"Recuperamos la democracia y ahora vamos a recuperar la economía para salvar la Patria", proclamó Arce al jurar lealtad a los pueblos indígenas mayoritarios del país, en una ceremonia en las ruinas de la cultura de Tiwanaku que marcó el inicio de los actos de transmisión de mando.
La presidenta transitoria Jeanine Áñez, quien condujo una complicada transición de un año como gobernante autoproclamada tras la crisis de 2019 y fracasó en su afán de aniquilar al MAS, no estaba incluida en los actos de transmisión de mando.
El ganador de las elecciones de octubre con un sorprendente 55,1% de los votos válidos —incluso más que los que había logrado Morales en los comicios anulados del año anterior— Arce jurará para el período 2020-2025 junto con su vicepresidente David Choquehuanca, indígena aymara que fue canciller de Morales.
El rey Felipe VI de España destacará entre los dignatarios extranjeros que anunciaron su presencia en la asunción de Arce, además de los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; de Paraguay, Mario Abdo; y de Colombia, Iván Duque.
Gobiernos latinoamericanos, de Estados Unidos, de varios países europeos y de China, Irán y Rusia han confirmado también que estarán representados por delegados especiales.
El MAS destacó además la presencia de delegaciones de grupos internacionales, como las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y los Parlamentos Europeo y Sudamericano, por su aval unánime a las recientes elecciones, cuyos resultados fueron cuestionados internamente, incluso con paros regionales, por grupos de extrema derecha.
Crisis
Aunque Áñez se despidió el 6 de noviembre con un mensaje por Twitter en el que aseguró que entregaba el mando "con la pandemia controlada, con la economía levantándose y con la democracia bien cimentada", los datos económicos y sociales mostraban crisis.
Entrego un país con la pandemia controlada, con la economía levantándose y con la democracia bien cimentada. Agradezco a los bolivianos por haberme acompañado en logros tan fuertes como los bonos. Con aciertos y errores, pero con todo mi amor y compromiso por Bolivia!
— Jeanine Añez Chavez (@JeanineAnez) November 6, 2020
La pandemia del COVID-19 ha golpeado a Bolivia, país de 11,6 millones de habitantes, con más de 142.000 casos y casi 9.000 decesos hasta ahora, de lo que resultaba una tasa de letalidad de 6,2 por cada 100 contagios, la más alta de la región.
La economía, golpeada por la pandemia y por la paralización de inversiones públicas que impuso el gobierno derechista de Áñez, apuntaba a cerrar 2020 con una contracción del 11% del Producto Interno Bruto, más alzas inevitables del desempleo y la pobreza.
Aseguró que, para ello, evitará medidas de "shock" que agraven las penurias de la gente y reforzará por el contrario la política de bonos de alivio ciudadano como formas de redistribución de la riqueza e incentivo de la demanda interna, a la par de fuertes inversiones públicas, con recursos propios y externos.
El nuevo presidente, que definió a la situación económica de Bolivia como de "coma inducido", prometió tomar medidas inmediatas para tratar de revertir la situación.