"Pido que tengamos un debate intenso pero desde el respeto y la racionalidad y el ejemplo de los representantes públicos", dijo este 20 de octubre Pedro Sánchez en declaraciones a la prensa durante su visita exprés a Italia.
"No parece que vaya a prosperar", subrayó Sánchez, que incluso parece agradecer la oportunidad de "contrastar el programa de Gobierno con el candidato de la ultraderecha".
Más focos que votos
Las mociones de censura en España tienen un carácter constructivo, lo que implica que la propuesta para hacer caer al Gobierno debe incluir la postulación de un candidato alternativo.
En este caso el candidato será Santiago Abascal, el líder de Vox, que dispondrá de la tribuna del Congreso sin límite de tiempo para censurar a Sánchez y exponer su programa.
Sin bien está claro que la moción no triunfará, el movimiento pondrá durante varios días a los ultraderechistas bajo el foco mediático, lo que les servirá para reforzar su oposición al Gobierno e intentar ganar terreno electoral a los conservadores del Partido Popular (PP).
"Todo lo que no sea un sí en la moción de censura es un sí a este Gobierno socialcomunista", dijo el 19 de octubre la diputada Macarena Olona, en un mensaje dirigido directamente al PP, que a estas horas se debate entre el "no" y la abstención, pero que en ningún caso votará a favor.
"No solo va a haber 52 votos a favor de la moción de censura de Vox, y si solo hay 52, sabremos que el resto del Congreso prefiere a Sánchez en la Moncloa antes que cambiar el Gobierno de España", añadió el eurodiputado Jorge Buxadé, portavoz nacional de Vox.
Una de las pistas que apunta a que Vox no medirá el éxito de la propuesta por el resultado de la votación es que, al margen de Abascal, el otro portavoz elegido para participar en el debate es un desconocido para el público, el diputado Ignacio Garriga, que busca presentarse a los votantes de cara a las próximas elecciones de Cataluña, en las que será candidato.
Una moción contra el PP
A la vista de que la moción no tumbará a Sánchez, la verdadera batalla en esta moción de censura se encuentra en el intento de Vox de ocupar el puesto del conservador Partido Popular como líder de la oposición.
Sabedores de que el marco de debate no les favorece, los conservadores contratacaron en las últimas horas criticando a Vox por proponer una moción que no representa ningún riesgo real para el Gobierno.
"Es un tema que no me importa nada. No voy a gastar un solo minuto en hablar de esa maniobra parlamentaria condenada al fracaso", dijo el 19 de octubre el líder del Partido Popular, Pablo Casado, tras ser preguntado por la moción en rueda de prensa.
"Es una gran mentira que termina este jueves con un fracaso", añadió este 20 de octubre Cuca Gamarra, portavoz parlamentaria de los conservadores.
"Secuestrar el Congreso"
Pedro Sánchez se inclinó en las últimas horas por preservar una imagen de institucionalidad, afirmando que afronta el debate con la "máxima seriedad".
"Vamos a ver un combate por quedarse con los votos de extrema derecha y derecha extrema. Para eso van a secuestrar el Congreso durante dos días", dijo este 20 de octubre Pablo Echenique, portavoz parlamentario de la formación izquierdista Unidas Podemos.
En un tono similar se expresó el secretario de organización del PSOE y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, que ve el debate como "un ajuste de cuentas entre la ultraderecha y la derecha".
Desde fuera del Gobierno el rechazo a la moción también es claro. Por ejemplo, el diputado Edmundo Val, portavoz del partido liberal Ciudadanos, calificó este 20 de octubre la propuesta como "inoportuna, irresponsable y partidista".
El rey llama a la concordia
Con estos mimbres, España afronta dos jornadas de debate parlamentario que se antojan acaloradas, sobre todo a la vista de que el resultado de la votación es lo que menos importa.
Además, esta cita llega en un momento de gran polarización, tras bochornosos episodios de enfrentamiento institucional en el que han sido objetos de disputa el estado de alarma contra el coronavirus en Madrid, la reforma del Poder Judicial o incluso la figura del rey.
En ese contexto, el Rey de España utilizó el 16 de octubre la plataforma de los Premios Princesa de Asturias para dar un toque de atención a la clase política.
"Cuando muchos ciudadanos sienten una gran incertidumbre y preocupación por su situación económica, es necesario que todos hagamos un esfuerzo colectivo, un gran esfuerzo nacional de entendimiento y de concordia", dijo Felipe VI.
La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, también prevé un debate duro, y por eso pidió este 20 de octubre a sus señorías que expresen sus argumentos libremente, pero siempre de forma "serena" y evitando que el hemiciclo viva un "show épico" lleno de "insultos", un llamamiento que refleja a la perfección cuál es el clima político a pocas horas de la cita parlamentaria.
"Espero que podamos tener un debate sereno, profundo, de ideas y de contenido, y evitar que el insulto se acabe trasladando a la sociedad (…) Tengo la sensación de que últimamente los partidos, en vez de competir en moderación, compiten en radicalidad y polarización", lamentó Batet.