Aparte de ser la primera aeronave de cuarta generación, también era la más grande, lo cual le dió una serie de ventajas y posibilidades. Así, gracias a sus dimensiones, el F-14 podía equiparse con radares más potentes y era capaz de portar misiles más grandes.
Pero también tenían otro aspecto a destacar: una carga explosiva de 61 kilos, lo cual es tres veces más de lo que se puede ver en los misiles aire-aire de mayor alcance de EEUU, los AIM-120.
Pero todos estos avances tecnológicos tuvieron un gran costo, literalmente. Razón por la cual, aparte de EEUU, solo un país se vió capaz de permitirse tal lujo: Irán, que en aquel entonces era el aliado más importante del país norteamericano en la región de Oriente Medio.
Este país adquirió 79 unidades del F-14A, muchos de los cuales siguen formando parte de la Fuerza Aérea de Irán tras haber sido sometidas a ciertas actualizaciones. Fue allí donde esta aeronave llegó a mostrar todo su poderío en el aire.
¿Cómo matar a tres MiGs de un solo tiro?
Cuando estalló la guerra entre Irán y su vecino Irak, los cazas F-14 eran las aeronaves más avanzadas entre las que volaron durante el conflicto. De hecho, a los Tomcats se les atribuyen 160 derribos de cazas iraquíes, con una pérdida de tan solo tres F-14.
Quizás el encuentro más insólito entre las aeronaves de los dos países tuvo lugar el 7 de enero de 1981, cuando un F-14 estaba patrullando el espacio aéreo en la región de Jark, dónde hay múltiples yacimientos de crudo.
Dicho caza se topó en la pantalla de su radar con un solo MiG-23 que parecía estar a punto de realizar un ataque aéreo contra las instalaciones petroleras iraníes. Debido a que el F-14 tenía un radar más potente, tenía la posibilidad de emprender acciones sin ser detectado.
Cuando la distancia entre las dos aeronaves era de unos 90 kilómetros, o la mitad del alcance de los temibles misiles AIM-54 Phoenix, el piloto iraní efectuó el lanzamiento del proyectil.
En realidad no era un solo MiG el que fue detectado por el avión iraní, sino cuatro aeronaves que volaban en una formación muy cerrada. Vista la tremenda potencia destructiva del AIM-54, la explosión derribó a tres de los cuatro cazas iraquíes.
Este incidente contribuyó a la temible reputación del caza F-14A, y desde entonces los pilotos de la Fuerza Aérea de Irak mostraron una especial cautela al toparse con estas aeronaves.