Marruecos amenaza con subir la tensión y sigue teniendo cerrada la frontera con Ceuta y Melilla", subraya el politólogo Néstor Prieto, que recuerda de paso las "declaraciones incendiarias" que realizó en diciembre el primer ministro marroquí, Saadeddine El Othmani, sobre que los dos enclaves africanos son un elemento necesario de la soberanía marroquí.

La oposición española también protesta

La noticia de la hospitalización de Ghali en Logroño ha atizado aún más si cabe la lucha política en España, en cuyo Parlamento el opositor Partido Popular registró varias preguntas durante la sesión de control al Gobierno del 12 de mayo sobre las circunstancias que rodearon su ingreso el 21 de abril en un centro hospitalario.
El PP quiere conocer cómo se produjo la autorización de la llegada del líder saharaui a España y esclarecer por qué se realizó "a escondidas y con un pasaporte falso", así como la razón por la que se consideró "conveniente no informar a Marruecos". La portavoz parlamentaria del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, quiere saber de los detalles del traslado y la hospitalización, si el criterio seguido para elegir el centro sanitario atendía al nivel de ocupación de las UCI o si con Ghali se ha hecho "una excepción". En la víspera, el presidente del PP, Pablo Casado, aludió a la crisis "inédita en la historia reciente de España con Marruecos", calificando el asunto de "auténtica irresponsabilidad histórica con un socio estratégico como es Marruecos".
Cabe entender la actitud del PP en este sentido como un elemento "para desgastar al Gobierno", opina Néstor Prieto, que enmarca las críticas del PP dentro de un "juego de acoso y derribo al Gobierno" que rezuma "una cierta ignorancia política" con la causa saharaui, "que en España tiene un apoyo importante".
"Aparece Pablo Casado y dice que tras reunirse con su partido "hermano" Istiqlal va a pedir explicaciones sobre el ingreso de Ghali. Pero ese partido marroquí, Istiqlal, defiende la anexión a Marruecos de Ceuta y Melilla e históricamente también ha mostrado simpatías con los movimientos nacionalistas en los años 70 y 80 en Canarias".
Néstor Prieto
Politólogo

En medio de una ofensiva

¿Están influidas las tensiones en torno a la estancia de Ghali en España por la reanudación de las acciones militares en el Sahara Occidental? "Desde luego", afirma tajante Prieto. "A Marruecos no le interesa el relato de la guerra, porque le espanta el turismo y las inversiones. Pero al mismo tiempo es presa de una contradicción: niega la guerra y no cuenta las bajas que tiene, pero compra armamento y acaba de hacer dos ampliaciones del muro militar: en la brecha de El Guerguerat y en Ouarkziz, en la zona montañosa del extremo norte del Sahara Occidental, por donde los soldados saharauis penetran".
Para este politólogo, el asunto de Ghali ayuda a Marruecos a desviar la atención del conflicto. "Y es muy caro mantener una infraestructura como el muro", recuerda, al tiempo que señala que a finales de mayo Argelia tiene previsto "rescindir todos los contratos con empresas marroquíes" en un contexto en el que va ganando posiciones en toda Europa. "Alemania y su gran capacidad de inversión se está posicionando al lado de Argelia".
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Citado en la Audiencia Nacional

