Condujo desde el Ministerio de Economía la exitosa política 'socio-comunitaria' de los tres gobiernos sucesivos del indígena Evo Morales (2006-2019), durante los cuales el país tuvo su período más largo de estabilidad y crecimiento, y ahora asegura estar listo para enfrentar una crisis mucho más grave y extendida.
"Económicamente, Bolivia está en estado de coma inducido y hay que reanimarla, hacer que vuelva a la vida", resumió la situación del país en una conversación con Sputnik, al finalizar su campaña proselitista para las elecciones de octubre, de las que emergió como presidente electo a la cabeza de las candidaturas del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Ganó entonces más votos que el invencible Morales un año antes, y éste no es un mérito más en su currículo sino un logro que podría darle autoridad para dirigir un nuevo gobierno más 'masista' que 'evista', de lo cual ha dado señales en cuanto se confirmó su victoria electoral.
Esta definición, según Marco Cossío, politólogo y docente de la Universidad de Tarija (sur), "muestra el potencial de un tecnócrata llamado a ser líder, la nueva cara intelectual y de clase media del MAS".
"Arce no solo ha sido capaz de alcanzar su propio brillo bajo la sombra de Morales, sino que ha logrado un triunfo masista sin Evo, renovando ideales y emociones del 'proceso de cambio' pero ya sin el peso del gran líder", dijo Cossío esta semana a Sputnik, repitiendo casi textualmente una declaración suya previa a las recientes elecciones.
De crisis
Cuestionado con frecuencia por la derecha, que le niega mérito en el 'boom' económico del 'proceso de cambio', Arce replica que Bolivia creció en su anterior gestión más por méritos propios que por coyunturas externas favorables.
El crecimiento económico, que bajo el modelo 'socio-comunitario' se basaba en el incentivo a la demanda interna más que en la dependencia de las exportaciones, se mantuvo en alza incluso durante la crisis mundial de 2008 y 2009, que hundió a casi todas las economías latinoamericanas, según el exministro.
"Ahora estamos de nuevo ante una crisis, hay una mala coyuntura internacional a la que se ha sumado una desastrosa administración económica y de la pandemia en el año de transición, pero estamos en condiciones de salir adelante", dijo Arce a Sputnik tras cerrar su campaña proselitista.
El 'shock' podría ser para los más ricos, si Arce cumple su promesa electoral de crear un impuesto a las fortunas, y para los acreedores internacionales, si avanza su propuesta de renegociar la deuda externa y a la vez buscar más créditos para inversiones públicas en infraestructura e industrias.
Puesto a delinear su plan de desarrollo económico, dijo que tendrá en principio seis líneas directrices:
- Industrialización con sustitución de importaciones,
- Autoabastecimiento de combustibles ecológicos,
- Generación de empleo,
- Fortalecimiento de la actividad agropecuaria,
- Industrialización del litio de los salares con soberanía,
- Gestión fiscal responsable.
Cambio de imagen
Ante las inevitables comparaciones de estilo con Morales, quien siempre se mostró más cómodo dando discursos ante multitudes que asistiendo a reuniones, Arce prefiere guardar un silencio que dice mucho de su modo de ser: parco de palabras, con cara de docente severo.
Según relata el mismo Arce, su identificación con el socialismo tuvo como uno de sus momentos clave a una visita de Marcelo Quiroga Santa Cruz a su colegio secundario en 1979, un año antes de que ese carismático líder socialista fuera asesinado en un golpe militar.
A fines de la década de los 90, Arce fue llamado a integrar un grupo de investigación y reflexión política y económica del cual surgió el plan de gobierno del MAS, que enarbolaría luego Morales en su primera postulación presidencial en 2002 y en la de su primera victoria, en 2005.
Morales lo había llamado la noche anterior, apenas horas después de tomar el poder, y lo invitó a incorporarse al gabinete.
"Mi respuesta fue un sí inmediato, y aquí estoy 15 años después", dijo Arce.
En estos 15 años, de los cuales pasó dos en tratamiento médico por un cáncer, Arce se dio tiempo para sus dos pasatiempos favoritos además de la lectura: jugar baloncesto y tocar guitarra.
Antes de ser designado candidato, Arce fue uno de los exministros de Morales que se refugiaron en la embajada de México tras el golpe de noviembre de 2019 y salió al exilio por su necesidad de tratamiento médico, en tanto que los otros refugiados pasaron un año en ese encierro.