Pompeo declaró el pasado 23 de septiembre en Wisconsin que China está tratando de influir en los gobiernos estatales y locales de EEUU, incluso a través de acuerdos de ciudades hermanadas, ya que estos programas supuestamente forman parte de la "propaganda en el extranjero" del Gobierno chino.
No obstante, el senador Chris Larson vinculó "la fijación del secretario Pompeo y la Administración Trump con China" con el hecho de que "ellos mismos son culpables de muchas cosas de las que acusan a China", como la respuesta a la pandemia del COVID-19, la propaganda, la interferencia en el trabajo de los científicos, así como los ataques a los medios de comunicación.
En julio de este año, Pompeo declaró que EEUU quisiera construir una coalición de países para enfrentar a China y alterar su comportamiento.
El principal posible miembro de dicha alianza es la Unión Europea.
En particular, el Reino Unido dejó de cooperar con la empresa china Huawei para desarrollar la tecnología 5G, recordó el experto. Sin embargo, los países continentales siguen cooperando con China y no quieren obedecer a EEUU.
Por ejemplo, a principios de septiembre se celebró una cumbre en línea que contó con la participación del líder chino, Xi Jinping, la canciller alemana, Angela Merkel, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
"La Unión Europea no está particularmente interesada en la alianza antichina", comentó, a su vez, Temur Umárov, consultor del Centro Carnegie de Moscú. Bruselas, según él, "sigue una línea más pragmática, basada en los intereses de cada país, sus propios proyectos".
Otro asunto es Australia. Canberra tiene una relación complicada con Pekín. Después de que los australianos pidieran una investigación independiente sobre las causas del coronavirus, los chinos prohibieron parcialmente la importación de la carne australiana, expulsaron a los periodistas del país, e incluso un periodista fue arrestado por sospecha de espionaje.
"Unirse a la alianza agravará la posición de los australianos. No obtendrán ningún beneficio. Lo más probable es que, a través de canales internos, Canberra ya esté tratando de arreglar la situación", señaló el interlocutor de la agencia.
Al mismo tiempo, Dmitri Súslov recordó que Australia es miembro del Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (Quad), que también incluye a Japón, la India y Estados Unidos.
"Esta asociación se creó sobre la base antichina. Sin embargo, ni Japón ni la India quieren una confrontación con China, y mucho menos una confrontación económica. Tokio tiende a mantener el equilibrio entre la cooperación y la rivalidad, y Nueva Delhi, a pesar de los problemas territoriales, trata de mantener los lazos existenciales con China, y de no perder la independencia de su política exterior", argumentó.
Estados Unidos también involucraría a Rusia en la alianza contra China.
"La Administración Trump quiere mejorar las relaciones con Moscú al empeorar su cooperación con Pekín. Aseguran que Rusia tiene objetivamente más contradicciones con China que con Estados Unidos, y todavía no descartan una cooperación ruso-estadounidense sobre la base antichina, al menos en algunas regiones, como en el Ártico", afirmó Súslov. Sin embargo, el experto opinó que este escenario es extremadamente improbable.
🇺🇸 🇷🇺 Ciertos círculos en EEUU promueven la idea de unirse con Rusia para hacer frente a China. ¿Es viable este plan? 👇 https://t.co/cxI828N6jk
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) July 28, 2020
Es en el Sudeste Asiático donde EEUU tiene más oportunidades de formar una alianza contra China: Vietnam y Filipinas tienen conflicto territorial con el gigante asiático en el mar del Sur de China.
"Si eres amigo de los dos países que están en lados opuestos de las barricadas, a veces es posible llevarse bien con ambos, pero a veces es bastante inconveniente", admitió el primer ministro de Singapur, Li Xianlong. Es decir, no quieren elegir entre dos socios importantes.
Los interlocutores de Sputnik resumen que las declaraciones de Pompeo son ante todo parte de la campaña electoral. No es beneficioso —y resulta incluso peligroso— para cualquier país entrar en una confrontación abierta con China. Además, la Administración Trump desprestigió las relaciones de aliados tanto en Europa como en Asia.