La estancia de Brahim Ghali en el Hospital San Pedro de Logroño no se salda únicamente con las tiranteces con Marruecos. Un juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, ha atendido dos querellas interpuestas contra Ghali y otros dirigentes del Frente Polisario por posibles delitos de genocidio, asesinato, torturas y desapariciones cometidos presuntamente contra disidentes saharauis en los campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia).
La primera denuncia está interpuesta por un particular saharaui con nacionalidad española, Fabel Breica, quien afirma que en 2019 fue detenido a su llegada a los campamentos de Tinduf y sometido a golpes y descargas eléctricas tras organizar varios actos de protestas contra la línea oficial del Frente Polisario. Un primer juez, José de la Mata, la había archivado en 2020 al entender que, si bien los hechos descritos podían constituir un delito de detención ilegal y torturas, no encajaban en los de lesa humanidad.
La Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asadedh) figura detrás de la reapertura de otra querella similar, también inicialmente archivada. Asadedh presentó en abril un escrito ante la Audiencia Nacional solicitando su reapertura esgrimiendo que Ghali había entrado en España bajo "un nombre falso para evitar problemas con la Justicia española por esta causa". Por este motivo, el juez instructor Santiago Pedraz ordenó la comprobación de la identidad del paciente en el Hospital San Pedro de Logroño, tras lo cual dio curso a la notificación de la querella.
"Habrá que ver el recorrido que tienen estas querellas", señala Néstor Prieto. "Porque en la Audiencia Nacional también hay casos abiertos contra Marruecos con acusaciones de genocidio contra una veintena de cargos militares que nunca se personaron. Las querellas contra Ghali están también impulsadas por lobbies marroquíes", explica este politólogo, que admite que el mero hecho de que Brahim Ghali vaya a declarar "es un daño a la causa saharaui". A su juicio, Rabat busca desgastar al Frente Polisario y Madrid presionarlo. "Porque cuando llega Ghali, aparece en la prensa incluso una denuncia por violación, es estrambótico".
Si su estado de salud lo permite, el juez Pedraz tomará declaración a Brahim Ghali el 1 de junio, tras lo cual decidirá si le impone medidas cautelares o si le deja marchar. En la actualidad no se ha cursado ninguna orden de busca y captura contra él.

Hechos en la retaguardia

Los supuestos delitos que las querellas admitidas a trámite imputan a Brahim Ghali y varios dirigentes más del Polisario sucedieron en su mayor parte entre 1975 y finales de los años 80, según el historiador Alejandro García, para quien en la retaguardia del frente, en Tinduf, se organizó un régimen en el que las disputas de poder, también tribal, se conjugó con una ambiente de sospechas mutuas.
"Hubo oleadas de detenciones internas de gente que estaba en los campamentos. Hubo cientos de penalizados, algunos encarcelados durante cinco o seis años. ¿Cuánta gente murió? Yo no lo he podido determinar. La mayoría de ellos luego se fueron a Marruecos. A mí me llegaron a hablar de 500 asesinados, pero no hay registro de nada".
Alejandro García
Historiador
Para García, que en 2011 publicó un ensayo titulado Historia del Sahara y su conflicto, los artífices de esta represión fueron muy concretos. "A Abdelaziz [líder del Polisario entre 1976 hasta su muerte en 2016] nunca se le recriminó nada, porque siempre estaba en el frente. Pero en la retaguardia estaban Bashir Mustafá Sayed y Mohammed Batad, que era el jefe de la seguridad". La lógica bélica puede ser clave. "En una situación de guerra, la organización social se convierte en un ente totalitario. Y bajo la coartada de que no puede haber disidencia ni discrepancia, detenían a gente que no estaba de acuerdo con la marcha de las cosas y fueron eliminados", explica este historiador, que señala el "tema tribal" como aspecto de fondo.
"Si tú eras miembro de una kábila [tribu] poderosa, estabas a resguardo. Pero si eras de una tribu pequeña y sin apenas representación que te pudiera defender, eras carne de cañón", cuenta, enumerando las detenciones por los años en que tuvieron lugar: 1975, 1979, 1982 y 1988. "Y decir cárcel es decir mucho", concluye, aludiendo a los hoyos excavados en la arena donde se encerraba a los detenidos.
"A finales de los 80 hubo una verdadera revuelta interna en los campamentos contra el grupo dirigente. En el fondo, la revuelta escondía disputas internas por el poder y en el marco de un mundo tribal. Además eso ocurría en un escenario en el que los dirigentes machacaban hasta la saciedad con que el tribalismo se había acabado: todos eran saharauis. Pero por abajo seguía operando la misma tensión tribal que había operado durante toda la vida en el desierto".
Alejandro García
Historiador
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